El remezón burocrático que sacude el ajedrez turístico modifica el decorado de las oficinas públicas pero no le cambia el rumbo a la estrategia gubernamental en el sector.
Tras el retiro de las ministras de Comercio y Transporte, el estreno de silla de la directora de Procolombia, y la eventual salida -con maletas empacadas- del director de la Aerocivil, habrá continuidad en las políticas de la administración Santos para su recta final. Las apuestas para 2018 seguirán siendo la conquista de cinco millones de turistas internacionales y de US$5 mil millones en divisas.
La meta será mantener el país en fila, detrás de los que lideran el ranking latinoamericano para responder a una década de avances que, aunque significativos, no nos alcanzan para meternos en el pelotón liderado por México, Brasil, República Dominicana y Argentina. El aporte de esta industria en la economía nacional es cada día más influyente en ingreso de dólares, empleo formal y modernización de infraestructura. Registra el mayor potencial de la balanza comercial y participa con el 6% del PIB.
Un balance preliminar dejado en el sector por parte de quienes se van luce positivo pese al sinnúmero de limitaciones que enfrenta el turismo dentro de las políticas oficiales. La ministra Cecilia Álvarez le impregno entusiasmo el cargo y orientó su labor hacia la promoción y la competitividad. En la primera, el impulso se refleja con la aprobación de $63.000 millones para 2015, y en la segunda -donde el país camina por escalas más bien bajas-, de $27.000 millones, invertidos en capacitación, formulación de planes de desarrollo turístico, diseño de productos y fortalecimiento empresarial regional.
Su controvertida colega de Transportes, Natalia Abello, se le midió a la tarea de modernizar la infraestructura aeroportuaria, priorizando una inversión cercana a los tres billones de pesos para sacar del atraso a varias decenas de pequeños y medianos aeropuertos, cuyas esperanzas por mejorar su accesibilidad empiezan a revivir.
El plan de obras, que incluye grandes terminales, entre ellos los de concesión -como es el caso de Eldorado- le pone alas al tema de la conectividad.
María Claudia Lacouture trepa a Mincomercio con alto nivel de reconocimiento y una acumulada experiencia en la industria sin chimeneas, fortalezas que le podrían inyectar mayores vatios. Durante sus trece años al frente de Proexport y ProColombia enfocó esfuerzos para estimular el compromiso empresarial, diversificar productos y promover la imagen internacional del país, imprimiendo su último sello con la propositiva campaña de “Colombia es realismo mágico”. El ingreso de turistas internacionales pasó de 2.4 millones a cuatro millones en el último quinquenio.
El director de la Aerocivil, Gustavo Alberto Lenis, regresa a la empresa privada después de intentar ponerle orden a una entidad politizada y poco eficiente. Cierra su ciclo dándole el último empujón al nuevo aeropuerto bogotano, actualizando el Plan Maestro y colocándole ruedas al proceso de construcción de Eldorado II. Entre sus logros se suman la protección de los derechos de los consumidores aéreos y la aplicación de medidas para frenar los abusos de las aerolíneas.
Independiente del desgaste o del manejo equivocado de gestión que hayan tenido en otros sectores a su cargo, las ministras cumplieron su libreto y le abonaron algunos avances al turístico. Sus sucesores se encontrarán en salmuera con numerosos pendientes que deberían ser atendidos para equilibrarle las cargas y hacerlo verdaderamente competitivo nacional e internacionalmente.
Favorecer su entorno fiscal, incentivar la colaboración público privada, mejorar los productos y adecuarlos a las realidades del mercado, elevar la capacitación, optimizar la hospitalidad, facilitar créditos, promover inversiones, pero en general, darle el rango institucional que merece esta industria, serán parte de sus retos.
Existen tareas puntuales como frenar la informalidad, para la que el presidente de Cotelco, Gustavo Adolfo Toro, propone una atractiva fórmula, que consiste en descontar los pagos hechos en alojamientos formales de la base gravable del impuesto de renta. También, maximizar los estándares de calidad para el Registro Turístico, excluir al turismo de la sobretasa de energía para nivelarlo con el resto de la industria, y eliminar el Ipoconsumo en alimentos y bebidas para transformarlo en un IVA único, con un solo registro impositivo.
El cambio de decorado luciría mejor si más allá del simple revolcón en el ajedrez político se les permite a las nuevas fichas ampliar su visión sobre este sector, estratégico para hacerle jaque mate a las incertidumbres que despierta el proceso de transición hacia la paz, oscurecido por las malas jugadas de los peones de la insurgencia y los duros cuestionamientos de los alfiles de la oposición.
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