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En este año 2025, la Universidad asumió colectivamente su política de cuidar, cuidarnos, no como un asunto individual, sino profundamente comunitario, vinculante, dialógico y problematizador.
Asimismo, nos implicamos con el contexto educativo en coadyuvar en la formulación de iniciativas legislativas para fortalecer el financiamiento de la Universidad Pedagógica Nacional y para garantizar el futuro de la educación superior pública, también en la construcción del nuevo plan decenal de educación 2026-2036. Nos comprometimos con la dignificación laboral de nuestros maestros(as); avanzamos en la definición del nuevo Plan de Desarrollo Institucional, y nos territorializamos en región con algunos programas formativos. Asumimos el año Orlando Fals Borda y celebramos 70 años de existencia. En cada una de estas propuestas hemos situado nuestras búsquedas, otorgado sentido a nuestras preocupaciones, anidado proyectos a largo plazo, y, sobre todo, desplegamos nuestros inéditos viables, cuya práctica político-pedagógica nos ha permitido asumir el compromiso de ser constructores de una historia compartida y de una conciencia dialéctica, pues somos sujetos de responsabilidad. Porque al por-venir lo acecha un sonajero de miedos, incertidumbres que espantan y angustias que a veces paralizan nuestras acciones.
Por ello, decimos que nuestro por-venir grita al viento dignidad y justicia. Un por-venir que nos invita a levantar nuestras voces como soles para que podamos ser escuchados(as). Un por-venir envuelto en el temblor de los abrazos para ofrendar el cuidado con gestos de generosidad y responsabilidad. Un por-venir que resiste al miedo con la fragancia de la esperanza.
De ahí que apelemos a la esperanza, la que nos permite ejercer con coraje la lucha por la autonomía, en torno a poder contribuir en la materialización de la dignidad y la justicia, y nos posibilite asumir con honestidad la defensa incondicional de los derechos humanos. Esperanza que nos pone en situación de compromiso para viabilizar proyectos formativos, investigativos y de proyección social y de movilización educativa.
Tenemos entonces la necesidad de continuar atendiendo nuestras realidades en clave de matrices epistémicas, núcleos de problematización pedagógica, emergencias categoriales y, sobre todo, siempre conectados con las problemáticas que indagamos, no desde un afuera, sino en los procesos pedagógicos con y desde nuestros estudiantes y maestros(as), directivos(as), trabajadores(as) y egresados(as); en donde los componentes de la subjetividad se anuden a los territorios afectivos, al vínculo social y pedagógico, a las memorias, a los conflictos, al cuerpo de la violencia y a la interseccionalidad en clave de clase, etnia, raza, género, diversidades sexuales, espiritualidades, relaciones generacionales e intergeneracionales, en procura de que las políticas del cuidado se corporeicen en nuestras prácticas cotidianas universitarias.
Nos convocamos entonces a reinventar el lenguaje de la posibilidad para afirmarnos como maestros(as) desde nuestra potencialidad, porque el por-venir también está lleno de interrogaciones y paradojas en el contexto de una universidad pedagógica, pues todo el tiempo rondan las preguntas: ¿Qué significa pensar el por-venir? ¿Qué está por-venir? ¿Qué queda por-venir? ¿Desde dónde albergar horizontes e inéditos viables? ¿Qué mundos son posibles para esta nueva generación de jóvenes maestros en formación y sus maestros(as) formadores(as)? ¿Cuál es el por-venir de la pedagogía? ¿Cuál es la pedagogía del por-venir? ¿Qué poema para este por-venir?
Interrogantes que nos invitan a dialogar sobre el tiempo futuro, sobre el aliento de esta época, a tener conciencia de la fragilidad y la vulnerabilidad para saber acompañarnos, con ellas, con paciencia y confianza.
Seguiremos empeñados(as) en seguir defendiendo tercamente la vida y la esperanza, porque son nuestro por-venir. Pues a la vida le basta el espacio de una grieta para florecer y enraizarse en nuevos comienzos y despertares. Y a la esperanza le basta la luz del alba para convertirse en nido de siembras, vuelos y cosechas.
Gracias a cada uno y a cada una, por hacer parte de este proyecto “Por una universidad que cuida su por-venir”.
*Rector Universidad Pedagógica Nacional.
