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HP, CP, PP, PPPP y CT

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Héctor Abad Faciolince
04 de mayo de 2025 - 05:07 a. m.
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El nivel del debate político en Colombia es cada vez más pobre, más bajo y más truculento. El tono lo pone y lo impone el recién estirado y operado presidente de la República (últimamente ataviado de rojo chavista), que si bien es un PP (pésimo presidente) también es un taimado CP (candidato político). No sabe gobernar, pero a su modo ladino sabe ganar elecciones. Él mismo ha impuesto el mal chiste de que nos refiramos a los adversarios con siglas como HP (que para todo colombiano significa “hijueputa”), por mucho que se apresure a aclarar, con su artera hipocresía de tirar la piedra y esconder la mano, que está queriendo decir “honorable parlamentario”. Me parece importante desenmascarar su dañina estrategia discursiva (la crispación lingüística es la antesala de la violencia), así para lograrlo me vea obligado a caer en la desgracia de imitar sus mañas.

El HP de quien hablo (honorable presidente), que además es un PP (pésimo presidente), pretende usar su CP (consulta popular) como un CT (caballo de Troya). Y me explico: la consulta popular no importa un bledo. Pretende, por ejemplo, promover los contratos a término indefinido mientras el mismo gobierno infla la bolsa de los contratos por prestación de servicios.

Las astutas estrategias del PP son dos: plata y votos. Por un lado, apropiarse del erario público para hacer negocios y repartir el dinero en redes de clientelas. A eso se dedica la parte política y populista de sus partidarios (o PPPP), que tienen nombre propio y doy algunos: el exadicto camello del HP (honorable presidente), maltratador de mujeres, de apellido Benedetti, uno. Y el más corrupto exalcalde de Medellín, falso pobre de repente rico, Daniel Quintero. Esta es la rama operativa para apoderarse de la plata con intereses particulares.

El desmonte del sistema de salud y el intento de apropiarse del sistema energético (Ecopetrol, ISA, EPM, etc.) no son políticas en beneficio de la gente sino trucos para manejar el dinero público sin darle cuentas a nadie. A eso se dedican los PPPP (la parte política y populista de sus partidarios). Pero hay otra parte que se dedica a conseguir votos, y para eso los CP (candidatos políticos) quieren usar la CP (consulta popular). Es por eso que esta se concentra en aspectos laborales que para cualquier asalariado son deseables: jornadas más cortas, subsidios más generosos en horarios nocturnos y días festivos, etc. Obviamente allí no se toman medidas necesarias, pero antipopulares, como aumentar la edad de jubilación en un país que al mismo tiempo envejece y es más longevo. Lo impopular es imposible para el populista, por conveniente y necesario que sea para la comunidad. Tampoco se discute si estas medidas aparentemente sanas disparan aún más el trabajo informal, otra de nuestras lacras.

Así las cosas, mientras el centro político moderado se hunde en el letargo y en el miedo a ser calumniado y masacrado por las bodegas, y mientras la derecha calcula a ver quién va a sacar el discurso más cavernícola y autoritario, al HP-RE-VR (honorable presidente recién estirado vestido de rojo) saca a la calle mingas, falsas espadas de Bolívar, banderas de guerra a muerte y se dispone a dejar la fría (¿por qué no compra un calentador?) Casa de Nariño, “a no ser que el pueblo haga la revolución y me deje”.

Es inconcebible que el HP acuse a sus adversarios de esclavistas y asesinos, acuda sin parar a los madrazos, tenga que usar una y otra vez la palabra muerte, enarbole con guantes blancos la fálica espada y la bandera de la guerra a muerte desde su rictus de lifting, como si de verdad ese fuera el lenguaje adecuado en su Potencia Mundial de la Vida. Aquello fue un ataque de lirismo mediocre en el discurso del triunfo; ahora todo esto ocurre en la campaña a muerte por quedarse en el poder. Y esta se plantea con base en alaridos, insultos, hijueputazos y con amenazas de guerra a muerte. El peor escenario para un país de adictos, borrachos y violentos.

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Jose Antonio Sequera(00393)07 de mayo de 2025 - 04:23 p. m.
De verdad, impresionante, tanto la crudeza de este justificado lenguaje del columnista, cómo de la avasallante realidad de los hechos políticos y sociales
Manuel Fernando Lara Bustamante(vtib9)07 de mayo de 2025 - 02:02 p. m.
Haciendo una analogía de lo que ha resultado el gobierno de Petro y lo que ha traido el gobierno de Trump, es que las elecciones reaccionarias, las que ocurren no por elegir buenas ideas sino reaccionando en contra de lo que se venía haciendo por inconformidad o frustración, es un mal remedio, un intento desesperado que estropea más de lo que arregla. Estoy de acuerdo con usted en que Petro es muy buen político pero un mal gobernante, ya lo había demostrado como alcalde de Bogotá.
jegamboa(25182)06 de mayo de 2025 - 08:10 p. m.
Degradante es este señor. Lo único bueno que a escrito es el Olvido que seremos, lo demás es paja ventiada.
Guillermo Corredor(62901)06 de mayo de 2025 - 05:57 p. m.
AHH los escritores que deciden meterse en política...., No les es mejor buscar la inspiración en los traumas de la juventud y asi no alimentar más el desorden intelectual de los políticos.?? Así como la literatura no cura nada, es igual de vacuo atribuir virtud, coherencia o incluso elegancia a quienes solo los mueve la vanidad y la ambición de un poder que no saben poner al servicio de nada. Petro les habla en su lenguaje, ellos entienden y todos quedamos advertidos de por quien votar.
DARIO IGNACIO CUBILLOS GARZON(01727)06 de mayo de 2025 - 05:17 p. m.
asi es, Petro es un manipulador y un pesimo gobernante.
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