Las altas cifras de contagios y de muertos por coronavirus que registra el país en los últimos días, con leve disminución de la tendencia en los recientes, limita las posibilidades del sector turístico de contar con una temporada vacacional más concurrida y optimista, como meses atrás figuraba en las cuentas de algunos empresarios. Los nuevos aires que traen los días soleados que prometen llegar, terminada la estación húmeda, poco alimentan las expectativas de que sea esta la ocasión para acelerar los motores de la actividad, que en lo que va corrido del año se reactiva de manera lenta, con resultados contables frágiles y preocupantes.
Buena parte de sus protagonistas, entre ellos las comunidades que se benefician de esta industria, se encuentra lejos de sobreponerse al lastre de cargar, todavía, con las consecuencias económicas y sociales que conlleva la prolongada crisis sanitaria mundial, en la que Colombia se ubica entre las naciones más afectadas y de peor manejo del COVID-19. Sin embargo, mirada en retrospectiva, la situación difiere claramente del desolador panorama que, para la época, se vivía en 2020, resultado de las primeras oleadas de contagios y del mantenimiento de fuertes medidas restrictivas en todos los rincones del planeta.
Durante el primer semestre, la actividad arrancó primero y con mayor ritmo que en otros países de la región, pero, como era de esperarse, por las difíciles circunstancias que generaron los siguientes picos, el comportamiento, aunque favorable, fue incierto y pausado. La comercialización, tanto del segmento vacacional como del corporativo, experimentó cifras de crecimiento, distanciadas de los niveles previos a la pandemia. La ocupación hotelera subió, las agencias de viajes reanudaron ventas y los vuelos nacionales se reactivaron. Al final del primer trimestre, el mercado aéreo doméstico que se movilizó por el aeropuerto El Dorado, el principal del país, representó el 63 % del tráfico de 2019, en tanto que el internacional apenas sí alcanzó el 27 %.
Ligeros alivios llegaron con la Semana Santa, ante el desplazamiento de 2,3 millones de pasajeros por las diferentes terminales del país, y con los puentes festivos, entre ellos el religioso de este fin de semana, que proyecta un movimiento superior a los 630 mil pasajeros por vía terrestre y algo más de 280 mil viajeros en rutas aéreas domésticas. Para la temporada vacacional de mitad de año las estimaciones previas rondan en los 3,9 millones de pasajeros en tránsito por los aeropuertos -equivalente al 56 % de los movilizados en 2019-, meta que, de cumplirse junto con otras variables como movilización por tierra y ocupación hotelera, significará el suministro de una oportuna dosis de oxígeno al sector.
Las esperanzas de una mejor temporada, entonces, habría que transferirlas para diciembre, a la espera de que se dinamice el turismo interno, en el que estarán puestas las esperanzas de los empresarios, ante la demora del internacional debido a las complicaciones sanitarias y restricciones por las que atraviesa la mayoría de los países del mundo. Millares de colombianos anhelan retomar sus viajes de descanso, en medio de un ambiente de constantes tensiones, y serán ciudades y regiones como San Andrés, Cartagena, Santa Marta, Eje Cafetero, Antioquia y Meta, las que habrán de marcar la pauta de los flujos de turistas, que buscan, preferencialmente, destinos al aire libre, aquellos que encajan en categorías de sol y playa, ecoturismo y turismo de naturaleza.
Esta será una recuperación asimétrica, por cuanto las grandes capitales y ciudades intermedias que están siendo seriamente afectadas por el Covid, tendrán una redención más tardía, con la excepción, quizás, de Bogotá que, pese a su elevado reporte de casos de contagio, figura entre los destinos más requeridos para las agencias de viaje. La pandemia, al final de cuentas, se convierte en un problema para lugares de interés turístico susceptibles de aglomeraciones y congestiones.
El panorama no pinta claro para el sector empresarial del turismo, sometido a relativa parálisis desde marzo de 2020 y sobre cuyos negocios se mantiene latente la amenaza y se agudiza en la medida en que la reactivación demora en tomar fuerza. Al cierre del primer semestre son numerosas las empresas, especialmente medianas y pequeñas, las que acumulan descensos en la facturación, con la urgencia de compensar pérdidas en el largo viaje que queda para llegar a los niveles de estabilidad.
Mientras el tejido empresarial se resquebraja, el avance de la vacunación en el país sigue siendo lento y, ahora, absorbido por el furor de la tercera ola de pandemia. El reto de alcanzar la inmunidad de rebaño, alrededor de 35 millones de vacunados en dosis completas, se encuentra lejano. Según el reporte del Ministerio de Salud y Protección Social, hasta el lunes 27 de junio se habían aplicado 6,1 millones de segundas dosis y 18.775 en vacunas monodosis, es decir, de una sola aplicación.
El 2021 pinta ser un año de subsistencia para el sector turístico nacional, un motor estratégico de nuestra economía en los últimos tiempos. Del ajuste del proceso de inoculaciones y de las máximas garantías que se ofrezcan para recobrar la confianza de los viajeros dependerá aumentar la velocidad de recuperación y lanzar el salvavidas a millares de empresarios al borde de la quiebra que, de un momento a otro, podrían quedar en vacaciones y, lo peor, de manera definitiva.
Twitter: @gsilvar5