Inteligencia artificial
La Inteligencia artificial (IA) tiene como fin imitar la función cognitiva humana; ésta es la relativa al conocimiento, a las percepciones mentales, al lenguaje o la memoria, a través de máquinas, programas de software y procesadores; se trata de la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades de los seres humanos, como pueden ser, por ejemplo, el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad, la habilidad de organizar, de planear y distribuir tareas, entre otras, con una ventaja que la caracteriza y es analizar y procesar una gran cantidad de información en cuestión de segundos.
Esa posibilidad de adquirir capacidades propias de los seres humanos es posible gracias a los algoritmos. Éstos son un conjunto de instrucciones informáticas que recibe una máquina para resolver un problema o ejecutar una acción. La autonomía, en este contexto, es la capacidad de una máquina para realizar una tarea o función por sí misma. Los algoritmos le otorgan autonomía a la IA, y es precisamente esa autonomía lo que causa pánico en el mercado. Entre mayor autonomía mayor riesgo y menor control.
Alan Turing, considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y a quien se le atribuye la formalización del término algoritmo, es considerado por muchos el padre de la inteligencia artificial. Además de cobrar fama por descifrar códigos nazis en la Segunda Guerra Mundial, en 1950 inició su artículo intitulado Computing machinery and intelligence, donde formuló la siguiente pregunta: ¿Las máquinas pueden pensar? Que lo llevó a desarrollar el test de Turing, que mide la capacidad de una máquina para hacerse pasar por un ser humano mediante una prueba conversacional.
Afirmaciones radicales como las realizadas por Stephen Hawking, quien expresó que “El desarrollo de plena inteligencia artificial podría significar el fin de la raza humana”, están relacionadas, precisamente, con la autonomía de la IA. En la medida que las máquinas no sean totalmente autónomas, esto es que haya por lo menos un mínimo de intervención humana, se podrá garantizar entonces un nivel de seguridad deseado; por el contrario, en la medida en que menos se necesite la intervención humana, más complejo y menos predecible será el algoritmo.
Existen diversos tipos de algoritmos, dentro de los cuales los principales son:
- El aprendizaje por refuerzo (RL, Reinforcement Learning): este tipo de aprendizaje está enfocado en la interacción permanente sustentada en la metodología de “prueba y error”, que una máquina puede realizar en tiempo record analizando millones de datos. Un ejemplo de este modelo de aprendizaje es la IA ajedrecista AlphaZero de DeepMind.
- Aprendizaje supervisado (Supervised machine learning): se emplean modelos predictivos o algoritmos que utilizan datos de entrenamiento. Un ejemplo de este tipo de aprendizaje es el de los vehículos autónomos.
- Aprendizaje no supervisado (Unsupervised machine learning): en este caso el algoritmo realiza un auto-entrenamiento para analizar y explorar datos no etiquetados y desconocidos, sin indicaciones externas ni supervisión.
La IA y el empleo
Los avances tecnológicos como la IA siempre han traído consigo dilemas y cuestionamientos en entornos laborales, al punto que a lo largo de la historia se han observado debates en torno a la capacidad de las máquinas para sustituir las labores que tradicionalmente realizan las personas.
El ludismo, movimiento liderado por artesanos ingleses, creado a principios del siglo XIX, enfocaba su lucha contra las nuevas máquinas de telares industriales y máquinas de hilar que, sostenían, los dejarían sin trabajo y destruirían sus empleos. Actualmente el contexto es distinto al del siglo XIX, pero una pregunta similar vuelve a ser el inicio de numerosos debates: ¿qué tan probable es que la inteligencia artificial genere el desempleo de millones de personas? Este es un cuestionamiento que no puede responderse a la ligera, dado que tiene varios elementos que deben analizarse en conjunto.
Con la irrupción de Chat GPT muchas personas se dieron cuenta de la utilidad y los avances de la inteligencia artificial, dado que se trata de una herramienta que cuenta con mucha información y sus respuestas se asemejan al lenguaje humano, a tal punto que en muchos casos no es fácil distinguir si se está hablando con una persona o con una máquina.
Chat GPT luce como la punta del iceberg en torno a las verdaderas capacidades de la inteligencia artificial. Hace menos de dos meses en una cadena de noticias mexicana arribó Nat, la primera presentadora con inteligencia artificial en América Latina, pero no la única, pues cadenas como Kuwait News también tienen presentadores con inteligencia artificial. Así mismo, gracias a una investigación de la Universidad de Texas, se ha creado una inteligencia artificial capaz de “traducir los pensamientos”, es decir, algo parecido a leer la mente y transcribir los pensamientos en texto.
Por otro lado, el arte, que al principio muchos mantenían distante de la inteligencia artificial por considerar que la creatividad y la generación de piezas artísticas es una facultad exclusiva del ser humano, también es un campo que se ha visto impactado por los avances tecnológicos, dado que se observan aplicaciones con la capacidad de crear obras gráficas, música e incluso imitar voces, aspectos que ya han generado importantes debates no solo desde el punto de vista del empleo, sino desde los derechos de autor. En esta materia, OpenAI diseñó DALL-E, que ya amenaza con remplazar a los diseñadores gráficos.
Algunas tareas también han podido empezar a ejecutarse a partir de robots e inteligencia artificial; ejemplo de ello son los vehículos autónomos, algunos tipos de drones y labores de atención al público, remplazando oficios como el de recepcionistas o meseros. Estos avances han generado pronunciamientos como el de Goldman Sachs, que señala que la inteligencia artificial podrá afectar 300 millones de empleos, cifra que es alarmante para todos los países.
Otro estudio al respecto es el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cual presenta resultados agridulces: por un lado, señala que la inteligencia artificial trae muchos beneficios para optimizar y facilitar las labores en áreas como la economía y la salud, pero al mismo tiempo señala que en América Latina se podrían perder entre el 36 % y el 43 % de los empleos debido a esta tecnología. Estas cifras muestran una tendencia que es reafirmada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que señaló que en Colombia se podrían perder 274.000 empleos solo en el sector público.
En el mismo sentido, Bill Gates estableció que profesionales como los docentes, escritores, especialistas en relaciones públicas, contadores y secretarios legales competirán directamente con los sistemas de inteligencia artificial dentro del sector laboral. Por su parte la Universidad de Pensilvania estableció que dentro de las profesiones en riesgo se encuentran los intérpretes, encuestadores, poetas, matemáticos, analistas de finanzas y diseñadores de interfaces web.
También puede leer: Entrando a la fase de singularidad: punto de no retorno en IA
Arvin Krishna, CEO de IBM, manifestó recientemente que la contratación de personal en la compañía para un futuro próximo entraría en una fase de desaceleración para dar paso a la integración de la inteligencia artificial en los distintos procesos “core” del negocio. De acuerdo con James Kavanaugh, CFO de IBM, el recorte en la empresa llega a los 39 mil empleados, lo que se suma a los despidos masivos de Meta y Amazon, que anunciaron despidos de 11 mil y 18 mil empleados respectivamente. Gran parte de esos despidos, motivados por la IA.
En reciente entrevista para Bloomberg, Krishna indicó que las labores que no tienen que ver directamente con sus clientes podrían ser automatizadas y desarrolladas por IA, reseñando ejemplos como los departamentos de recursos humanos y los puestos de back office.
¿Qué hacer para proteger los derechos de los trabajadores?
Aunque la IA tiene capacidades propias de las películas futuristas, también es cierto que tiene inexactitudes que impiden su funcionamiento fluido en muchos entornos laborales. Por ejemplo, así como chat GPT fue elogiado en un comienzo, muchas personas también encontraron que no era capaz de resolver ciertos cuestionamientos que exigían capacidades de abstracción y pensamiento lógico, además de presentar información errada o incompleta.
Así mismo, en una publicación de la CEPAL elaborada por Salima Benhamou, se establecen limitaciones de la inteligencia artificial, tales como la dependencia de una gran cantidad de datos para funcionar, problemas en la explotación y calidad de los datos, sesgos discriminatorios e incapacidad de contar con razonamientos intuitivos y sentido común.
Estas falencias han hecho que las personas utilicen chat GPT como una ayuda o guía, pero no para remplazar completamente al ser humano, debido a que se necesita de la validación de una persona para analizar y complementar lo dicho por esa máquina. Por esta razón expertos de las universidades de Warwick y Sussex en Reino Unido han establecido que, en muchos casos, esta tecnología no supone la pérdida de puestos de trabajo.
En general, esta es la posición actual que tienen varios expertos en la materia: se trata de una herramienta tecnológica que va a ayudar a optimizar labores de los seres humanos, pero no a sustituirlo completamente. Piénsese en que esta transición será similar a la llegada del computador, que sirvió como instrumento para agilizar muchos procesos, pero no remplazó al ser humano, dado que se necesita de una persona capacitada que pueda utilizar correctamente el computador o, en este caso, la inteligencia artificial.
Independientemente de las fallas, brechas y falencias que existen en la inteligencia artificial, lo cierto es que esta tecnología va a generar un impacto notable en el sector laboral, por lo cual es importante que los países se anticipen a esta realidad, actuando de manera proactiva y no reactiva, pues la demora en las soluciones y regulaciones, puede desembocar en una crisis social.
De acuerdo con Pablo Urquijo, que pertenece a la división de tecnologías del Grupo Manpower, en entrevista con el diario El Mundo, “históricamente los temores sobre la tecnología han terminado por ser infundados en gran medida porque los beneficios han superado los daños”. En la misma entrevista, David Plaza director de Información e Innovación tecnológica del Grupo Adecco, expresó que “…el temor a la destrucción de empleo ha acompañado siempre a los avances tecnológicos, pero aunque muchos empleos terminan desapareciendo, también surgen otros nuevos que ni siquiera habíamos imaginado, por lo que se debería hablar de transformación en el empleo y no de destrucción de puestos de trabajo”.
Normativamente ya se está abordando esta discusión en Colombia, dado que la reforma laboral que se encuentra en curso en el Congreso prevé disposiciones de protección al trabajador “en procesos de automatización”, señalando que tiene derecho a ser reconvertidos laboralmente o ser reubicados en otro cargo; en caso de que esto no sea posible se debe indemnizar al trabajador e ingresará a la ruta de empleabilidad del Servicio Público de Empleo.
Ahora bien, aunque esta medida es positiva por otorgar una protección especial, la misma es insuficiente. Se requieren acciones coordinadas desde todos los frentes para reducir el impacto de la inteligencia artificial en materia laboral a través de políticas públicas completas, que tengan como uno de sus ejes transversales la educación de toda la ciudadanía.
En efecto, y como se observó anteriormente, la inteligencia artificial tiene falencias y, por ende, su función será la de complementar al ser humano. Sin embargo para que ello sea efectivo, es necesario que la población conozca cómo funciona y cuáles son sus virtudes para optimizar las labores, por lo que es necesario que desde la educación básica secundaria se implemente una formación académica para garantizar que los bachilleres del país tengan las competencias tecnológicas acordes con los nuevos avances a nivel mundial.
En el mismo sentido, el sector empresarial debe aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial. Naturalmente el escenario ideal es que, en colaboración con el Estado, se inicien ciclos de formación especializada por sectores y se fomente la adquisición de herramientas de inteligencia artificial que optimicen la labor humana.
Aunque puede parecer complejo, si las acciones propuestas y otras recomendadas por los especialistas se ejecutan de la mejor manera posible, no solo se mitigará drásticamente la pérdida de empleos, sino que se podrán mejorar las condiciones laborales de las personas, que en un menor tiempo podrán realizar las mismas funciones gracias a la inteligencia artificial, permitiendo ascender el nivel de calidad de vida de la clase trabajadora y reivindicar, una vez más, los derechos de un sector vital para el crecimiento sostenible.
👽👽👽 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de tecnología? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.