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Las ganas de vivir en otra parte

Héctor Abad Faciolince
27 de junio de 2021 - 05:30 a. m.

Hay un verso de Juan Vicente Piqueras que describe muy bien esta situación: “Solo soy feliz yéndome”. También hay una palabra en alemán que es todo lo contrario a la nostalgia (lo opuesto al dolor del hogar o a las ganas de casa): Fernweh, que significa algo así como “deseo de lejanía”, ganas de estar en otra parte. O en “otraparte”, para decirlo a la manera de Fernando González, que optó por una especie de exilio interior, que es otra forma de irse sin tener que largarse.

Varios poetas colombianos lo han sentido y expresado a su manera. Porfirio Barba Jacob: “Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonría”. León de Greiff: “Busca, busca el espíritu mejores aires, mejores aires”. Los escritores más importantes de Colombia solo pudieron escribir lo que querían yéndose a vivir lejos. Silva y Cuervo en París; Sanín Cano en Argentina; Barba Jacob en Centroamérica; García Márquez, Mutis y Vallejo Rendón en México; Laura Restrepo en España. Incluso entre los escritores más jóvenes, algunos han dado lo mejor de sí en otro país. Tomás González en Nueva York; Santiago Gamboa en Roma; Juan Gabriel Vásquez en Bélgica o Barcelona; Sara Jaramillo Klinkert, Dasso Saldívar y Lorena Salazar Masso en Madrid.

El país da buenos frutos, pero su semilla no germina bien aquí. La mejor parte de mis amigos judíos, que tienen como pocos el olfato afinado para saber cuándo hay que huir, se marcharon de aquí en las últimas décadas del siglo pasado. Siguen hablando y pensando como si estuvieran aquí, pero después de atracos, secuestros, amenazas, muertes, ya no se atreven ni a asomar la nariz por estos lares.

Sé de cientos de personas que no tienen ni un pelo de judías, que son ateas o van a misa todos los domingos, pero que pidieron y obtuvieron la nacionalidad española por tener en su genealogía un dudoso apellido de marranos. Su nuevo pasaporte, más que un orgullo, es una especie de seguro de vida o de salida de emergencia. No lo pidieron por falta de patriotismo ni de amor al país. Simplemente desconfían de que aquí la vida sea vivible de verdad.

Cuando estoy afuera, más que por el aspecto o la forma de vestir, reconozco a mis paisanos por el léxico, por las muletillas que nos identifican mejor que las huellas digitales: “gonorrea”, “marica”, “malparido”. Me basta oír la sílaba “nea” para cambiar de acera y tocarme el bolsillo. ¿Qué se puede esperar de un país que no produce queso sino quesito?, se preguntaba mi amigo Alberto Aguirre. Yo me pregunto: ¿qué es puede esperar de un país cuya palabra bandera es “gonorrea”?

Vivo aquí, todavía vivo aquí. Esperanzado en el proceso de paz decidí gastarme mis ahorros en una pequeña empresa editorial, Angosta, para publicar lo mejor del joven talento literario colombiano. No ha sido difícil encontrar ese talento; aquí uno levanta una piedra y brotan poetas, cuentistas y novelistas de gran calidad. Escriben libros duros y valientes, pero ¿hasta cuándo y para qué?

Colombia es un país en conflicto consigo mismo. Un país que se odia y se desprecia al mirarse al espejo. Una nación resentida, enferma de odio y acomplejada de resentimiento. Los supuestos blancos no quieren ver su lado indígena o negro y lo desprecian. Los supuestos indios o negros no ven su lado blanco y conquistador y lo niegan, lo cancelan o lo derriban. Los unos recelan de los otros, se enfrentan, se hostigan, se desprecian con la más honda inquina. Y quienes queremos reconciliarnos con todo lo que somos, sin violencia, no tenemos ningún lugar, despreciados y odiados por unos y otros. Por los puros que se creen superiores y con derecho a matar para defender sus privilegios, y por los oprimidos que por haberlo sido se sienten mejores y con derecho a la venganza.

Busca, busca el espíritu mejores aires, mejores aires. Aquí, en esta tierra angosta, de mente estrecha y rabiosa, entre la injusticia, la inequidad, la ignorancia y el rencor, cada día es más y más asfixiante vivir. Abur, adiós, abur.

 

Felipe(94028)27 de junio de 2021 - 04:53 p. m.
Trabajé 37 años en Europa y cuando me pensioné, cometí el error de volver a mi ya "otro país" que no había cambiado nada: violencia, suciedad, pobreza endémica, delincuencia y corrupción. Por fortuna, no vendí mi pequeño apartamento en el Mediterráneo y ya estoy aquí de nuevo, tranquilo, con nietos que de Colombia ya ni hablan. Lo decía Juan Goytisolo, "no hay mayor libertad que la del exilio".
  • Win(76151)27 de junio de 2021 - 11:55 p. m.
    🤔
  • Felipe(94028)27 de junio de 2021 - 11:31 p. m.
    Eduardo, las tierras no son despreciables, hay personas despreciables que vuelven inhabitables algunas tierras. El hecho casual, aleatorio, de haber nacido en un lugar no tiene ningún mérito ni debe ser motivo de orgullo. "Dónde quiera que uno muere, todas las tierras son benditas", dice el vallenato.
  • Eduardo(66587)27 de junio de 2021 - 07:11 p. m.
    Bien ido señor. Desagraciado aquel que desprecia su tierra
  • CHARLIE(21367)27 de junio de 2021 - 05:45 p. m.
    Lo felicito, quédese por allá ya que puede, porque aquí como dicen: asusta y apesta.
Atenas(06773)27 de junio de 2021 - 04:08 p. m.
Nooo, sí el dolor tuyo surge de tamaño error de apreciación, de querer emprender bajo la simple ilusión de un indigno y retorcido acuerdo, en la olla estás y con razón de corazón aquí ya no estás. Y si de arandela nos ponés de ejemplo a Gamboa tamb. cañando estás. No le pongás tantas bolas al asunto, Terencio, de Cartago, en Roma anticipó "Somos ciudadanos del mundo"
  • Juan(43597)27 de junio de 2021 - 05:05 p. m.
    a los que soñamos con un pais civilizado solo nos queda esperar que los de su clase sean una minoría que cada vez tenga menos peso
  • Eduardo(66587)27 de junio de 2021 - 07:13 p. m.
    Este autodenominado Atenas, ciudadano de las cloacas.
Carlos(16963)27 de junio de 2021 - 04:07 p. m.
Toda la verdad, los que se puedan ir de este "cagadero" ( me perdonan la expresiòn pero asì veo a Colombia) ojala lo puedan hacer, yo ya soy un viejo de 70 años, y no me queda otra alternativa pues no tengo ni medios, ni alcances para coger otros rumbos , pero vivo con zozobra antes todos los males del paìs, pobreza, inseguridad, corrupciòn, inestabilidad.etc.
  • CHARLIE(21367)27 de junio de 2021 - 05:36 p. m.
    Si señor, aunque el termino suene duro, como dicen, a la verdad no se le puede poner banda papayera ni flores, y este país efectivamente es eso: UN CAGADERO!
  • Eduardo(66587)27 de junio de 2021 - 07:16 p. m.
    Viejo, al parecer nunca luchaste por este país, por tu tierra, como muchos seguro eres admirador y devoto de los colonizadores. Muy triste vida, lo lamento, con respeto te lo digo.
Periscopio(2346)27 de junio de 2021 - 03:54 p. m.
Mientras en Francia Macrón conduce a los franceses por caminos de renovación y moralización, en Locombia nuestro “mesias” nazi-onal va en sentido contrario, conduciendo al rebaño de ingenuos de regreso a la barbarie primitiva de la guerra y al cretinismo y la decrepitud moral, al fratricidio y al maquiavelismo. ¡Y todos tan contentos en “el país más feliz del mundo”! ¡Ay hombe!
Periscopio(2346)27 de junio de 2021 - 03:52 p. m.
Recientemente se vieron algunos ratones en el recinto del congreso, pero emigraron más rápido que Speedy González para otros lugares menos repugnantes cuando vieron a las grandes ratas que fungen de congresistas, en especial las del centro democrático.
  • Atenas(06773)27 de junio de 2021 - 04:01 p. m.
    Y a este Julio, sin h y sin nociones de bien escribir y conjugar verbos, ¿cuánto lo 'forza' cometer semejantes dislates? Mejor vaya y 'esforcese' más en los verbos irregulares.
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