Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Turismo de inclusión

Gonzalo Silva Rivas

17 de abril de 2012 - 06:26 p. m.

En los próximos meses la estrategia turística en Bogotá podría tomar un nuevo rumbo.

PUBLICIDAD

La administración cocina una alternativa de promoción y desarrollo coherente con la concepción filosófica de inclusión e igualdad social del alcalde Petro. La prelación no sería el turismo tradicional -el de las agencias de viajes y los grandes hoteles- que ha hecho de Bogotá el primer destino turístico del país para extranjeros, y el sexto en Latinoamérica en el área de negocios y realización de eventos, sino el turismo popular, el comunitario, el que penetra la informalidad.

La Candelaria o la Zona T, sin perder respaldo dejarían de ser consentidos dentro de las prioridades promocionales y presupuestales, y su lugar lo tomarían algunos íconos de barriada como la Laguna de Timiza, el Alto del Ahorcado en Ciudad Bolívar o el Cerro de la Conejera en Suba. El director de Turismo de Bogotá, Luis Fernando Rosas, y el secretario de Desarrollo, José Reynel Pulecio, son artífices del experimento que pretende reivindicar al grueso segmento de población de siete millones de personas de estratos bajos, históricamente marginado de la actividad. 

En sectores y barrios populares y deprimidos se trazarían rutas turísticas guiadas hacia atractivos naturales, indígenas, étnicos y arquitectónicos, hoy desvalorizados o arruinados; e itinerarios gastronómicos alrededor de platos propios de la idiosincrasia local como la lechona o carnes de la “Primero de Mayo”.

La apuesta distrital podría encajar en la propuesta del Pro-poor Tourism, surgida en 1999 en Inglaterra para poner la pobreza en el “corazón de la agenda del turismo”, industria que debe ser generadora de divisas pero también instrumento para reducir pobrezas. Para que irrumpa como positiva revolución en beneficio de los excluidos y no se quede en especulación populista, la administración tendría que coordinar una estratégica presencia interinstitucional en las zonas escogidas que comprometa mejores condiciones de infraestructura y servicios públicos; implementación de políticas sostenibles de desarrollo y compromisos de responsabilidad social corporativa.

La tradicional visión gubernamental ha sido encaminar esfuerzos de la comunidad hacia el crecimiento del sector turístico, con ganancias centradas en pocas manos. Bogotá podría jugarse la otra carta: comprometer la industria para redistribuir beneficios y priorizar el avance comunitario dentro del concepto de inclusión social. Jalonar un turismo que incorpore e irrigue bienestar a localidades marginadas.

gsilvarivas@gmail.com

Read more!
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.