Notas al vuelo

Los barones del espacio

Gonzalo Silva Rivas
22 de septiembre de 2021 - 05:00 a. m.

Tres hombres inmensamente acaudalados son los protagonistas del hito histórico que acaba de reseñarse en la competitiva carrera hacia el turismo espacial que registró, el pasado fin de semana, su capítulo más reciente, luego del aterrizaje de la cápsula Dragon, de la compañía estadounidense SpaceX. Epílogo de una seguidilla de tres misiones en menos de un trimestre y preámbulo de la nueva era de los viajes espaciales privados que prende motores en medio del naciente debate sobre la oportunidad y conveniencia de esta ambiciosa apuesta por comercializar las galaxias.

Primero, el pasado 11 de julio, el multimillonario británico, Richard Branson, atravesó los cielos a bordo de un avión espacial supersónico propulsado por un poderoso cohete, construidos por su compañía, Virgin Galactic. Luego, el 20 del mismo mes, Jeff Bezos, flamante propietario de Amazon -coronado este año como el hombre más rico de la tierra-, celebró su primer viaje de placer al interior de una astronave, también, desarrollada por su firma constructora Blue Origin. Dos misiones breves, realizadas en un solo día, sin salir del espacio suborbital, a menos de 100 km de altura y en las que los pasajeros –ninguno astronauta- experimentaron varios minutos de ingravidez.

Pero fue la de SpaceX, que despegó el miércoles desde Cabo Cañaveral, la que marcó pauta e impuso varios registros en el mano a mano por transformar el espacio en escenario turístico. Su cápsula, el SpaceX Crew Dragon, penetró a las profundidades orbitales: se elevó a cerca de 550 km de la tierra, por encima de la órbita de la Estación Espacial Internacional (EEI) -un laboratorio de investigación en microgravedad habitado por científicos-, localizada a 340 km de altitud. Giró sobre el planeta una veintena de veces y prolongó el viaje durante tres días.

Además, inauguró página en la floreciente industria, al ser el primer viaje estrictamente comercial y transportar a la primera tripulación civil, compuesta por dos mujeres y dos hombres, los turistas pioneros en dar rienda suelta al sueño de realizar un viaje orbital. Fue costeado por Jared Isaacman, adinerado emprendedor, dueño de una plataforma de pagos para grandes clientes de hostelería, quien donó los tres cupos restantes a personas caracterizadas por fomentar “misiones de liderazgo, esperanza, generosidad y prosperidad”.

SpaceX, propiedad del magnate sudafricano Elon Musk, es la más compañía sólida del mercado. Fue la primera en reactivar los viajes al espacio exterior desde territorio norteamericano, inexistentes desde 2011, y trabaja de la mano con la NASA en el transporte de tripulantes. Hoy en día registra el mayor avance en materia de investigación y de expediciones espaciales y desarrolla cohetes capaces de movilizar astronautas a la órbita terrestre para visitas de varios días de duración. Sus naves de bajo impacto son producidas bajo los principios que el mismo Musk le imprime a Tesla Motors, su fábrica de autos sustentables, que funciona a base de electricidad y de productos amigables con el medio ambiente.

Los tres son empresarios con una clara visión sobre el turismo espacial. Branson espera que su tecnología de aviones se convierta en un negocio de viajes hipersónicos de punto a punto por todos los rincones del mundo, para trasladar pasajeros en fracción de tiempo inferior a la que actualmente se toma un avión comercial. Bezos confía en desarrollar técnicas científicas para naves orbitales reutilizables, parecidas a los que opera SpaceX, que promuevan el turismo espacial a gran escala y allanen el camino a conquistas más ambiciosas, como trasladar la industria pesada por fuera de la Tierra. Entre tanto, Musk prueba un potente cohete con el que, a corto plazo, pretende llevar humanos al planeta Marte, con miras, incluso, a establecer allí una colonia poblacional, antes de finalizar el siglo.

No cabe duda de que estos tres visionarios adinerados hacen un aporte trascendental a la tecnología para ponerla, por ahora, al servicio del turismo espacial, gesta que ha quedado impresa en los anales de la historia. Sin embargo, al destapar las cartas de sus innovaciones, sobre ellos cae un estrepitoso alud de críticas, promovido por quienes piensan que sus hazañas son un tiro al aire, perdido, frente a las calamidades de un planeta plagado de problemas, que podrían ser aliviados con sus cuantiosas inversiones espaciales. Una cuestionada expresión de vanidad en oscuras épocas de tragedia, cuando el hambre mata a 40 millones de personas al año en la Tierra, el calentamiento global no da tregua y la humanidad se encuentra vulnerable ante la irrupción de la pandemia.

Branson, Bezos y Musk, los barones del espacio, se defienden. El argumento es que su desarrollo tecnológico en manera alguna significa desperdicio de dinero y que su objetivo, también, conduce a la búsqueda de respuestas a los problemas terrestres. Por eso, seguirán adelante en la lucrativa conquista de las estrellas, acelerando los motores de su seductora industria privada que, por varias décadas, estará restringida para beneficio de una minoría de clientes ultrarricos, a quienes lo único que les falta acumular son emociones siderales: algo así, seguramente, como oro en polvo cósmico.

En campo ajeno. Duros han sido los ataques contra algunos mandatarios locales por el crecimiento de la inseguridad en el país. Sin embargo, este es un flagelo multicausal que no se soluciona solo con reacción policial. Son diversas las variables socioeconómicas que lo explican, aunque no lo justifiquen. La corrupción, la desigualdad, el desplazamiento forzado y la informalidad, entre otras, inciden en una adecuada convivencia. Y la búsqueda de alternativas para enfrentarlo debe partir de una política de Estado, liderada desde el alto Gobierno.

gsilvarivas@gmail.com

Twitter: @gsilvar5

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Yesid(xq8m1)22 de septiembre de 2021 - 05:15 p. m.
Instead of letting the billionaires keep playing in space, we need to seize the wealth they’ve extracted from us and redeploy it to address the climate crisis — before it’s too late. https://www.jacobinmag.com/2021/07/billionaires-space-richard-branson-jeff-bezos-elon-musk
Turiscol(15611)22 de septiembre de 2021 - 01:38 p. m.
Si Bezos, Branson y Musk quieren salvar a la humanidad, primero tienen que convencernos.
Atenas(06773)22 de septiembre de 2021 - 01:18 p. m.
Interesante columna q’ versa sobre tópico no apto pa legos: la historia está cundida de hombres visionarios y pioneros, q’ marcan el derrotero de la especie y en cuya senda siempre habrá sectores perdidos, cual ley natural q’ publica/ no se admite. Dijo un reconocido doble escalador del Everest: en el penoso ascenso no cabe mirar atrás. Dolorosa realidad de la especie, se infiere de Ch.Darwin.
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