El asunto de los cuadrangulares es rápido. En una semana se disputan tres fechas, y es ahí donde se pueden comprobar varias teorías que, por supuesto, se originan en los medios periodísticos y en el murmullo de las conversaciones de los aficionados. Acá se prueba si física y mentalmente están preparados los jugadores para soportar el trajín cada 72 horas.
Más que eso, es observar el rendimiento y la regularidad en las formaciones, que a esta altura del año deben estar definidas tanto en juego como en funcionamiento.
En los ocho equipos se aprecian jugadores, no muchos, determinantes e influyentes. En el Grupo A, Deportivo Cali, gracias a su orientador Rafael Dudamel, quien armó una buena columna vertebral, se ven figuras como Guillermo de Amores, Hernán Menosse, Jorge Marsiglia, Andrés Colorado, Hárold Preciado y, especialmente, Teo Gutiérrez. Nacional, sorprendido en un momento de la curva descendente, cuenta con Felipe Aguilar, Emanuel Olivera, a ratos Jarlan Barrera y por la misma línea Andrés Andrade, mientras Dorlan Pabón y Jéfferson Duque deben responder con su oficio de goleadores. Podría sonar a disculpa, pero las ausencias de Baldomero Perlaza y Danovis Banguero han contribuido al deterioro del juego colectivo. Por supuesto que la participación ya asegurada en copas de Suramérica los margine de la necesidad de ganar todo al haber jugado apenas dos fechas, hay camino aún para enderezar las cargas.
Júnior se organizó en el fondo con numeroso conglomerado de zagueros. Es evidente que Cariaco González y en algo Fabián Sambueza son los generadores de juego para delanteros no muy seguros al momento de definir. Es preciso reconocer que el semblante es bueno en líneas generales y está en la pelea, mientras Edwin Cetré sostenga su aporte y goles. Meritorio por lo realizado en el segundo torneo del año, es que Pereira con una mezcla de veteranos y unos buenos y rápidos delanteros cumple decorosa actuación y es juez del grupo.
En el Grupo B, el equipo más productivo es Deportes Tolima, ganando gracias a un proceso con jugadores que llevan tiempo juntos. Las ausencias de Álvaro Montero y Jaminton Campaz no han mermado en nada la manera de jugar. Zagueros como Julián Quiñones y Sergio Mosquera son determinantes en control de delanteros rivales y con Daniel Cataño, quien muestra irregularidad, sin desconocer su importancia. Lo digo porque antes del triunfo ante América conseguía buenas calificaciones. Con los diablos rojos estuvo impreciso y algo inseguro. Lo más destacado de los pijaos es el rendimiento como equipo, con dos volantes de primera línea incansables.
Millonarios, después del tropiezo ante América, cuadró caja en posibilidades aprovechando a Daniel Giraldo, David Macalister silva y, sobre todo, a Daniel Ruiz, revelación de la temporada, y sin ignorar el papel de Fernando Uribe. El embajador tiene con qué pelear el primer puesto a sabiendas de que el obstáculo será Tolima.
América es una incógnita. De un gran partido y con una línea titular seria cae en un bache por la misma cambiadera de jugadores. Todos sabemos que Joel Graterol, Marlon Torres, Luis Paz, Adrián Ramos, Deinner Quiñones y Jeison Lucumí son jugadores a los cuales es necesario rodear. Es curioso y la respuesta la tendrá el técnico Osorio, pero cambiar a siete jugadores de un partido a otro y, sobre todo, viniendo de un triunfo no parece coherente. Apenas vamos para la tercera fecha y cerraremos la primera vuelta. Creo que, de los ocho, Deportes Tolima muestra el mejor semblante y después podría estar el Cali. Alianza Petrolera, a diferencia de Pereira, entró pero se desinfló, al menos, en este comienzo.
