Colombia cree en sus propias mentiras y por eso no resuelve sus problemas: es lo que pasa hoy con la violencia y es lo que pasa hoy con la pandemia.
En el primer caso la mentira fue decirnos que el proceso de La Habana pretendía poner fin a la violencia, o “construir la paz estable y duradera de Colombia”. La verdad era más simple: se trataba de lograr que los 13.202 guerrilleros de las Farc dejaran de usar sus armas.
Los señores de las Farc tenían sus teorías sobre las causas de la violencia, y por eso el Acuerdo se refirió a los problemas de la tierra, los cultivos ilegales y la apertura política. Pero, en primer lugar, nada...
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