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Privilegios, paro y pobreza

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Héctor Abad Faciolince
02 de mayo de 2021 - 03:00 a. m.
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Varios colegas me han hecho saber, alarmados, que en la reforma tributaria se suprimen algunas ventajas de las que hemos disfrutado los escritores por la “Ley del Libro”. Gracias a esa ley las industrias de la impresión y del libro se han desarrollado mucho en Colombia en los últimos decenios. Y para los autores ha sido una dicha que las regalías no tengan impuestos. “¡En pie de lucha por nuestra dicha!”, exclamó uno de mis amigos. Le contesté que era justo que se acabara esa dicha o, mejor, ese privilegio.

Se sabe que la mayoría de las personas que se dedican a escribir cuentos, poemas o novelas no tienen la vida fácil. Ganarse el pan por medio de la escritura es algo que se logra (si llega a conseguirse) después de muchos años de esfuerzo. Por eso estoy de acuerdo en que los derechos de autor estén exentos de impuestos, pero solo hasta un cierto monto anual. ¿Cuánto? Yo diría hasta $36 millones anuales, o unos tres salarios mínimos mensuales. Por encima de esa cifra está bien pagar el 20 % que propone la reforma tributaria. No tiene sentido que, si mis libros venden 30.000 ejemplares al año y por esos libros me dan regalías de $120 millones, estos $10 millones mensuales estén exentos de todo gravamen. Es un privilegio injusto.

Una vez admitido que un privilegio así se debe acabar, tengo que decir que otras propuestas sobre los libros de la reforma tributaria son absurdas. Y no porque me hagan daño personalmente –que me lo harían–, sino porque le hacen daño a la lectura, es decir, a la educación y el deleite de todos los ciudadanos. ¿Qué es lo dañino? Gravar con IVA la impresión de libros y tasar también el papel, las cartulinas, las tintas y demás insumos de la cadena del libro. Se ha calculado que una reforma así haría que los libros subieran de precio más de un 25 %. En un país donde se lee poco, este encarecimiento de los libros sería catastrófico. Sé que el presidente Duque tiene una buena biblioteca, en gran medida heredada de su padre. En honor a sus libros, presidente, detenga esta catástrofe para la lectura en Colombia.

Dos hechos de esta semana me hicieron pensar en lo injusto de mis privilegios. Los datos de crecimiento de la pobreza revelados por el DANE, devastadores, y las dimensiones de la ira, las ansias de saqueo y destrucción de muchos manifestantes en las jornadas de paro. ¿Qué hay en la mente de quienes salen a marchar con un martillo? ¿Por qué queman buses y destruyen paradas de bus como si el transporte público fuera un privilegio? ¿Por qué ven a toda empresa, banco o supermercado como un enemigo? ¿Por qué se minimiza y desprecia el riesgo de contagiarse y contagiar a otros del virus que es el primer causante del aumento de la pobreza?

Si la espantosa crisis económica apenas empieza a mostrar sus colmillos, y si el devastador aumento de la pobreza se piensa resolver con un enfrentamiento a muerte entre ricos y pobres, entre privilegiados y desposeídos, entre empresarios contra estudiantes, obreros y desempleados, el plato está servido para otras elecciones entre dos candidatos extremistas. Y esto es lo que desean que pase ambos extremos, de modo que un centro socialdemócrata quede sin espacio y sea calificado de tibio, acomodado e irrelevante. Los defensores explícitos o camuflados de los privilegios, los que desprecian a todo aquel que no sea de su élite plutócrata, contra aquellos que niegan todo mérito, toda ganancia lograda por el ingenio, el estudio o el esfuerzo y persiguen el sueño suicida de exiliar la riqueza y repartir la pobreza.

Es el momento de que un centro duro y radical haga oír su voz contra los extremistas. Por la empresa y el mérito sin privilegios desmedidos; por la lucha firme y paulatina para disminuir la pobreza, mejorar la salud y la educación, sin los atajos populistas de igualitarismo barato, que siempre han funcionado mal en el mundo. En últimas, ¿queremos el enfrentamiento perpetuo o la democracia, la conciliación y la política?

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Eduardo(28770)10 de mayo de 2021 - 12:43 a. m.
Vaya, vaya...? Quieres tributar y no te dejan? Listo, monte una fundación para la educación de niños pobres y empiezas aportando tu 20%.
jairo(25182)06 de mayo de 2021 - 04:50 p. m.
Puede que escriba bien. Sólo le leí El olvido que seremos, así que no puedo juzgar más. Pero no por eso su opinion no es sesgada. Hay malintencion en muchas de sus "opiniones"
Oscar(5340)04 de mayo de 2021 - 02:57 p. m.
Es increíble, el principal causante del aumento de la pobreza es la Covid 19 ? que ingenuidad por no decir algo mas fuerte. Enfrentamiento a muerte entre ricos y pobres, los pobres van a matar a los ricos ? o, sin ser tan literal, a vencerlos ? es un chiste ? Centro duro y radical y los demas son extremistas ?
Carlos(62305)03 de mayo de 2021 - 12:06 a. m.
La biblioteca de Duque. Plop. Debe ser como la de los narcos. Solo para exhibir. Este títere no ha mostrado el talante de un estadista. Es un gomelito que sigue las órdenes de su escritor: Elinnombrable6402.
Alejo(7327)02 de mayo de 2021 - 11:28 p. m.
No podemos negar que Héctor Abad es un buen escritor, pero sí que es claro que su mirada política es bastante limitada. Y ni qué decir de considerarlo un intelectual, porque hace alarde de una superficialidad digna de periodista de RCN, Caracol o Bluradio. A estas alturas armar un argumento político a partir del tema de la radicalización es muy poco original y acertado...
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