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Reina y madre

Héctor Abad Faciolince
11 de septiembre de 2022 - 05:30 a. m.

Cuando la longevidad, el compromiso y la lucidez coinciden con un cargo vitalicio (ser reina o ser madre son tareas vitalicias), las personas favorecidas con estos dones adquieren un halo especial, un halo casi sagrado. Escribo esto el 8 de septiembre. Hace exactamente un año mis hermanas y yo enterramos a mi madre de 96 años. Cecilia Faciolince fue una mujer inteligente, trabajadora y llena de ganas de vivir y de seguir siendo madre hasta sus últimos días. Hoy mismo leo la noticia de la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra, a los 96 años, que siguió cumpliendo con su deber hasta dos días antes de morir, despidiendo a Boris Johnson y recibiendo a la nueva primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, con las últimas fuerzas que le quedaban. La sonrisa de siempre y el morado de la flebitis en la mano extendida. Fuera de la edad, la coincidencia de fechas, la lucidez y la entrega, no había nada más en común entre estas dos mujeres. Quizá solamente, repito, sus cargos vitalicios: también mi mamá fue madre durante 70 años, igual que la reina fue reina durante el mismo tiempo.

 

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