La tradición asegura que se le deben agregar alcaparras, aceitunas, tomate, anchoas en vinagre, con un poco de albahaca picada.
Dice la historia que en las casas de meretricio durante el Medioevo las señoritas ofrecían a sus clientes ricas viandas para recuperar el aliento. Así, inventaron una salsa rápida, económica y poderosa, que terminó llamándose con justicia Puttanesca. Como sus creadoras, ha gozado de gran popularidad, en especial entre los marineros de Nápoles. La tradición indica que se le deben agregar alcaparras, aceitunas, tomate, anchoas en vinagre, esas tan típicas del Mediterráneo y que le dan un sabor marino característico, y se termina con un poco de albahaca picada. Si bien su uso más frecuente es como salsa de pasta, quiero proponerles esta semana una utilización diferente, acompañando unas chuletas de cerdo doraditas. Para no mezclar sabores, vamos a prescindir de las reglamentarias anchoas, y advierto que aunque el uso de peperoncino se reserva al gusto, esta atrevida salsa debe resultar un poquito picosa.
Chuleta de cerdo con salsa puttanesca
1.200 gramos de chuletas de cerdo en corte grueso
6 tomates chontos maduros pelados, sin semillas y picados en cuadritos finos
4 dientes de ajo machacados
2 cucharadas de alcaparritas baby
4 cucharadas de aceite de oliva extravirgen
1/2 taza de aceitunas negras kalamata picadas
4 hojas de albahaca picadas
1/2 vaso de vino blanco
Sal y pimienta
Peperoncino al gusto