Parece ser que en el subsuelo de un territorio bendecido por la naturaleza (la región de Jericó, Támesis, Tarso, Jardín, en el suroeste antioqueño) hay grandes cantidades de cobre, oro, plata y molibdeno. Perforando la tierra, las peñas, los acuíferos, a hectómetros o kilómetros de la superficie, haciendo los debidos túneles y sacando miles de toneladas de material, está la cueva de Alibabá, el tesoro que desorbita los ojos, dilata los poros y aviva la codicia: oro, dólares. A muchos se les hace agua la boca, y especialmente a una empresa minera trasnacional, la sudafricana AngloGoldAshanti (AGA), ahora con muy activos y ambiciosos proyectos en Colombia.
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