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El turismo sostenible es una tendencia en auge, que responde a una creciente conciencia ambiental por parte de autoridades gubernamentales y viajeros, en procura de reducir el impacto de la huella de carbono en el planeta. Ese viraje hacia la sostenibilidad, en el que nuestro país escala posiciones de liderazgo en el concierto internacional, no solo irriga beneficios a las comunidades anfitrionas, a través de la visibilidad y promoción de sus culturas y tradiciones y la generación de empleo, sino que abre espacio para el desarrollo de un turismo regenerativo.
La necesidad de ponerle el acelerador a este cambio de paradigma sigue siendo punto de discusión en diversos foros del sector, y el próximo sábado será tema de reflexión en todos los rincones del mundo, con motivo del Día Internacional del Turismo, que tendrá su celebración oficial en Malaka, histórica y vibrante ciudad de Malasia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Bajo el lema Turismo y transformación sostenible, representantes de diversos países analizarán el papel de la industria como motor de cambio positivo, ahora, con enfoque dirigido, no solo hacia la gestión responsable de los recursos naturales, sino a la inversión en educación y al apoyo a las mipymes.
La sostenibilidad turística comenzó a ser valorada desde finales del siglo pasado, cuando la ONU, en 1987, definió el concepto de desarrollo sostenible, y un quinquenio después, con la Cumbre de Río y la Agenda 21, acogió la necesidad de impulsarla en todos los frentes, incluido el turismo. En 1996, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), asumió su compromiso y estableció un catálogo de principios para hacer de esta industria un instrumento de desarrollo en armonía con la naturaleza.
Hoy día, en estas épocas complejas, en los que el modelo de desarrollo genera profundos problemas sociales y ambientales, el turismo sostenible se convierte en una obligada necesidad global dentro del propósito de preservar el planeta, satisfaciendo las necesidades actuales, sin comprometer las de las generaciones futuras. El cambio climático y el agotamiento de recursos son una seria amenaza para la conservación del entorno y para hacer realmente viable el futuro de la humanidad.
Después de la crisis pandémica y de la favorable fase de recuperación, el turismo llegó acompañado de una transformación profunda de conciencia, girando hacia ese nuevo modelo de sostenibilidad, de la mano con su objetivo de continuar siendo instrumento de progreso social. Su foco se dirige a fomentar experiencias de viaje más auténticas, contribuyendo a empoderar comunidades que han estado ausentes o aisladas de esta industria, para brindarles oportunidades de las que han carecido, como la generación de empleo y la mejora en sus condiciones de vida.
El turismo sostenible está transformando la industria, gracias a las políticas gubernamentales y al cambio en las prioridades de los viajeros, cada vez más concienciados sobre la importancia de no afectar los entornos e, incluso, dispuestos a incursionar en un turismo regenerativo para minimizar impactos negativos. La inteligencia artificial juega rol importante en este escenario, al facilitar a los destinos una planificación turística inteligente, que posibilita evitar la masificación y personalizar experiencias responsables conectadas con la naturaleza y la protección del medio ambiente.
En el horizonte de la industria, Colombia, Costa Rica, Tailandia y Eslovenia se consideran destinos modelo de ecoturismo, turismo comunitario y tecnologías verdes, con disposición para adelantar procesos ecológicos esenciales y ayudar a conservar la biodiversidad y los recursos naturales. En varios de ellos se estimulan los viajes fuera de la alta temporada, con el propósito de distribuir el flujo de visitantes durante el año, a fin de promover los atractivos menos concurridos y los productos locales y, así, evitar, tanto la sobrepoblación como el desaprovechamiento de los recursos durante la baja temporada.
El posicionamiento del país como referente sostenible obedece a políticas públicas recientes y a su mayor cobertura en procesos tecnológicos. El programa Unidos por la Naturaleza, por ejemplo, define estrategias en frentes como los de la protección del capital natural, el desarrollo económico local, la competitividad en negocios turísticos y la preservación cultural. Así mismo, herramientas, como EcoAlert, BioHuella, TerraWiki permiten monitorear impactos ecológicos y fauna silvestre.
En ecoturismo comunitario, el 35 % de los proyectos en departamentos como Chocó, Amazonas y Guajira son liderados por comunidades locales, afrodescendientes, indígenas y campesinas. Y más de una veintena de parques nacionales ya aplican modelos de capacidad de carga dinámica. Otros programas innovadores como reforestación con drones semilla, astroturismo en el Desierto de La Tatacoa y expediciones botánicas con inteligencia artificial en Inírida, avanzan con éxito.
El turismo sostenible ya dejó de ser una opción alternativa: es un nuevo estándar para viajar con un propósito comprometido y consciente. Y en el camino para redefinir el turismo como motor de equidad y regeneración, Colombia da pasos, visibilizando nuevas propuestas y comunidades, con la perspectiva de proteger sus tesoros naturales y culturales. El viajero, por su parte, deberá seguir siendo un actor consciente de la responsabilidad de su huella en el planeta, pues -naturalmente- será el mayor beneficiado.
En el sector: La nueva política migratoria de Estados Unidos -que cobija a Colombia- ha comenzado a regir para solicitantes de las visas de no inmigrante -entre ellas las B1/B2, turismo y negocios- e, incluso, para la renovación. Además de requerirse de una entrevista personal con oficial consular, a partir de octubre entraría en vigor una tarifa adicional correspondiente a la denominada “Visa Integrity Fee”, con costo de US$250, que se sumará al valor normal de US$185 de la visa de primera vez o renovada. Lo anterior significa que las nuevas visas tendrían un valor total de US$435 (cerca de $1.700.000), precio dependiente de la tasa de cambio que rija durante el procedimiento. La tarifa adicional podría ser reembolsable de cumplirse con procesos administrativos, aún en estudio.
En el sector 2: Con un buen balance terminó la segunda edición del evento G&H100, recientemente celebrado en Cartagena, con el propósito de facilitar las relaciones comerciales entre proveedores y expositores del sector gastronómico. Liliana Montaño, directora ejecutiva de Acodrés Bogotá Región, destacó la presencia de 15 empresarios del sector de la capital del país en el evento, y definió este formato, creado en México, como un “fabuloso proceso de alianzas, generador de vínculos estratégicos y procesos solidarios”, con beneficios para los consumidores.
