
“El Gobierno ya no tiene un programa de reformas, sino un libreto de despedida”: Hernando Gómez Buendía.
Foto: Óscar Pérez
A Gustavo Petro le queda un año. No tiene Congreso, no tiene reformas, no tiene mayorías y ya no tiene tiempo para intentarlas. Lo que sí tiene es la Presidencia —el micrófono, la agenda, los nombramientos, los decretos— y los va a utilizar hasta el último minuto.
En esta recta final habrá cuatro prioridades, que ya está poniendo en marcha. La primera es dejar una constancia. El discurso del 20 de julio fue eso: un largo inventario de lo que se hizo, y lo que no lo dejaron hacer; Petro no habló para el Congreso, sino para el archivo. Sabe que perdió el poder, pero no quiere perder el relato.
La segunda prioridad es seguir haciendo...
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