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Prudencia y prevención

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Gonzalo Silva Rivas
20 de diciembre de 2011 - 11:00 p. m.
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La temporada vacacional de fin de año resulta ser la más activa y concurrida en Colombia, y es probable que la que se inició en este diciembre no esté exenta de riesgos.

Las condiciones atmosféricas; las restricciones y congestiones en aeropuertos y terminales de transporte interurbano; el mal estado de vías nacionales y regionales; inundaciones que persisten; problemas sanitarios que amenazan centros urbanos y zonas rurales, y las posibilidades de nuevos desbordamientos, deslizamientos de laderas, desprendimientos de rocas o aludes de tierra, pueden convertirse en algo más que un embarazoso dolor de cabeza.

El país no pasa por su mejor momento a consecuencia de la temporada invernal, como lo muestran las impresionantes imágenes que presenta la televisión, y cualquier imprevisto puede suceder. La norma general que siempre debe seguirse cuando se viaja -y que en esta ocasión deberá extremarse- se soporta en tres factores de responsabilidad personal: prevención, prudencia y paciencia. Disfrutar de unas buenas vacaciones solo es posible si se tiene la absoluta seguridad de que será un tranquilo período de descanso y entretenimiento, ajeno a preocupaciones y exento del más mínimo peligro.

Para quienes no disponen de sitio habitual y confiable y desean aventurarse en la búsqueda de experiencias desconocidas su primer elemento de consideración debe ser el lugar elegido. Aunque en Colombia 29 de los 32 departamentos han sido castigados por las lluvias, son muchas las zonas que pueden recorrerse sin temores, como tantas otras las que deben descartarse de plano porque padecen los estragos del invierno o se localizan en áreas críticas con señales de alerta, víctimas potenciales de alguna mala jugada de la naturaleza.

Escenario indeseable sería contribuir a amplificar el drama y el caos de las regiones afectadas y de millares de damnificados que buscan ayuda, solidaridad y alivio a sus penurias. Menos aceptable es promover un turismo de aflicción, incómodo y morboso frente al desastre.

Viajar por carretera siempre será la práctica más grata para cualquier turista. Ante el delicado estado de buena parte de las vías, agravado por el cierre de algunas principales y no menos de 20 corredores secundarios, así como por la existencia de más de 300 tramos restringidos, es conveniente, antes de viajar, proveerse de información oficial sobre las condiciones de la red vial para tomar precauciones básicas sobre horarios recomendados y pasos provisionales. La idea es no aguar las navidades en medio de algún monumental trancón o de un súbito impacto natural.

gsilvarivas@gmail.com

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