Publicidad

Con la misma moneda

Héctor Abad Faciolince
06 de julio de 2025 - 05:07 a. m.
"Lo que hacía Petro hace decenios aquí, en ligas menores y con pequeños funcionarios, lo intentó su aliado en las más altas esferas": Héctor Abad Faciolince.
"Lo que hacía Petro hace decenios aquí, en ligas menores y con pequeños funcionarios, lo intentó su aliado en las más altas esferas": Héctor Abad Faciolince.
Foto: ROCHI
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En los cables de Wikileaks, que todavía se pueden consultar, se podía leer cómo el senador Gustavo Petro asistía a reuniones con funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá y allí denunciaba como “demasiado izquierdistas” a personas de su propio partido, especialmente a quien veía como su mayor adversario en el liderazgo de la izquierda colombiana: Carlos Gaviria, exmagistrado de la Corte Constitucional.

Cuando las guerrillas de las FARC o del ELN tenían secuestrados a miles de colombianos en las selvas y las montañas más apartadas, muchos de los familiares de esos secuestrados intentaban, como última carta, conseguir una audiencia con quien se decía que podía ayudarles a liberar al secuestrado o a negociar un precio más favorable por su rescate. Esa bella intermediación, a veces exitosa, se le encomendaba a Álvaro Leyva, experto tránsfuga de todos los partidos (desde su conservador original hasta llegar a ser asesor de los asesores de las FARC en La Habana), y ahora demostrado conspirador, no digamos contra su exjefe, Gustavo Petro –que fue quien más alto lo encumbró en el escalafón de los cargos públicos–, sino contra su propio país. Que traicione personas es muy normal en un especialista en conspiraciones; que traicione a Colombia, acudiendo al estamento republicano, el más reaccionario del mundo, es ya jugar con fuego en las grandes ligas. Lo que hacía Petro hace decenios aquí, en ligas menores y con pequeños funcionarios, lo intentó su aliado en las más altas esferas. Eso sí es pagarle al presidente con la misma moneda y con su misma medicina.

En los recientes bombardeos de Israel y Estados Unidos contra Irán, y particularmente en el exterminio, digámoslo así, quirúrgico, de la cúpula del estamento militar iraní, los opositores a la teocracia tenían una sensación paradójica, contradictoria y muy extraña. Por un lado, sentían casi gratitud de que su enemigo de siempre matara a los militares que se habían encargado de apresar, torturar y matar a los activistas iraníes que habían intentado poner freno al régimen represivo, fundamentalista y reaccionario de los ayatolas. Pero que esa operación aparentemente justiciera la efectuaran los enemigos acérrimos de su país, los situaba en una posición de extrema incomodidad personal. Cuando el que más ha perseguido y matado a tus amigos es eliminado por el régimen que más repudias (especialmente por el exterminio de los palestinos), se produce una tormenta interior contradictoria y desesperada.

Algo parecido siente uno cuando quienes se enfrentan ahora a un pésimo gobierno local (azuzados por el mismo Leyva), los que se preparan para humillarnos con sanciones y regaños, sean los mismos que están desmontando en Estados Unidos los mayores avances democráticos y de justicia social de los últimos sesenta años. Trump, el viejo aliado de Netanyahu y el nuevo mejor amigo de Putin. Si uno cree en el sistema democrático, no promueve golpes ni siquiera contra un incompetente manifiesto que culpa a los ministros de su fracaso (la última, antes su más íntima y cercana aliada en los asuntos que Leyva conocía desde siempre, pero que solo vino a denunciar cuando ya no le dieron más cargos). Después de cambiar una y otra vez a su gabinete, incluida ahora su examiga Sarabia –acusada de “codicia”– (en la sola Cancillería ya van cuatro ministros en tres años y ninguno ha resuelto siquiera el lío de los pasaportes), el encargado de nombrarlos y de echarlos es incapaz de preguntarse o de darse cuenta de que quizá el incompetente sea el jefe y no los subordinados. Cuando uno está enfermo de egolatría no se hará jamás la pregunta de la propia ineptitud y de la propia irresponsabilidad.

Ahora lo más probable es que el régimen de Trump castigue a Colombia con lo que más daño puede hacernos a todos: sanciones económicas que vamos a pagar todos y especialmente los que Petro dice defender y tan solo ha conseguido hundir más en la violencia y el abandono: los más vulnerables.

Conoce más

 

Elizabeth(21332)14 de julio de 2025 - 10:47 p. m.
Ave de mal aguero...te equivocaste de nuevo,,,,ohhh da cefalea leerte. El odio o la envidia te embrutece y envilece. Por cierto conocí en el barrio Bostón la escuela en honor a tu padre...
felix correa chavarriaga(32221)08 de julio de 2025 - 04:10 a. m.
Burro reburro
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)08 de julio de 2025 - 04:05 a. m.
Lo que más muestran estos "tibios de la derecha antioqueños" para atacar al gobierno es el ejemplo de Carlos Gaviria y se olvidan que éste también cayó en la trampa de sentir admiración por A. Uribe, aunque lo reprendió por aprender poco y no entender sus enseñanzas. Lo que no hizo Carlos Gaviria fue iniciar una indagación judicial sobre el segundo monstruo que tuvo Colombia después de Laureano Gómez al decir de Alfredo Molano. Tenía su tibieza el viejo pero no era de extrema como este columnist
Virginia Rozo(49035)07 de julio de 2025 - 08:21 p. m.
Muy triste, levantarse cada día, tratando de inventar historias redundantes y absurdas para sobrevivir hasta el día siguiente..
Gabriel Aguirre(91153)07 de julio de 2025 - 02:02 p. m.
"Eso sí es pagarle al presidente con la misma moneda y con su misma medicina.".... Hecticor mejor vuelve a la ficcion y a las novelas.... En politica no logras ni convencer ni disimular...
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar