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Morfociclo

Hernán Peláez Restrepo

14 de agosto de 2021 - 09:00 p. m.

Todo evoluciona y cambia con el paso del tiempo. En sus métodos de preparación y entrenamiento, el fútbol no se queda atrás. Por ejemplo, Carlos Bilardo, antes del Mundial de México 86, resolvió llevar a su grupo a Tilcara, en el norte argentino, en la provincia de Jujuy, buscando adaptación a la altura y evitar contratiempos en Ciudad de México.

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Incluso, después de conseguir el título nació una leyenda coincidente con la filosofía de Bilardo. Se llamó la “maldición de Tilcara”, porque se asegura que hubo una promesa incumplida a la virgen del lugar. Con los años, diez jugadores de aquel campeón volvieron a la cancha polvorienta de Tilcara para un juego de exhibición. Desde el 86 Argentina no consiguió un título similar. La capital mexicana está a 2.250 metros de altitud y Tilcara a 2.465.

Hoy en día Reinaldo Rueda, con criterio modernista, realizó el hasta entonces desconocido para nosotros los del común el morfociclo. En una semana, se hacen ejercicios de recuperación, flexibilidad, resistencia e insistencia en determinados módulos tácticos y reacción a las estrategias del rival. Deduzco y por sentido común que la altitud de Bogotá, 2.630 metros, permite estar en condiciones más que aceptables para atender el primer juego en la próxima tanda de eliminatorias en La Paz, cuya altura se sitúa en 3.640 metros.

Sobre el mismo asunto, la casi totalidad de jugadores de las últimas convocatorias actúan en el exterior en ciudades de escasa altitud, quizá Tesillo, del León, está en una ciudad con 1.815 metros. Es claro que la próxima lista estará cimentada con los jugadores habituales, entendiendo que la mayoría de ellos están por comenzar sus temporadas regulares. Menos mal que es denominador común en las diez selecciones suramericanas. En síntesis, todos arribarán con poca competencia oficial y habrá reclamos por la falta de ritmo, cosa de común ocurrencia.

¿Cuántos del morfociclo estarán en la lista? Respuesta que solo tiene Reinaldo Rueda. ¿Cuántos podrían ser titulares? Me parece que las exigencias no están presentes en este momento. La gran conclusión es conocer cuáles jugadores del torneo local están disponibles por cualquier circunstancia, que si son llamados tengan ya la idea de juego que practica Reinaldo Rueda. Ya se sabe que después de la Copa América, Luis Díaz y Wilmar Barrios consiguieron alta calificación y sus puestos son de los más seguros en la alineación.

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Simultáneamente, la selección sub-20 sin competencia a la vista, por la determinación de Conmebol, entidad más política y financiera que futbolística, requiere un plan de competencia, así sea en la casa.

He propuesto que por cuenta de Dimayor o Difútbol se proyecte una especie de pentagonal con la presencia de las selecciones sub-20 de Valle, Antioquia, Bogotá y Atlántico, sin que tenga carácter de torneo corto. Cada quince días, como preliminaristas del fútbol profesional, cotejen la sub-20 con una de las mencionadas. Si entre las cuatro selecciones regionales se reúnen al menos sesenta jugadores, es probable conseguir ideas más claras sobre el potencial real de esa categoría, idea nada más para pensar y no frustrar a tanto jugador que con justa razón se queja de falta de competencia.

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