Mucho tiempo atrás, Deportivo Pereira fue conocido como la furia matecaña, con mezcla de sangre guaraní y criolla. Hoy el nuevo campeón, conformado solo por jugadores colombianos, hizo revivir en toda la región la emoción de ganar, conseguir un título y desterrar las frustraciones. Bastaría ver imágenes captadas en el Ramírez Villegas, donde las lágrimas corrieron a montones mientras el plantel levantaba la copa y su goleador, Leonardo Castro, ganaba el botín de oro, por sus anotaciones e influencia. Una ciudad que despertó y planea largas celebraciones, que bien merecidas las tienen.
Este Pereira fijó una cláusula que resulta antagónica al medio nuestro, pues cuando un cuerpo técnico promete resultados en un proceso a largo plazo corre el riesgo de pagar un precio alto perdiendo el puesto, porque las exigencias de resultados positivos son para ahora y sin hipoteca ni promesas para el mañana.
Así que, partiendo de esa premisa, en seis meses —lo que dura un torneo—, el joven técnico Alejandro Restrepo consiguió el anhelado y esperado por años título nacional.
Los equipos deben priorizar el juego colectivo por encima de los valores individuales. Sin embargo, es importante detallar el aporte de varios futbolistas. Los veteranos zagueros centrales, Correa y Ramírez; la entrega y el espíritu de lucha de un volante que ganó un pulso a la vida y ese fue el caso de Johnny Vásquez; Castro, el goleador, pero sería injusto no señalar a jugadores de gran ayuda como Mosquera, Berrío, Velásquez, Zuluaga, Fory y León Muñiz. Todos aportaron sus condiciones particulares de velocidad, reacción, acompañamiento, y a ellos se unió la importancia de Castillo en el arco, donde todos los equipos del mundo —es un axioma— comienzan a alcanzar sus logros y metas.
También es de común ocurrencia en nuestro fútbol que el equipo campeón empieza a ser acosado por rivales, interesados en los mejores. Ese riesgo lo saben el técnico y los desconocidos dirigentes, que, de paso, están en mora de aclarar que el Pereira es patrimonio de Pereira, Risaralda, y no de liquidadores de pacotilla e irresolutos jueces. Ya está bueno el cuento y es hora de sentar las bases para atender con decoro la participación en Copa Libertadores. En el plantel hay cinco jugadores en calidad de préstamo, quienes deben ser atendidos en primera instancia para saber si se cuenta con ellos, porque, y existe un ejemplo reciente, Deportivo Cali ganó un torneo similar y después se fue desbaratando de a poco, y ya sabemos de su situación. Por ello es preciso anticiparse a lo que pueda ocurrir.
Solo resta saludar al grande matecaña, al Deportivo Pereira, que ganó con merecimientos absolutos el título. Vaya reconocimiento enorme y serio.
Mucho tiempo atrás, Deportivo Pereira fue conocido como la furia matecaña, con mezcla de sangre guaraní y criolla. Hoy el nuevo campeón, conformado solo por jugadores colombianos, hizo revivir en toda la región la emoción de ganar, conseguir un título y desterrar las frustraciones. Bastaría ver imágenes captadas en el Ramírez Villegas, donde las lágrimas corrieron a montones mientras el plantel levantaba la copa y su goleador, Leonardo Castro, ganaba el botín de oro, por sus anotaciones e influencia. Una ciudad que despertó y planea largas celebraciones, que bien merecidas las tienen.
Este Pereira fijó una cláusula que resulta antagónica al medio nuestro, pues cuando un cuerpo técnico promete resultados en un proceso a largo plazo corre el riesgo de pagar un precio alto perdiendo el puesto, porque las exigencias de resultados positivos son para ahora y sin hipoteca ni promesas para el mañana.
Así que, partiendo de esa premisa, en seis meses —lo que dura un torneo—, el joven técnico Alejandro Restrepo consiguió el anhelado y esperado por años título nacional.
Los equipos deben priorizar el juego colectivo por encima de los valores individuales. Sin embargo, es importante detallar el aporte de varios futbolistas. Los veteranos zagueros centrales, Correa y Ramírez; la entrega y el espíritu de lucha de un volante que ganó un pulso a la vida y ese fue el caso de Johnny Vásquez; Castro, el goleador, pero sería injusto no señalar a jugadores de gran ayuda como Mosquera, Berrío, Velásquez, Zuluaga, Fory y León Muñiz. Todos aportaron sus condiciones particulares de velocidad, reacción, acompañamiento, y a ellos se unió la importancia de Castillo en el arco, donde todos los equipos del mundo —es un axioma— comienzan a alcanzar sus logros y metas.
También es de común ocurrencia en nuestro fútbol que el equipo campeón empieza a ser acosado por rivales, interesados en los mejores. Ese riesgo lo saben el técnico y los desconocidos dirigentes, que, de paso, están en mora de aclarar que el Pereira es patrimonio de Pereira, Risaralda, y no de liquidadores de pacotilla e irresolutos jueces. Ya está bueno el cuento y es hora de sentar las bases para atender con decoro la participación en Copa Libertadores. En el plantel hay cinco jugadores en calidad de préstamo, quienes deben ser atendidos en primera instancia para saber si se cuenta con ellos, porque, y existe un ejemplo reciente, Deportivo Cali ganó un torneo similar y después se fue desbaratando de a poco, y ya sabemos de su situación. Por ello es preciso anticiparse a lo que pueda ocurrir.
Solo resta saludar al grande matecaña, al Deportivo Pereira, que ganó con merecimientos absolutos el título. Vaya reconocimiento enorme y serio.