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El gas del vecino no huele

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Héctor Abad Faciolince
10 de diciembre de 2023 - 02:00 a. m.
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Mientras el dictador de la hermana república de Venezuela, un Putin inmaduro, se dispone a invadir un territorio que no le pertenece, la región de Esequibo en la Guyana, el presidente de la república de Colombia propone una alianza entre Ecopetrol y PDVSA (Petróleos de Venezuela) para extraer e importar gas desde el país vecino. Al mismo tiempo, desde Dubái, el presidente Petro anuncia que nuestro país no va a firmar nuevos contratos de exploración de petróleo, gas y carbón, como un ejemplo de “liderazgo para la acción climática y la transición socio ecológica y energética justa”.

Cuando uno dice que el presidente Petro se aproxima a los temas de un modo ideológico, no se está diciendo que uno no tiene ideología y él sí. Lo que sí se dice es que la ideología le impide a él pensar de un modo objetivo. Lo que queda implícito en la maroma mental descrita en el primer párrafo es que el gas producido en Venezuela, al ser ese país una república bolivariana y socialista, es un gas que no huele, no calienta el globo, no contamina. En vista de que en Colombia necesitamos gas para cocinar, calentar el agua o producir electricidad, hay que hacerlo con gas venezolano, que es un gas ideológicamente limpio. La “socio-ecología” enseña que el calentamiento global se produce en los países capitalistas y no en países supuestamente no capitalistas como China, Rusia o Venezuela. Por eso debemos consumir gas venezolano y no gas colombiano. El primero –milagrosamente– no calienta el globo; el nuestro, sí.

Con el desmonte y la toma hostil de PDVSA, con el robo descarado de sus activos, los boli-burgueses chavistas arruinaron la empresa más sólida del hermano país y se convirtieron en grandes multimillonarios internacionales. Al ser magnates de origen socialista, sus fortunas no ofenden, ni sus mansiones en España, ni sus equipos de polo en la Florida. PDVSA dejó de producir el 80 % del petróleo que producía antes, pero no en una lucha contra el cambio climático, sino por el despojo y la incompetencia de sus nuevos empleados y directivos (que no se escogían por su capacidad técnica sino por su afinidad ideológica con la cleptocracia bolivariana).

Hacer un matrimonio entre Ecopetrol, una empresa mixta, inscrita en la bolsa de Nueva York, con amplia participación y manejo empresarial privado, y PDVSA, quizá la compañía más desprestigiada y más corrupta del continente, es prometer en matrimonio a la hija más inteligente, más bonita y más prolífica del país con el atracador mafioso, feo y bruto del barrio vecino. Y que el padrino de ese matrimonio tan mal avenido sea el propio presidente, que se cree capaz de obligar a casar a la novia con quien a él le dé la gana, anuncia desde ya un divorcio calamitoso en pocos años.

A la estupidez de pensar que el gas socialista (como la industria petrolera rusa o las empresas chinas de toda índole) no calienta el globo ni contamina, se añade la alianza con una empresa petrolera recomendada por alguien que dice detestar las energías sucias producidas con materiales fósiles.

Pero la cosa va incluso más allá. Si hay algo bueno en la América Latina del último siglo es que ningún país viola las fronteras de otro ni se toma a la fuerza territorios ajenos. Colombia no teme una invasión brasileña ni Panamá le tiene miedo a una toma colombiana de su territorio. En cuanto a paz internacional, Latinoamérica ha sido un ejemplo para el mundo entero. Pero el presidente Petro propone que Ecopetrol se case, precisamente, con la punta de lanza de la invasión de Venezuela a la región de Esequibo. El inmaduro Putin venezolano acaba de anunciar que PDVSA entregará licencias de exploración de petróleo, gas y minerales en 160.000 km2 de territorio de Esequibo, actualmente bajo jurisdicción de Guyana. La propuesta, entonces, es hacer un matrimonio entre Ecopetrol y una empresa de ladrones, corruptos, ineptos, y ahora también usurpadores e invasores de territorios que no son suyos.

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Edgar(e39i3)14 de diciembre de 2023 - 10:39 a. m.
Ahora, es realmente maléfico que Usted conecte la propuesta de Petro, pues éstos fue oficializada antes de la escalada de este conflicto. Y además, en ninguna parte se ha dicho de exploración y explotación en el Esequibo. El gas en cuestión pertence a la cuenca del lago maracaibo. Claramente su intención, con sus afirmaciones, tienen solo el interés de destruir.
Edgar(e39i3)14 de diciembre de 2023 - 10:30 a. m.
Por lo anteriormente dicho, es mucho menos riesgoso y costoso explotar un recurso que ya se sabe cuánto, dónde y como está (gas venezolano). Esta es la razón estimado escritor, por la cual, este componente de la estrategia energética del gobierno actual, está llena de sensatez.
Edgar(e39i3)14 de diciembre de 2023 - 10:25 a. m.
Durante el gobierno de Uribe este gasoducto fue pensado para exportar inicialmente gas a Venezuela e importarlo cuando nuestras reservas, obviamente menores a las del vecino, así nos lo obligarán. No entiendo entonces cuál es el dilema de la oposición. No les cabe en la cabeza una realidad irrefutable. Y es que Colombia, geologicamente no fue bendecido de la misma manera que Venezuela. Por lo tanto, el riesgo asociado y las dificultades técnicas para la exploración y explotación, son mayores acá
Usuario(70882)12 de diciembre de 2023 - 07:10 p. m.
Como periodista venezolano, comparto plenamente la visión de Abad Faciolince. Él conoce Venezuela y la realidad política y económica de mi país. Ecopetrol no es Pdvsa y la posición de Petro contradice su retórica ambientalista. Además, soy tan venezolano como colombiano pues mis raíces familiares están aquí.
Oscar(10170)11 de diciembre de 2023 - 03:14 a. m.
Su megalomanía no sabe de los acuerdos de Paris para el Esequibo, del gas que tiene Venezuela y el no daño que se hace Colombia con explotar el suyo, acabando ecosistemas, etc, Conociendo esos temas, si atrévase a escribir sobre Economia Política o a seguir escribiendo las bobas novelas de ahora.
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