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Ciudad de horror

Gustavo Páez Escobar
07 de mayo de 2022 - 05:00 a. m.

Cada día se reportan en Bogotá alrededor de siete personas desaparecidas. Según información suministrada por el concejal Rolando González, en los dos primeros meses de este año fueron anunciadas 311 personas como desaparecidas, de las cuales 207 siguen en esa situación y tres se han reportado muertas. En el 2021, de acuerdo con datos suministrados por el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres –SIRDEC–, 2.446 personas desaparecieron en Bogotá, lo que significa un aumento de 401 casos en relación con los 2.045 del 2020.

En el centro de Bogotá se descubrieron las llamadas “casas de pique”, que son copia de las establecidas en Buenaventura en el año 2014. A ellas van a dar los ciudadanos que caen en esta red tenebrosa bajo los efectos de la escopolamina, y luego son sometidos a los peores vejámenes, como el robo, la tortura y la violación.

El alcaloide consumido deja a la persona alucinada e indefensa, situación que permite apoderarse de sus objetos personales y tarjetas bancarias. Este es el paseo millonario, o secuestro exprés, en virtud del cual la persona retenida suministra las claves de sus tarjetas y estas son vaciadas de inmediato.

Las casas de pique son los sitios estratégicos buscados por los facinerosos para tener escondidas a las víctimas. Unas regresan a sus hogares con graves traumatismos, y las autoridades ni siquiera se enteran; otras mueren por el exceso de la escopolamina, que es el hecho frecuente denunciado a diario por los periódicos.

Para deshacerse de ellas, son desmembradas y ocultadas en bolsas que se tiran a los basureros o a la calle, o sepultadas en fosas incógnitas de difícil localización. Esta es la macabra industria del crimen que hoy deja en Bogotá y otras poblaciones las mayores ganancias bajo la deficiencia y permisividad de las autoridades y la flagrante impunidad que estremece al país. Por eso mismo, el delito prolifera y atrae a más practicantes de este método diabólico.

¿En qué sociedad vivimos? ¿Hasta cuándo seguirá la comunidad muerta de miedo y expuesta a esta tortura abominable que guarda similitud con los campos de tortura de Hitler? El alma nacional está herida y sangrante. Ha perdido la fe en sus gobernantes y no acierta a explicarse semejante aberración en estos monstruos que andan por el territorio nacional sin Dios ni ley, y no solo por la hoy atemorizada y sacrificada área bogotana, a donde han venido a parar las mentes más siniestras de la delincuencia.

Se dirá que se han tomado medidas para reprimir el crimen cotidiano que se incuba en las casas de pique, lo cual no puede negarse. Sin embargo, al no detenerse esta ola criminal, e incrementarse todos los días, según dan cuenta las redes sociales, hay que decir que nos hallamos ante un fracaso conturbador de los encargados de garantizar la vida y los bienes de los ciudadanos. Ojalá el país sepa elegir un buen presidente en la contienda que se avecina.

escritor@gustavopaezescobar.com

 

ERWIN(18151)08 de mayo de 2022 - 12:53 a. m.
investigacion seria y profunda a todos esos casos de personas "tomateadas",decimos en la Costa ..que le dan algo y los drogan ..la policia que se ponbga las pilas ..muy peligroso ..
Flor(3922)07 de mayo de 2022 - 09:10 p. m.
Sí, don Gustavo, Bogotá y, en general Colombia, están sitiadas por el horror de la inseguridad y la violencia. A muchos nos ha encerrado más esta situación que la misma Pandemia. Y la Policía y demás órganos de seguridad del Estado ??? Bien, gracias.
Andres(16176)07 de mayo de 2022 - 02:34 p. m.
colombia esta sumida en la criminalidad, corrupción, negligencia, impunidad, las elites corruptas desde gaviria-pastrana-#82-santos-duque acabaron al pais, es un estado fallido, sin esperanza, donde ser criminal paga
Álamo(88990)08 de mayo de 2022 - 02:46 a. m.
Don Gustavo P., tiene toda la razón: no podemos dejar pasar esta oportunidad para cambiar este inicuo estado de cosas y barbarie.
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