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Pardo mejor que oscuro

Gonzalo Silva Rivas

20 de octubre de 2015 - 09:00 p. m.

Aunque el turismo internacional hacia Bogotá muestra cierta mejoría y la capital se valoriza como destino de viajes, fueron pocos los avances en gestión pública logrados durante la administración Petro para apalancar el entorno de una industria como esta, que por sus características involucra una multiplicidad de decisiones y acciones interinstitucionales y resulta sensible a gran parte de los impactos que afectan la dinámica de la ciudad.

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Los problemas de movilidad, infraestructura vial, basuras, seguridad, mendicidad y espacio público, en los que se encuentra sumergida la capital, repercuten de modo directo en el sector, y en estos últimos cuatro años no fue posible conseguir las soluciones, debido, entre otras cosas, a la falta de gerencia de los funcionarios responsables.

Mirado desde la perspectiva de la consolidación de una política turística, el papel de la actual administración tampoco fue preponderante. En parte, por la concepción ideológica del alcalde que no consideró la industria como prioridad dentro de su programa de gobierno, pese a que esta se ha convertido en apreciable generadora de divisas y se perfila como un motor de desarrollo en el mundo. El instituto oficial que representa al sector se encuentra entre las tres entidades distritales con más bajo presupuesto, y las dos terceras partes de sus recursos se destinan a gastos administrativos. En consecuencia, la inversión es poca y su segmentación en pequeños proyectos la hace irrelevante.

Para que Bogotá consolide una imagen turística requiere de la intervención decidida de un alcalde dispuesto a consolidar una entidad líder, con presupuesto razonable y en cabeza de un experto en la materia, capaz de diseñar y ejecutar una política integral que oriente esfuerzos públicos y privados a mediano y largo plazo. Pero al mismo tiempo necesita comenzar a resolver esos complejos problemas que comprometen el bienestar de los propios residentes.

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Un alcalde equilibrado, conciliador, que conoce las estrategias para garantizar la seguridad ciudadana, que no polariza y que promete una mezcla dosificada de infraestructura pública e inversión social -además de mostrarse interesado en empujar la industria-, como el exministro Rafael Pardo, podría ser una inmejorable alternativa para alinearle el rumbo al turismo capitalino.

Y los gremios del sector, huérfanos de dolientes en el Concejo, tienen de dónde escoger este próximo domingo. Se ofrece una interesante baraja de interlocutores de primera mano en todos los partidos, oportunidad que les permitirá lograr no solo representación sino participación en ese inaplazable sacudón que necesita la industria.

Entre los candidatos que le apuntan al tema están Luis Fernando Rosas (OC 2), exdirector del IDT durante los dos primeros años del gobierno Petro, quien le imprimió gerencia al instituto, rompió la marca del millón de turistas extranjeros para Bogotá y para el corte de cinta le dejó a su heredera varios reconocimientos internacionales. Silverio Gómez (U 1), economista y periodista reconocido, se mueve bien entre el voto de opinión, y fue promotor del rescate del barrio de La Candelaria, el principal patrimonio histórico y turístico de la ciudad, desde las páginas del diario Portafolio -del que fue su editor-. María Victoria Vargas (L 2), la mejor concejala capitalina –según el programa Concejo como Vamos-, quien carga varias y atractivas propuestas dentro de su programa “Yo amo a Bogotá, y Roberto Hinestrosa (CR 1), coequipero en la formación de excelentes administradores turísticos y hoteleros a través de las aulas de la Universidad Externado de Colombia.

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Si el turismo bogotano empieza a romper barreras podría vivir uno de sus mejores capítulos, avalado por los positivos efectos de un proceso de paz que promete traer un aumento de visitantes extranjeros. Existen cartas para jugársela desde la Asamblea y la Alcaldía, dejando atrás los cielos grises y vislumbrando un futuro de palomas blancas y de dólares verdes. Bogotá deberá pintarse de colores y ponerse coqueta. Y dentro de la variada paleta de propuestas políticas, sin duda, queda mejor de pardo que de oscuro…

gsilvarivas@gmail.com

 

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