Publicidad

Acuerdo nacional contra las matemáticas


Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Hernando Gómez Buendía
19 de mayo de 2024 - 05:05 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Solución colombiana: que cada cual agarre su tajada, así la torta sea imaginaria. Esta, en resumen, es la reforma pensional de cuatro pilares que negociaron los miembros del Senado.

En el pilar solidario, dos de cada tres personas mayores de 65 años recibirán algo menos de $300.000 mensuales. Esto no es una pensión sino un subsidio estatal muy merecido, que sin embargo costará $17 billones anuales más de lo que hoy gira el programa Colombia Mayor.

En el pilar semicontributivo estarán los mayores de 62 y las mayores de 57 que coticen menos de 1.000 semanas, es decir, la mayoría de los trabajadores informales; estas personas recibirán de Colpensiones una “renta vitalicia” famélica, pero aun así algo mejor que la simple devolución de sus aportes desvalorizados que reciben hoy.

Al pilar contributivo irán los 2,3 salarios mínimos (SM) que reciba cualquier trabajador; Colpensiones correrá con el riesgo de que las inversiones no sean rentables, garantizando una mesada mínima de 2,1 SM. Es el sistema de “prima media” o de pagar las pensiones con la plata de los actuales aportantes, que ha hecho quebrar a todos los sistemas pensionales del planeta.

Al pilar voluntario irá lo que el trabajador desee invertir más allá de los 2,3 SM. Es un sistema de seguro simple, no de “seguridad social”, que administran los fondos privados que utilizan ese ahorro y ganan comisión independientemente de si la inversión da pérdidas o ganancias.

La Corte Constitucional había ordenado la merecida tajadita de que las mujeres se pensionen a las 1.000 semanas, no a las 1.300 del pilar contributivo; el senador de los indígenas que salvó la reforma pidió la tajadita de que a los indígenas, los afros y los campesinos les rebajen las semanas o las tasas de contribución. O sea que algo así como el 80 % de los presuntos aportantes aportarán menos de lo que Colpensiones necesita.

Pero la principal colombianada es violar la rama de las matemáticas conocida como demografía: cada vez habrá más viejos y menos jóvenes en el país que antes era del Sagrado Corazón. Petro no cree en ninguna de las dos cosas y por eso insiste en meter a Colpensiones la mayor cantidad de dinero posible… por ahora, hasta que esos mismos ancianos empiecen a cobrar sus pensiones. El cálculo actuarial indica que hacia el año 2045 la quiebra de Colpensiones equivaldría a 1,3 veces el producto total de Colombia.

La única operación matemática que llevaron a cabo los senadores fue dividir (mal) por dos: la senadora de los fondos pedía un umbral de 1,5 SM para que estos recibieran más plata y el Gobierno pedía un umbral de 3 SM para que Colpensiones se quede más plenamente con el muerto; el punto medio eran 2,25, pero ellos redondearon a 2,3. ¡Ojalá el Sagrado Corazón se encargue de que esta cifra sea la misma que habrían encontrado los actuarios que nadie vio deambular por el Capitolio!

La operación matemática del ministro, la ministra y el envainado director de Colpensiones consistió en alinear a ocho senadores liberales, siete de la U y uno indígena (más tres conservadores para que hicieran bulto).

Y ahora Petro dice que en la Cámara, donde la tiene más cómoda, va a proponer un simple cambio: no 1,5, ni 2,3, ni siquiera tres, sino cuatro salarios mínimos. El Sagrado Corazón definitivamente se fue a buscar un país más sensato.

* Director de la revista digital “Razón Publica”.

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.