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Sobrado Tolima

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Hernán Peláez Restrepo
29 de mayo de 2022 - 01:25 a. m.
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Resultó la calificación más ajustada y precisa para definir la campaña del Deportes Tolima en esta Copa Libertadores, porque además de avanzar a octavos de final, hecho poco usual en las última versiones para equipos nuestros, superó en territorio brasileño a dos rivales, cortó un invicto muy largo del Atlético Mineiro, y jugó con gran concentración y picardía.

Digo sobrado, que, al menos en mis épocas, era la manera más sencilla de reconocer y apreciar las calidades de los estudiantes de altas calificaciones. Y ese aplauso, si se quiere, bien los merece el plante de los pijaos. Es preciso hilvanar una serie de detalles que justifican su excelente momento, en el torneo local y en la Libertadores, donde será el único representante colombiano capaz de cotejar con ese enjambre de equipos brasileños y argentinos, a partir de esta etapa, en donde en solo dos juegos, ida y vuelta, se puede instalar en cuartos de final, aunque lo tendrá muy difícil ante nada menos que el Flamengo, de Río de Janeiro.

Tolima tiene bien claro a qué jugar y cómo aprovechar sus virtudes. Se sabe de la velocidad de Anderson Plata por zona derecha, quien viene adquiriendo —nunca es tarde para aprender— mejor sentido de juego colectivo y sus apariciones, y los centros del lateral Marulanda encuentran destino cierto en cualquiera de los tres centros delanteros que tienen.

En la zona defensiva se han organizado muy bien en bloque solidario y de rapidez para estar atentos a desplazamientos de rivales. Conocen bien el manual de las coberturas y saben que en el juego aéreo defensivo cuentan con el larguirucho arquero Domínguez y la seguridad de Julián Quiñones. Además, y ese detalle fue el que más me gustó y espero que encante a aquellos aficionados que aceptan el resultado, cualquiera que resulte, pero aprecian y degustan los gestos técnicos de ciertos jugadores. El momento de Andrés Ibargüen y el de Lucumí son para aplaudir. Tienen dominio de balón certificado, atrevimiento para encarar o enfrentar al adversario y, ante todo, saben entender en cuáles sitios del campo son productivos. Quedé con ganas de verlos más minutos juntos en el campo y, de paso, desmentir aquella falsa teoría de que dos jugadores talentosos no pueden jugar al tiempo en el mismo equipo.

Además, Tolima no se asustó ni exhibió complejo alguno, así el rival tuviese a Hulk, Nacho y su público. Salió a frentearlo, a disputar el balón con decisión, sin temores ni aflojar anímicamente cuando el Mineiro le empató. Siguió apegado a su estilo de juego y obtuvo un resultado enorme. Todo lo anterior para decir que Tolima, sin ser invencible, en este pasaje de copa y torneo está sobrado.

Ahora, el Cali eliminado y el Júnior goleado por Unión serán materia de estudio para sus dirigentes. El Cali intentará rearmar una figura de cuadro más competitivo, sin mucha liquidez, aunque a falta de billete están convencidos de contar con varios talentos en divisiones menores. La familia Char ingresará a un terreno harto conocido por ellos: invertir en política o en el Júnior, que por presupuesto estaba llamado a ser más protagonista.

Tolima sacó la cara y solo resta que pueda continuar por esa senda contra Flamengo. Quedó pendiente, como aficionado clásico, al que siempre le agradó ver jugadores de técnica e inventiva, recrearme con la sociedad Ibargüen-Lucumí.

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