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Notas al vuelo

La Ruta de la Arriería

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Gonzalo Silva Rivas
26 de febrero de 2025 - 05:00 a. m.
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Una de las regiones turísticas más representativas de Colombia, el País de la Belleza, la sintetiza el departamento de Caldas. Su fragoso territorio abarca el esplendor y la inconmensurable riqueza de la biodiversidad nacional: imponentes montañas por las que escalan todos los pisos térmicos, ríos, selvas, bosques y reservas naturales de indescriptible belleza. Acopia un vasto espacio territorial de paisajes multicolores, refundidos entre el trópico y la nieve, que lo posicionan como un privilegiado referente del turismo sostenible.

Hacia el norte se extiende una de sus zonas más emblemáticas, con pueblos pintorescos de clima primaveral, integrados por la Ruta de la Arriería, que da vida a un fascinante recorrido por la historia de la colonización caldense. Fue por sus boscajes tupidos por donde penetraron las excursiones antioqueñas que fundaron los primeros municipios. El trayecto rememora las gestas que tejieron campesinos corajudos y aventureros, quienes, a finales del Siglo XVIII, a lomo de mula, desafiaron la naturaleza para refugiarse entre sus cañadas y filos montañosos, con familia y enseres, trazando el camino del desarrollo regional y de su singular cultura, sinónimo de empuje y dedicación.

La ruta comprende un sugestivo tramo de 120 kilómetros, pincelado por la variopinta diversidad de flora y fauna y un inapreciable patrimonio cultural. Entre las faldas de la Cordillera Central desfilan los municipios de Aranzazu, Salamina, Pácora y Aguadas, integrantes del mismo espacio morfológico e identificados por su arquitectura tradicional, encanto colonial y autenticidad de la población.

Designados -en su mismo orden- con una característica intrínseca: el Faro del Norte, la Ciudad luz, la Ciudad del agua y la Ciudad de las brumas, esta colección de coloridos pueblos se integra al Eje Cafetero, con una economía orientada hacia nuestro principal producto de exportación, distintivo de la identidad nacional, y la promoción de un oferta turística con reconocimiento internacional, por las características de su particular entorno de colinas ondulantes, parques naturales y bosques nubosos. Salamina y Aguadas ostentan el título de Patrimonio Cultural Colombiano y son bienes de obligada preservación.

El punto de partida es Manizales, la Ciudad de las Puertas Abiertas. Una urbe dinámica, industrial y comercial; reconocidamente culta, con siete universidades para medio millón de habitantes, cálidos y amables por idiosincrasia y respetuosos del espacio público. Sus calles están interconectadas por redes de viaductos que nivelan los sobresaltos de la empinada topografía y la actual arquitectura modernista convive con la herencia de estilos neoclásico, republicano y neogótico. Este último lo exhibe la Catedral Metropolitana, cuya torre de 115 m supera cualquier otra de Hispanoamérica, y escalarla, hasta el llamado corredor polaco, es como trepar al cielo.

La capital de las corridas de toros, con su famosa Feria de inicio de año, es un epicentro cultural de reconocida importancia. Son múltiples los eventos que unen a residentes y turistas, como el Festival Grita o el Festival Internacional de Teatro. También es un destino para el relax por sus termales, y un edén para los amantes del ecoturismo, dispuestos a explorar escarpados, realizar caminatas y practicar avistamiento de fauna y flora en el Parque Nacional Los Nevados, o de aves en la reserva natural de Río Blanco, que concentra el 40 % de las especies registradas en Colombia.

De Manizales se pasa a Neira, a 40 minutos, pequeño pueblo dormitorio del área metropolitana de la capital, relajado y tranquilo, ideal para caminar y compartir con los pobladores y disfrutar de una variada propuesta de rutas para senderismo. Alternativas que se replican en Aranzazu, el siguiente destino, en donde se destaca el bello Santuario de Nuestra Señora de la Consolación, convertido en concurrido lugar de peregrinaje.

El recorrido se extiende a Salamina, uno de los diez pueblos más hermosos de Colombia, declarado Patrimonio Nacional, cuya representativa arquitectura colonial y republicana se entrelaza con las construcciones en guadua, fundidas con la naturaleza. Una vista que se proyecta en espectaculares imágenes, divisadas desde el mirador que corona al municipio. Visitar sus fincas cafeteras es un imperdible turístico. El Enmanuel Maná Café, propiedad de Pedro Céspedes, un caficultor raizal, es una excelente opción, a precio accesible, para conocer el proceso de elaboración del café desde la planta hasta la taza, a través de un pausado recorrido que valora la dedicación campesina detrás de cada grano. Y en el corazón del municipio emerge el Salamina Highs, hermoso hotel Boutique de interior afrancesado y paradisiaco jardín interior.

De paso por Pácora se descubre un pequeño rincón de marcada cultura campesina, cuya apuesta es el sereno río que lleva el mismo nombre, para practicar pesca y actividades acuáticas, junto al reluciente escenario de valle y montaña para ecoturismo y senderismo. Al final del trayecto, a 2.214 m.s.n.m., se eleva Aguadas, con varios miradores, que, en lontananza, entre la bruma, permiten contemplar la perfección de los cultivos cafeteros, serpenteados por senderos naturales. Es un poblado de casas coloniales, con balcones de madera tallada, sede de la Fiesta de la Cosecha del Café y del Festival del Pasillo.

Declarada Patrimonio de Colombia, Aguadas es reconocida por sus artesanías de palma de iraca y por el icónico sombrero aguadeño, la mayor expresión de los saberes ancestrales de los artesanos locales. Es un símbolo de la historia y del genuino talento local, como lo define Luis Fernando Arias, el diligente secretario de Turismo municipal. La calidad del accesorio le ha permitido traspasar las fronteras nacionales e ingresar a las colecciones personales de prestantes figuras públicas, como el Papa Juan Pablo II y el rey Carlos III del Reino Unido.

La ruta que rememora la odisea de los intrépidos arrieros antioqueños es, hoy, un atractivo turístico para viajeros modernos, que tienen la posibilidad de evocar la historia épica de una colonización que, a lomo de mula, transformó la selva en un acogedor destino de belleza natural, un paraíso de experiencias tentadoras que se debe disfrutar con el sabor y aroma de unas deliciosas tazas de café.

En el sector: Arranca hoy en Bogotá la versión 44 de la Vitrina Turística de Anato, el evento promocional y comercial más importante del turismo colombiano. Durante tres días se reunirán en Corferias más de 1.500 expositores provenientes de 33 países para trazar alianzas comerciales y definir las tendencias del mercado turístico para el resto del año. Por primera vez en el certamen participarán China y Andorra, y serán Brasil Santa Marta los destinos invitados de honor.

gsilvarivas@gmail.com

@gsilvar5

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Carlos Arturo Molina Rios(92784)26 de febrero de 2025 - 04:13 p. m.
Tiene Caldas y sus hermosos municipios la oportunidad de mirarse al espejo de sus pares quindianos y corregir los errores de estos, que con un turismo multitudinario , azaroso y costoso han perdido su encanto. Están a tiempo .
AtehortuA(40638)26 de febrero de 2025 - 02:57 p. m.
La historia de esta hermosa región ha estado marcada por grandes desafíos, como desastres naturales y conflictos de diversa índole. Los caldenses han desarrollado una notable capacidad de adaptación y superación, lo que se traduce en una actitud positiva ante la vida y las adversidades. Y el departamento sigue ahí, firme, creciendo, bajo la sombra tutelar de ese incierto guardián: el nevado del Ruiz.
Atenas (06773)26 de febrero de 2025 - 01:19 p. m.
De la región paisa soy originario, y de esos hermosos y maravillosos lares he hecho un paraíso pa siempre volver de mí diáspora laboral.Su envidiable topografía de breñas q’ invitan al esfuerzo, la feracidad de sus suelos, su microclima sanador, la cordialidad de sus gentes y de alegría picaresca, la encantadora belleza de sus mujeres- diligentes y hacendosas como pocas-, y en general todo su atractivo natural, hacen de Caldas fiel exponente, y así rezuman su sin igual potencial turístico.Atenas
carlos olivares(23084)26 de febrero de 2025 - 12:52 p. m.
Linda descripción de esa hermosa tierra. Se les olvida mencionar los atropellos de esos colonizadores para con los nativos. Toda gra gesta está sembrada de cadáveres.
ABárcenas(u2e34)26 de febrero de 2025 - 06:03 a. m.
M encantó su columna y ese homenaje a nuestro hermoso departamento. La idiosincrasia del habitante caldense es una mezcla de hospitalidad, orgullo cultural, resiliencia, amor por la naturaleza y un fuerte sentido de comunidad. Estas características hacen de Caldas una región única y acogedora en Colombia y la música, especialmente la música tradicional como el bambuco y el pasillo, juega un papel importante en la vida cultural de los caldenses. Gracias!
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