Unos miles de gringos desinformados decidirán este martes el futuro de todos nosotros.
Se dice con frecuencia, pero esta vez es cierto: Kamala Harris y Donald Trump nos llevarían a dos mundos opuestos, porque la una encarna la modernidad y el otro encarna la premodernidad. Harris está del lado de la ciencia, el Estado de derecho y la economía regulada; Trump descree de la ciencia, desprecia las instituciones y aboga por el capitalismo salvaje.
Semejante disyuntiva es consecuencia del proceso de globalización que acabó por partir a los gringos en dos mitades irreconciliables: el de los ganadores, las personas educadas que viven en ciudades, las minorías étnicas que necesitan una democracia multicultural, los que compiten con éxito en el mercado global; y el de los perdedores, los campesinos y obreros blancos de las industrias que se fueron para China, los fundamentalistas religiosos que rechazan el Estado laico, los machos que resienten la liberación femenina, los perdedores netos de dos siglos de historia occidental.
Por mucho que se hable del orden multipolar, Estados Unidos sigue siendo el “país indispensable” en la arena mundial. Por eso estas elecciones son de verdad decisivas para todos los países, empezando por los que están involucrados en las dos grandes guerras del momento:
- Trump pactaría la división de Ucrania para poner fin a una invasión que él mismo provocó al debilitar la OTAN, y dejaría a Europa en manos de los rusos; Harris insistiría en esta guerra que es de Estados Unidos, aunque sea Ucrania quien pone los muertos.
- Trump aplaude a Netanyahu y el genocidio que el mismo provocó con el Acuerdo de Abraham que arrinconó a los palestinos; dijo inclusive que Israel debería bombardear las instalaciones nucleares de Irán. Harris seguiría criticando a Netanyahu sin suspender la ayuda militar, y pidiéndole a Irán que no responda demasiado duro.
Los Estados Unidos producen la cuarta parte de la riqueza del mundo y controlan más de la mitad de las industrias de punta. Por eso importan tanto las diferencias de política económica entre los dos candidatos:
- Trump desde siempre ha creído que su país es víctima de sus socios comerciales y por peso propone un arancel adicional del 10 % sobre todos los bienes importados; las consecuencias serían inflación doméstica, menos ventas para el resto del mundo y desaceleración económica global. Harris mantendría los altos aranceles frente a China, pero sabe que Estados Unidos se ha enriquecido gracias al libre comercio.
- Trump no cree en el cambio climático y su consigna es perforar sin medida (“drill baby, drill”); Harris acabó por aceptar el fracking, pero es también coautora de la ley más importante de la historia para impulsar las energías alternativas.
Las migraciones por supuesto serían el tema de la agenda latinoamericana bajo el gobierno Trump. No ya el muro que no pudo construir y que de poco habría servido, sino la deportación masiva de los “parásitos” (“vermin”) que “están contaminando” a los Estados Unidos.
Y en Colombia tendríamos, si faltara, a un presidente que desea ser la voz de la izquierda mundial en diálogo, digamos “asimétrico”, con quien de veras encabeza la derecha mundial.
* Director de la revista digital Razón Pública.