Publicidad

La última guerra del mundo

Héctor Abad Faciolince
22 de octubre de 2023 - 02:00 a. m.

Esta frase que pongo en el título, “la última guerra del mundo”, podría tener un sentido positivo: si en efecto hablamos de la última guerra, entonces vendrá la paz, viviríamos sin guerras en adelante, y eso es bueno. Pero en cambio si esa frase se interpreta del modo apocalíptico que quiero darle, esta sería la última guerra porque todos la perdimos, es decir, porque el mundo dejó de ser habitable y todos nos morimos. Todos, hasta la última niña del más remoto pueblo amazónico.

Tengo la espantosa sensación de que la Tercera Guerra Mundial está al acecho sin que siquiera nos hayamos dado cuenta. Espero estar equivocado, y que este temor no sea otra cosa que el pesimismo y el miedo que a veces vienen con los años, con la vejez. Si creyera en Dios le rogaría que el tiempo y la realidad me desmientan.

No es exacto decir que cuando un nacionalista serbiobosnio, Gavrilo Princip, asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su esposa, la duquesa Sofía, se dio inicio a la I Guerra Mundial. Hay muchas otras circunstancias económicas, de dominio imperial, religiosas, políticas, que explican lo ocurrido en el verano de 1914. Pero quizá lo más grave, y lo que más se parece a nuestro tiempo, fue que una gran potencia imperial, Austria-Hungría, pensó que podría aniquilar con una guerra relámpago a un pequeño país altivo, Serbia, y en cambio recibió una gran derrota. Casi sin darse cuenta, las otras grandes potencias se fueron involucrando en una cascada de batallas, invasiones, ataques y venganzas: Rusia, Alemania, Francia, Gran Bretaña, el Imperio Otomano, las lejanas colonias británicas (Nueva Zelanda, Australia), y luego Italia, Egipto y, ya en 1917, Estados Unidos.

En el caos, todos aprovechan para dejar salir sus viejos rencores. El río revuelto disimula masacres y genocidios que la barbarie de los enemigos parece autorizar, o al menos hacer que no se vean tan graves porque “guerra es guerra” y la guerra es el horror y la suspensión de los derechos humanos. No hay nada mejor que el caos y la violencia para que los asesinos de cualquier pelambre se sientan libres de matar a voluntad. La carnicería ajena autoriza la propia carnicería. Y ya no hay quien pare esa bola de nieve, o mejor, esa espiral de fuego y sangre.

Cualquier cosa puede desencadenar el infierno. Una pavesa enciende el incendio global. Imagínense un país derrotado en la realidad por el sistema y estilo de vida de su detestado hermano gemelo. Sus ciudadanos no tienen libertades y hasta se mueren de hambre cada cierto tiempo. Ese país lo único que tiene es armas. No ve mejor momento que este para ejercer su odio, para matar a Abel. Ya habrán adivinado, Corea del Norte ataca al sur. Alguien tendrá que defender a su aliado del sur. Imaginen que otra gran potencia mundial, con asiento permanente en el Consejo de Seguridad, siguiendo el ejemplo de Rusia, ataque lo que considera que es suyo, porque esa isla es una herida en su historia. Exacto: China invade Taiwán. Sigamos. Imaginen que Israel ataca a Irán, o viceversa. O que a Putin se le ocurra que debe recuperar su espacio vital en Europa, lo que antes de la caída del muro dominaba. No solo Ucrania, también los países bálticos y, por qué no, Rumania y quizás Polonia.

Cualquiera de estos escenarios, que parecen improbables, son tan poco imaginables como que un grupo de terroristas desesperados como los de Hamás consigan durante horas masacrar civiles en el país más protegido e impenetrable del mundo. A la invasión de Ucrania, que Irán y Corea del Norte apoyan, se ha añadido ahora el golpe a Israel y la respuesta iracunda del Estado Judío, que siempre ha respondido ojo por cien ojos y diente por toda la dentadura. Hamás e Irán lo sabían y, aun así, atacaron. Rusia lo sabía, y atacó. Dos o tres provocaciones más de esta índole y casi sin darnos cuenta empezaría la última guerra del mundo, la III Guerra Mundial, y probablemente la aniquilación de todo lo que existe.

Temas recomendados:

 

Agtescribe(75000)25 de octubre de 2023 - 12:01 a. m.
Anoche hacía el mismo "juego de Tarot" con las mismas cartas geopolíticas, y la lectura me salió igual: El mundo (humano, solamente, salvo que contemos el daño ambiental y ecológico que arrastra) se está acabando por donde lo veamos. O nos aniquilamos en guerras, o morimos por brutos, porque las generaciones nuevas no saben ni de dónde se obtienen los huevos, si no hay una app para eso. (Con algunas excepciones, claro... O me linchan acá...)
blanca(snkd0)23 de octubre de 2023 - 03:01 p. m.
Héctor "El apocalíptico" Abad.
DIEGO(25270)23 de octubre de 2023 - 12:50 p. m.
Fue lindo mientras duro. Ya estabamos acabando con la vida en el planeta, por lo queserá un alivio para los oceanos, bosques, paramos y toda la naturaleza en general. A lo mejor las abejas y tantos otros seres vivios vuelvan a ser lo que fueron alguna vez.
Carlosé Mejía(19865)23 de octubre de 2023 - 12:54 a. m.
No, el planeta no va a desaparecer con otra guerra mundial. Si al caso desapareceremos nosotros y eso está bien porque los humanos somos una plaga engreída y destructora que no merece la felicidad ni la trascendencia. Quizá ese sea nuestro sino...
Ccdaw(v9l66)22 de octubre de 2023 - 11:24 p. m.
Por fortuna China tiene claro que no participará en una guerra antes de 2050, momento en el cual, ningún país estará en condiciones de ganarle.
  • Mar(60274)23 de octubre de 2023 - 03:28 p. m.
    China es muy inteligente para querer meterse en guerras, ya que EEUU u otro no le dejen salida, pero su estilo es la negociación.
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar