El ejercicio de la política se está convirtiendo cada vez más en una práctica cotidiana de crueldad y sufrimiento, de sadismo y masoquismo complementarios. Las redes sociales son como una arena romana donde se enfrentan gladiadores políticos, combatientes que de algún modo se saben condenados al poder o a la muerte y por lo mismo dan un espectáculo –cuanto más sangriento mejor– que enardece a la plebe, a los espectadores circundantes que se desgañitan por el uno o dan chillidos por el otro. En el ring virtual de las redes, los triunfadores son los que más duro pegan, pero curiosamente también triunfan los que más sangran....
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