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Una gota de sangre

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Héctor Abad Faciolince
07 de noviembre de 2021 - 05:30 a. m.
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La regla (y, en el caso de varios estados, la ley explícita) fue muy común en los Estados Unidos hasta después de la Segunda Guerra Mundial, pero en muchos sentidos se sigue aplicando en el país que más influencia cultural –y académica– tiene sobre nosotros. Se puede formular de varias maneras: 1. Basta una gota de sangre negra para ser negro. Extensión: Basta una gota de sangre japonesa, indígena, china… para ser japonés, indio, chino. 2. Basta una gota de sangre no blanca para ser negro. Variación: Basta una gota de sangre de color (café, amarilla, marrón, negra) para ser de color.

Hay una anécdota que aclara el tinte delirante y el punto de vista puramente blanco de la regla de la gota de sangre. Durante la Segunda Guerra Mundial se estableció que quienes tuvieran “una gota de sangre japonesa” eran encerrados en campos de concentración para enemigos, como japoneses. Pero nunca se aplicó la regla de “una gota de sangre alemana” para los originarios de este país. En tal caso, por ejemplo, habrían tenido que internar en campos al 70 % de la población de Iowa, de origen alemán.

Este delirio racista, One-drop rule en inglés, explica algunas cosas que para nosotros no son nada fáciles de entender aquí. Por ejemplo que el recién fallecido general Colin Powell haya sido considerado “el primer Secretario de Estado afroamericano” en el país del norte. Este jamaiquino de piel clara, aquí, no llega ni a mulato. En Estados Unidos, en cambio, son muy comunes los “negros” (blacks) de ojos azules, considerados negros, sobre todo, y no cualquier otra cosa, por la regla de la gota de sangre. El mismo Barack Obama, hijo de madre blanca Wasp, y criado en una familia del mismo tipo, se ha declarado siempre negro por una cuestión de orgullo, y en cierto modo por aceptar la regla de la gota de sangre. Kamala Harris, mitad hindú y mitad jamaiquina, considerada en Estados Unidos “la primera vicepresidente mujer de origen afroamericano”, creo que en Colombia sería considerada una morena y no cumpliría los requisitos para ser la cuota igualitaria en un hipotético gabinete multirracial o multicultural.

La obsesión gringa por la taxonomía racial es la cosa más exasperante para cualquiera que tenga que rellenar un papel burocrático en ese país. En esos papeles uno está obligado a responder si es hispano, asiático, afrodescendiente, blanco, latino, indígena americano y no sé qué más grupos étnicos o raciales. Obviamente en esos papeles no se contempla la opción “meimportaunculo”; o una que conceda “no tengo ni idea”; tampoco hay un cuadrito al frente de algo que diga “raza humana” en el que uno pueda delinear una gran X reteñida.

En América Latina, desde la Colonia, la regla era más bien la inversa. Había esclavos negros, por supuesto, pero algunos de estos descubrieron que había una manera para que sus hijos pudieran salir de la esclavitud: si nacían de una madre indígena o de un padre blanco. Los hijos mestizos entre africanos con indígena americano o con europeo, según las Leyes de Indias, no podían ser esclavizados. Hubo muchos criollos que se oponían a esta ley que mermaba la disponibilidad de mano de obra esclava.

Aquí, creo que por influencia de la academia norteamericana, y seguramente con buenas intenciones, en los últimos decenios nos hemos venido inclinando hacia esa taxonomía racial. Se trata de proteger y favorecer a poblaciones discriminadas, afrodescendientes o indígenas. Se trata también, quizá, de acción afirmativa o de acceso a derechos y subsidios. Pero me temo que con esto estamos logrando lo mismo que se ha logrado (también con muy buenas intenciones) con la decisión de dividir a las personas por estratos socioeconómicos del uno al seis. En principio era una cuestión de tarifas favorables, pero se volvió simple y llanamente discriminación, casi un sistema de castas.

La obsesión, importada, de clasificar a los ciudadanos según el color de la piel, creo que nos hace mucho más daño que el bien que nos pueda hacer.

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ERWIN(18151)08 de noviembre de 2021 - 12:26 a. m.
todos ..todos descendemos de la raza negra ..es la unica pura ..los demas son una mezcla ..o sea de Kunta Kinte ..hitler tenis trazas de la raza negra ..jajajaaa ..nos hubieramos ahorrado la 2da guerra mundial ..
Jaime(64690)07 de noviembre de 2021 - 10:32 p. m.
De acuerdo con lo de la raza que también debería aplicar para sexo (que ahora llaman género) pero la estratificación socioeconómica es un mal necesario pues define subsidios y tarifas.
Hugo(14000)07 de noviembre de 2021 - 10:16 p. m.
Clasificar la realidad no es malo,por sí.Discriminación por raza,no es tan pernicioso como la que se hace por pobreza,fealdad,"pinta" corporal etc.Pej.las FFMM no admiten a los de menos de cierta estatura;universidades,colegios y suscripciones a los que no tengan dinero,en cargos y premios a los que no tengan la mejor capacidad natural o social así se hayan esforzado más.El dinero sí que iguala.
luis(89686)07 de noviembre de 2021 - 07:20 p. m.
Usted no sabe quién soy yo.
Yesid(xq8m1)07 de noviembre de 2021 - 07:12 p. m.
En estos momentos debemos aplicar, sin constituir ofensa alguna, la regla del verdadero político colombiano que necesita el país. Es aquel que NO lo identifique con “Corruption One-drop rule”. Es la clase de político que debemos elegir.
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