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Se estima que cerca de 360 millones de viajeros traspasarán las fronteras internacionales durante este período vacacional, con el que se da la bienvenida a la temporada de verano en Estados Unidos y Europa y al receso escolar en Colombia y otros países de la región. La elevada cifra refleja solo un segmento del formidable mercado turístico que abarrota pueblos y ciudades, y que, en una época como esta, abundante en tumultos y congestiones, intensifica fenómenos de patente incidencia en la industria de los viajes, como es el caso de la vivienda turística.
El arriendo de alojamientos de corta duración en el mundo registra un sorprendente crecimiento exponencial, con consecuencias en la dinámica residencial de muchas ciudades. Su auge, hoy por hoy, es una tendencia global y un factor determinante para la dinamización del sector, tras los estragos dejados por la pandemia. Lo que comenzó, desde los albores de la década de los noventa, como una alternativa ocasional, poco convencional, para albergar viajeros dispuestos a encontrar experiencias económicas y personalizadas, pasó a transformarse en opción preferencial dentro de la industria de la hospitalidad.
En medio de una reñida competencia con el modelo hotelero formal, el aumento considerable del alquiler vacacional plantea una eventual metamorfosis del panorama turístico, por cuanto genera atractivas oportunidades económicas, pero, de paso, evidencia retos significativos. Pues si bien es cierto que contribuye a revitalizar zonas urbanas y a diversificar la oferta inmobiliaria, atrayendo turistas y permitiéndoles a los propietarios de las nuevas unidades obtener fuentes de ingreso, y a los huéspedes la alternativa de disponer de espacios privados y familiares, también ocasiona un impacto negativo en las urbes. Estas terminan comprometidas ante factores que pueden resultar nocivos, como la súbita transformación urbanística, la especulación inmobiliaria y la presión sobre las infraestructuras de transporte y servicios públicos.
A espaldas de su éxito se ocultan los desafíos, con una innegable carga de incertidumbre sobre los alcances de su sostenibilidad. En numerosos destinos, su desmandada evolución ha conducido al encarecimiento en los precios de venta y alquiler de vivienda, provocando inflación, pérdida de espacios residenciales y aumento de ruidos y basura. Esta expansión se ha convertido en un factor determinante para la aceleración de procesos de gentrificación y turistificación en las ciudades, alterando el tejido social, al forzar el desplazamiento de la población nativa de las zonas turísticas, tensionando sus relaciones con los visitantes, que, no en pocas ocasiones, ha conducido a la agresión.
Esta disrupción causada en el mercado turístico por la vivienda temporal tiene como eje central a las plataformas de alquiler vacacional, varias de ellas conocidas en el país, como Airbnb, Vrbo y Bookig.com, que han adquirido gran posicionamiento, fomentando la competitividad en el sector, dado su fácil uso y acceso para propietarios y viajeros, a través de aplicaciones móviles e interfases amigables. Gracias a su aporte, las viviendas turísticas facturaron el año pasado, a nivel mundial, alrededor de US$100.000 millones, con proyecciones aproximadas de US$320 mil millones para el final del próximo quinquenio.
En Colombia, la oferta de alojamiento de corta duración muestra un vigoroso aumento. Lo destaca Cotelco, en un informe que revela que el número de estos inmuebles matriculados en el Registro Nacional de Turismo, entre 2022 y 2024, creció 380 %, mientras que el de los hoteles fue del 25 %. Según estadísticas oficiales, en el país, el año pasado, prestaban servicio turístico 53.248 unidades residenciales, equivalente al 74.9 % del total general de la oferta de alojamiento. Sin embargo, en las plataformas digitales se promocionan más de 90 mil propuestas, situación que refleja la existencia de un alto porcentaje de prestadores de servicio no formalizados.
Ciudades como Medellín, donde se cuenta con el mayor número de propiedades en alquiler; Bogotá, Cartagena y Cali, aportan la tajada más grande del porcentaje. Una estimación de ingresos por ese concepto a nivel nacional refirió un monto de US$650 millones en el transcurso del año pasado. Las rentas cortas que produce se han constituido en una fuente importante de ingresos para sus propietarios, quienes, según un estudio de Asohost, Asociación Colombiana de Prestadores de Servicios Turísticos por Plataformas Digitales, sobrepasan las 63 mil personas, en su mayoría mujeres, pensionados y jóvenes emprendedores.
Los defensores del modelo defienden los aportes al empleo y al desarrollo económico, pero el hecho de que su tendencia de crecimiento avance sin un estricto control gubernamental, produce seria preocupación, no solo entre los hoteleros, por la situación de desigualdad tributaria que divide al sector, sino, en general, entre los residentes de zonas o barrios en los que el cambio en el uso de la vivienda se acelera, con riesgos de desplazamiento de los residentes y de afectación a la convivencia y a la vida social de las copropiedades.
El progresivo incremento en el alquiler de vivienda de corta duración en el país compromete a las autoridades a realizar los ajustes necesarios en el marco legal, tanto en términos de regulación como de fiscalización, siguiendo el ejemplo de varios de los destinos agredidos por una actividad turística descontrolada. De ahí que la normatividad debe marchar a la velocidad de los cambios. Equilibrar el desarrollo económico que genera este servicio, con el bienestar de los residentes, es fijar reglas claras para contribuir a la convivencia social y al desarrollo de un turismo inmersivo, seguro y responsable.
En el sector: La campaña promocional Colombia, el País de la Belleza se ha convertido en una pieza estratégica del actual Gobierno para posicionar nuestra imagen en el mundo. Bajo esta narrativa, ideada para resaltar la biodiversidad, la riqueza cultural y la calidez de los colombianos, así como la importancia de ofrecer una propuesta turística sostenible, se han conseguido resultados tangibles, como aumentar de manera considerable el flujo de viajeros internacionales y atraer inversionistas extranjeros. Sus logros más recientes se dieron en el Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions, recientemente finalizado, en el que se premiaron, con oro, plata y bronce, tres campañas enfocadas dentro de la narrativa principal, relacionadas con rutas migratorias de especies animales, reactivación de pistas aéreas en destinos turísticos emergentes y difusión de atractivos naturales, culturales e históricos.
@gsilvar5
