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Un mundo más pequeño

Gonzalo Silva Rivas

29 de septiembre de 2015 - 09:00 p. m.

El impacto del turismo en la economía mundial es casi arrollador.

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Desde la aguda recesión de los años setentas, ocasionada por los estragos inflacionarios de la crisis energética, a punta de brincos la industria ha dado un portentoso salto hacia el crecimiento, con una visible cresta en este último y bien difícil quinquenio, en el que muchos países la han convertido en una herramienta de primera mano para emprender su recuperación económica, haciéndose a jugosas divisas, cobertura de empleo y mayores oportunidades para el desarrollo.

Las cifras acabadas de presentar por la Organización Mundial del Turismo (OMT), con motivo del Día Internacional de esta actividad, cumplido el pasado domingo, resultan elocuentes. La industria aporta US$1.5 billones al comercio internacional, y representa el 30% de las exportaciones de servicios, cifra que puede elevarse hasta el 45% en varias naciones, mayoritariamente emergentes, decididas a enfrentar sus retos de la mano de un sector que no para de mostrar su potencial.

El año pasado se movilizaron vía aérea 1.133 millones de turistas, casi el doble de los registrados hace una década, dándole a la industria un impulso sorprendente. En solo quince años duplicó su participación en el PIB mundial, al pasar del 5% al 10%, y se trepó al 6% de las exportaciones globales de bienes y servicios. Su tendencia alcista permite proyectar que hacia 2030 no menos de 1.800 millones de turistas se cruzarán por los cielos y mares del planeta, marcando otro histórico registro, con un incremento cercano al 60%, lo que permite asegurar positivas implicaciones para la economía mundial.

En contra de todas las expectativas, el turismo se ha sabido adaptar a la crisis económica global, luego de sortear con éxito su más reciente golpe, entre 2008 y 2009, cuando se sumió en la peor desaceleración de las últimas seis décadas. Con el paso del tiempo se transformó en un sector de primera magnitud, fundamental para aportar al equilibrio de las finanzas, tanto de los países en desarrollo como de los desarrollados.

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El secretario de la OMT, Taleb Rafai, recordó hace pocos días en Medellín, dentro del marco de la Asamblea General del organismo, que el turismo es una fuerza transformadora que les ofrece a los países herramientas para combatir la pobreza y alinear el progreso, abriéndoles oportunidades de encontrar nuevos medios de vida. Una lección que ha sido tomada de la experiencia de varios destinos asiáticos y africanos, y de pequeñas islas, algunas caribeñas, que lo han convertido en un renglón económico clave, dada la internalización de la actividad.

Gracias a su pujanza, el turismo levanta el vuelo y repercute favorablemente en distintos frentes. Genera divisas, diversifica economías, redistribuye ingresos y beneficios, produce empleo, estimula la construcción de infraestructura pública, empieza a despertar conciencia sobre los impactos ambientales, preserva los recursos de flora y fauna, promueve la conservación del patrimonio histórico y cultural, induce a la planificación regional e integra las comunidades y les refuerza su autoestima.

En los tiempos actuales el turismo se ha convertido en un estilo de vida, condicionado en buena parte por la globalización de la industria del ocio. Los cambios sociodemográficos y culturales, las políticas de liberalización, los avances tecnológicos y de información, las condiciones económico-financieras, la cultura del consumo y una variopinta gama de factores adicionales, establecen una marcada influencia en una sociedad que encuentra en las veleidades de esta diversificada actividad un mercado de sueños, confort físico y múltiples emociones.

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Desde hace 35 años, cuando en 1980 se instauró el Día Internacional del Turismo -a la par con el afianzamiento de un nuevo orden internacional, el surgimiento de grandes centros urbanos, la recuperación de la clase media y la masificación de intereses comunes- la industria sin chimeneas se convierte en buen negocio para los países, mientras el mundo se vuelve más pequeño para los turistas.

gsilvarivas@gmail.com

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