“Seis comandantes se destapan… y hablan”
El periodista español Ricardo Angoso puso a hablar a seis exmilitares de alto rango en una extraordinaria entrevista publicada por Las2orillas con el título de este comentario, el 16 de septiembre de 2018. De las diez páginas de dicha entrevista extracto y comento a continuación algunos acertados párrafos, no sin reconocer que todas ellas son excelentes.
El exgeneral Leonardo Barrera es bien duro y rotundo: “Son unos acuerdos a destiempo y que no había necesidad de hacerlos. O al menos no haberlos hecho en esas condiciones, haciendo renuncias fundamentales sobre el papel del Estado y ofreciendo claramente la impunidad. Si el Estado no se arrodilló en el 2002, cuando estábamos secuestrados en las ciudades y las fuerzas criminales tenían más de 40.000 hombres, cuando no se podía ni transitar por todo el país, ¿por qué ahora se tenía que arrodillar ante 7.000 guerrilleros para conseguir beneficios políticos y jurídicos para aquellos que han cometido crímenes de lesa humanidad? E incluso para acabar despenalizando el narcotráfico y para legalizar sus fortunas –las de los terroristas– en el exterior. Entonces, pienso, en esas condiciones no había ninguna necesidad de firmar un acuerdo. Yo creo que el mejor camino hubiera sido seguir apostando a la política de seguridad democrática, generando confianza en la gente”.
Su reflexión anterior la completa así el general Barrera: “El motor que mueve e inspira a casi todas estas actividades criminales es el narcotráfico. Tampoco hay políticas desde el gobierno para erradicar esos cultivos ilícitos y se han propagado como nunca antes en Colombia. En esas circunstancias, sin que nadie actúe, es muy difícil que las cosas cambien”.
El general Rito Alejo del Río sostiene que “las Farc siguen activas y ligadas a numerosas actividades delictivas, lo que ha provocado más criminalidad e inseguridad en el país… las Farc se han transformado en varias organizaciones criminales y siguen activas. Están activas y participan en varias actividades ilícitas, como el tráfico de drogas y la minería. Las Farc al día de hoy cuentan todavía con 7.000 hombres en armas y el Secretariado sigue al frente de esos grupos no desarmados todavía. Iván Márquez sigue al frente”.
Mis conclusiones con base en afirmaciones de los exmilitares: las soluciones erradas aplicadas a problemas existentes bien pueden crear nuevos problemas cuyas soluciones son más difíciles que las de los problemas originales. Imposible lograr la paz en un país que pasó de cultivar 50.000 hectáreas de coca a no menos 250.000. Negociar con el Eln no es solo muy difícil, sino poco viable.
Se debe aumentar el pie de fuerza tanto en las Fuerzas Armadas como en la Policía para evitar que se desborde la criminalidad. La JEP se creó con el fin de juzgar y condenar a los militares como sucedió en la Argentina. En la JEP se equiparan los militares con los criminales. Venezuela no solo participa en el comercio ilegal, sino que protege a los criminales. El deterioro de la seguridad es notable en todo el país. Y, agrega quien comenta, la financiación de los acuerdos no es ni será tarea sencilla, en competencia con los refugiados venezolanos. Ojalá que lo que empezó mal no termine peor.
El periodista español Ricardo Angoso puso a hablar a seis exmilitares de alto rango en una extraordinaria entrevista publicada por Las2orillas con el título de este comentario, el 16 de septiembre de 2018. De las diez páginas de dicha entrevista extracto y comento a continuación algunos acertados párrafos, no sin reconocer que todas ellas son excelentes.
El exgeneral Leonardo Barrera es bien duro y rotundo: “Son unos acuerdos a destiempo y que no había necesidad de hacerlos. O al menos no haberlos hecho en esas condiciones, haciendo renuncias fundamentales sobre el papel del Estado y ofreciendo claramente la impunidad. Si el Estado no se arrodilló en el 2002, cuando estábamos secuestrados en las ciudades y las fuerzas criminales tenían más de 40.000 hombres, cuando no se podía ni transitar por todo el país, ¿por qué ahora se tenía que arrodillar ante 7.000 guerrilleros para conseguir beneficios políticos y jurídicos para aquellos que han cometido crímenes de lesa humanidad? E incluso para acabar despenalizando el narcotráfico y para legalizar sus fortunas –las de los terroristas– en el exterior. Entonces, pienso, en esas condiciones no había ninguna necesidad de firmar un acuerdo. Yo creo que el mejor camino hubiera sido seguir apostando a la política de seguridad democrática, generando confianza en la gente”.
Su reflexión anterior la completa así el general Barrera: “El motor que mueve e inspira a casi todas estas actividades criminales es el narcotráfico. Tampoco hay políticas desde el gobierno para erradicar esos cultivos ilícitos y se han propagado como nunca antes en Colombia. En esas circunstancias, sin que nadie actúe, es muy difícil que las cosas cambien”.
El general Rito Alejo del Río sostiene que “las Farc siguen activas y ligadas a numerosas actividades delictivas, lo que ha provocado más criminalidad e inseguridad en el país… las Farc se han transformado en varias organizaciones criminales y siguen activas. Están activas y participan en varias actividades ilícitas, como el tráfico de drogas y la minería. Las Farc al día de hoy cuentan todavía con 7.000 hombres en armas y el Secretariado sigue al frente de esos grupos no desarmados todavía. Iván Márquez sigue al frente”.
Mis conclusiones con base en afirmaciones de los exmilitares: las soluciones erradas aplicadas a problemas existentes bien pueden crear nuevos problemas cuyas soluciones son más difíciles que las de los problemas originales. Imposible lograr la paz en un país que pasó de cultivar 50.000 hectáreas de coca a no menos 250.000. Negociar con el Eln no es solo muy difícil, sino poco viable.
Se debe aumentar el pie de fuerza tanto en las Fuerzas Armadas como en la Policía para evitar que se desborde la criminalidad. La JEP se creó con el fin de juzgar y condenar a los militares como sucedió en la Argentina. En la JEP se equiparan los militares con los criminales. Venezuela no solo participa en el comercio ilegal, sino que protege a los criminales. El deterioro de la seguridad es notable en todo el país. Y, agrega quien comenta, la financiación de los acuerdos no es ni será tarea sencilla, en competencia con los refugiados venezolanos. Ojalá que lo que empezó mal no termine peor.