Tienen razón en todo lo que no importa y se equivocan en todo lo que importa.
Tienen razón en sofocarse porque nos llamen “abuelitos”: esta palabra suele usarse con cariño en la vida privada, pero resulta ofensiva en el ámbito público. Esto es así porque “abuelo” o “abuela” puede denotar respeto y afecto hacia la persona mayor de la familia, como también compasión o desdén por alguien que ya ha entrado en decadencia.
El presidente Duque añade la torpeza de usar el diminutivo (“abuelitos”), de manera que acentúa la ambigüedad de la expresión y su no pertinencia en el discurso público. Y el punto no es semántico: es la comprobación de...
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