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Los medios y el gobierno Petro

Guillermo González Uribe

23 de agosto de 2023 - 11:17 a. m.

A raíz de la polémica entre el presidente Petro y Noticias Caracol, por el informe sobre la supuesta participación de un narco en la campaña en el Casanare, ha regresado la preocupación por la forma en que los medios hacen el cubrimiento del primer gobierno de izquierda que ha existido en Colombia. No me voy a detener en los errores del presidente, su gobierno y sus allegados, que son muchos y variados, y que el periodismo serio señala, como es su deber y responsabilidad. Tampoco quiero centrarme en los medios que rompen todo límite ético, dedicándose a atacarlo con desinformaciones que no logran disimular su racismo, clasismo y odio por lo diferente, como ocurre a menudo con la vicepresidenta Francia Márquez.

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Vamos ahora al citado informe. Ricardo Calderón ha sido un prestigioso periodista de investigación; seguí con admiración sus textos en Semana (cuando era una revista de calidad), he visto buenos trabajos suyos en Caracol y leí con avidez el libro sobre él: “El reportero invisible”. Pero el domingo 13 de agosto se emitió el especial de la unidad investigativa “El capo y la campaña”, en el que se da por hecho que “un poderoso narcotraficante … hizo campaña en favor del presidente Gustavo Petro en el oriente del país. Su esposa hacía parte de las listas directivas de la Colombia Humana en Casanare…”, y agrega que ella fue clave en la campaña. El trabajo está acompañando con diversas imágenes, como algunas de archivo en las que Petro cabalga con varias personas en los Llanos. Ver esta crónica, tan bien montada, no dejaría dudas de lo que afirma. Pero, extrañamente, Calderón no consultó a la contraparte antes de publicarlo. Así fue como el informe cayó en varias imprecisiones que despertaron la ira del mandatario expresada con furia en Twitter, también con varias imprecisiones. Luego Noticias Caracol se ratificó en su denuncia y solo después consultó al abogado Eduardo Noriega, vocero de la Colombia Humana, quien desmintió con argumentos la afirmación de que “un poderoso narcotraficante hizo campaña…”, que su esposa fue clave en ella y desmontó buena parte de las acusaciones hechas a la campaña electoral. Pero el daño estaba hecho, dando como resultado desprestigio para el presidente, el medio y el periodista. Luego, en redes,llovieron miles de improperios para los tres, durante varios días, lo cual se habría podido evitar, reitero, consultando a la otra parte antes de emitir o, ya cometido el error, con una nota de aclaración del noticiero señalando los puntos en que se equivocaron tanto el informe como el presidente. Y claro está, presidente y medios deberían pensar y revisar muy bien lo que divulgan, en frío, no en caliente, pues lo que está en juego es la estabilidad de la nación.

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Lo cierto es que el cubrimiento de la mayor parte de la prensa al gobierno deja mucho que desear. Unos medios han cometido errores. Otros se ensañanbuscando su desprestigio con campañas de difamación y falsas verdades, pues varios han dejado de ser medios de comunicación para convertirse en aparatos de propaganda y desinformación, que sirven a los intereses de sus propietarios, poderosos grupos económicos aliados con sectores retardatarios que se oponen a cualquier reforma que le pueda dar réditos a un gobierno de izquierda.

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Con cada nuevo enfrentamiento de la prensa y el gobierno, siento más la necesidad de ir más allá de la indignación o la solidaridad de cuerpo para tratar de entender lo que significa el arribo de una alternativa diferente al poder político tradicional. La llegada de sectores sociales que han estado marginados del poder, como indígenas, campesinos, afrodescendientes y capas medias de la población, que poseen formas propias de ser, sentir, pensar, de habitar el territorio, de concebir el mundo; culturas diferentes a la de estratos dirigentes que lo habían ostentado. En lo anterior, que es necesario analizar a fondo, podríamos encontrar importantes aprendizajes, si rompemos esquemas y abrimos la mente y los sentidos. La alternativa es desentrañar los nuevos escenarios, o seguir criticando con inquina, hasta llegar a polarizaciones cada vez más enconadas que no le convienen al país.

Pienso que medios y periodistas que buscamos asumir la profesión con ética, deberíamos tratar de ir al fondo de lo que significa el nuevo hecho político, y buscar también visualizar en profundidad a este complejo e inaprensible presidente, Gustavo Petro, que centra su comunicación en twitter, dado que es el instrumento que posee para difundir sus realizaciones y defenderse de los ataques, aunque se excede; casa peleas innecesarias que lo desgastan y le restan precioso tiempo necesario para tareas fundamentales. Se trata de dilucidar a este político de izquierda moderada que cuando se siente acosado responde en forma impulsiva. Un intelectual bien formado, un orador brillante que sabe llegar con su discurso coherente y comprensible a la gente, que si se engolosina con sus palabras llega a radicalizase. Un ser impredecible, al que a veces se le siente ensimismado, y otras se palpa cierta carencia de visión gerencial. Un gobernante que tiene razones de peso que esgrime en muchos de sus análisis, al que cada nuevo escándalo le esconde las realizaciones que va logrando. Un líder que ejerce el poder en forma poco ortodoxa, que está enfrentando enormes poderes corruptos que reaccionan atacándolo con fiereza.

Creo también que lo más indicado sería que el periodismo descendiera del pedestal llamado cuarto poder, se apartara de la prepotencia para aprender a aceptar los errores sin tratar de justificarlos, pues todos los cometemos; lo difícil es admitirlos, pero es de valientes y da tranquilidad hacerlo. Claro que hay que seguir ejerciendo la critica, en forma ponderada,con conocimiento de causa y sin prejuicios.

No hay que olvidar que la credibilidad es el bien más preciado de los medios que se respetan a sí mismos y a sus audiencias, y cada vez son menos los que gozan de aprecio entre públicos informados y críticos.

Nota: Sería importante que el presidente tuviera en cuenta una propuesta del periodista Daniel Coronell,en el sentido de nombrar como su vocero a Eduardo Noriega, un prestigioso abogado, sereno, concreto y preciso -se vio en la aclaración a Caracol-, que goza de credibilidad y tiene la confianza del mandatario.

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