Para la Organización Mundial del Comercio (OMC), las "normas de origen" son los criterios para determinar el país de donde viene un producto. Se utilizan como instrumentos de política comercial para evitar los dumping, práctica que consiste en que un productor extranjero venda en otro país a precios ínfimos, con el fin apoderarse del mercado importador, quebrando a sus competidores, así como para salvaguardar sectores cuya producción y empleos consideran los gobiernos como necesarios.
Sospecho que, por medio de las "normas de origen", debería hoy Colombia estar protegiendo más la producción doméstica de sectores grandes empleadores, como los textiles, las confecciones, el sector agropecuario y la marroquinería.
“La OMC NO contiene normas específicas que rijan la determinación del país de origen de las mercancías en el comercio internacional. Cada parte contratante es libre de establecer sus propias normas de origen y puede incluso aplicar varias normas diferentes según la finalidad de la reglamentación de que se trate. Los redactores del Acuerdo General declararon con respecto a las normas de origen que podría omitirse el país exportador, de conformidad con las disposiciones de su legislación, si el importador reconoce previamente el país originario de las mercancías”.
Un artículo publicado el 31 de diciembre del año pasado por el prestigioso Von Mises Institute, de Austria, el cual se puede consultar oprimiendo aquí: Las "normas de origen" muestran por qué los acuerdos comerciales no son de libre comercio, está firmado por Robert P. Murphy, quien sostiene:
Sigue a El Espectador en WhatsApp“En el debate sobre el libre comercio observamos un temible fraude. La administración Trump ha estado involucrada en una guerra comercial de bajo nivel con China, imponiendo aranceles específicos a sus importaciones en un esfuerzo por llevar a Beijing a la mesa de negociaciones. Sin embargo, otros competidores ventajosos por medio del libre comercio le están bloqueando el efecto a Trump, debido al fenómeno del «transbordo» en el que China exporta sus bienes a un tercer país, desde el cual pueden ser vendidos a los Estados Unidos sin penalización alguna”.
Un artículo reciente del Wall Street Journal se titulaba: “Los aranceles estadounidenses sobre China están siendo reducidos por las trampas comerciales”. La firma de los tratados recientes entre China y los EE.UU. no redujeron totalmente los aranceles y nosotros los ingenuos colombianos también podemos estar siendo víctimas de los transbordos.
“Miles de millones de dólares en bienes fabricados en China sujetos a aranceles por la administración Trump en su lucha comercial con Pekín están esquivando los gravámenes de China al entrar a Estados Unidos a través de otros países de Asia, especialmente Vietnam, según datos comerciales y funcionarios de ultramar”.
Estos retos, comentan los expertos, afectan en especial tanto las exportaciones como las importaciones de los países en desarrollo por su carencia de personal con capacidad para participar en la solución de los conflictos del libre comercio. La elevadísima complejidad de los acuerdos firmados imposibilita emplear un sistema cuya viabilidad económica no existe para los países en desarrollo, porque necesitan grandes cantidades de dinero y de numerosos expertos legales para resolver sus conflictos. No se duda a la fecha de que la fragmentación, la efectividad y la credibilidad de la OMC están afectando la estabilidad del sistema de comercio multilateral vigente.