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La tragedia del vecino

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Hernando Gómez Buendía
13 de agosto de 2023 - 02:00 a. m.
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El asesinato de Fernando Villavicencio se estaba gestando desde hace mucho tiempo, pero su muerte no cambiará la historia de Ecuador.

Lo asesinaron porque podía llegar a la segunda vuelta de unas raras elecciones que, a su vez, son el fruto de la larga cadena de sucesos que llevaron al país a la fragmentación política, la ingobernabilidad institucionalizada, la crisis económica, la movilización indígena y la oleada de violencia.

Recordemos que entre 1997 y 1998 ese país había tenido cinco presidentes, y que tanto Mahuad (1998-2000) como Gutiérrez (2003-2005) habían sido destituidos en medio de protestas. Vino luego el “fenómeno Correa” (2007-2017) cuando, gracias al boom petrolero, la pobreza disminuyó de 37 % a 22 % y la desigualdad (Gini) se redujo de 0,55 a 0,47. Fueron los años de la Revolución Ciudadana o socialismo del siglo XXI, de la Constitución de 2008, del caudillismo y el autoritarismo que todavía hoy polarizan a los ecuatorianos.

Siguió el gobierno de Moreno (2017-2021), heredero convertido en enemigo de Correa que intentó cuadrar las cuentas, se estrelló con los indígenas y acabó por no hacer nada. La consecuencia fue elegir al derechista Lasso, cuyo partido tiene apenas 12 de 137 congresistas, que iba a ser sometido a juicio por corrupto y que entonces convocó las extrañas elecciones que se acercan.

Y cuando digo que el magnicidio no cambiará la historia, quiero decir que infortunadamente las elecciones que vienen no podrán cambiar nada. En las encuestas puntea la candidata de Correa (30 % de intención de voto), el segundo lugar se lo disputan la “ficha” de Moreno, el indígena y el ahora asesinado, seguidos a distancia por otros cuatro fulanos. El punto que interesa es la fragmentación del sistema político que –salvo bajo Correa– ha hecho y hará imposible gobernar al Ecuador.

La ingobernabilidad tiene el aval de la Constitución, porque el Congreso puede destituir al presidente por violación de las leyes o “incumplimiento de sus funciones” –es decir, cuando le dé la gana–. Y el presidente a su vez puede disolver la Asamblea apelando a una figura que no tiene ningún otro país; es la “muerte cruzada” que usó Lasso y de paso permitió el lanzamiento del ahora asesinado.

Esa ingobernabilidad seguirá atando las manos de quien resulte elegido o elegida en agosto o en octubre, e impidiendo por eso resolver la crisis económica, social y de violencia que sacude a Ecuador.

El petróleo representa la mitad de las exportaciones, un tercio del ingreso fiscal y un quinto del ingreso nacional. Por eso la recesión comenzó al terminar la bonanza (2015), se convirtió en depresión con la pandemia, obligó a aumentar la deuda externa, y con Lasso acabó en un apretón que a su turno aumentó la pobreza (hoy en 32 %). Por eso el paro ciudadano de hace un año.

Y nos falta el narcotráfico. Las nuevas tecnologías de interceptación trastocaron las rutas de la droga e hicieron de Ecuador un punto crítico. Albaneses y mexicanos compran droga colombiana para llevarla a Europa y Estados Unidos. Algunos pagos se hacen en especie y los jóvenes se vuelven criminales. En las calles y en las cárceles se desangran las pandillas. La tasa de homicidios se triplica. Siete sicarios colombianos disparan los balazos. El Estado es más débil y las autoridades no menos corruptas que las nuestras…

El programa de Villavicencio consistía en una ley de extinción del dominio y una cruzada contra las cuatro mafias del país (las del narco, los contratos, la minera y la política): por eso lo mataron. Su lema ingenuo, sin embargo, ya anunciaba que la cruzada no podía tener éxito, porque no basta un “presidente valiente” para limpiar una sociedad podrida.

* Director de la revista digital Razón Pública.

Conoce más

 

FRANCISCO(61977)13 de agosto de 2023 - 10:33 p. m.
La narcopolítica es un hecho notorio que trasciende las fronteras. Es la fuente inagotable de recursos de dudosa procedencia que amenaza con dar al traste la incipiente democracia de toda la región . Ni siquiera el imperio del Norte puede afirmar que está a salvo de estas incursiones. Trump pretende que lo reelijan para acabar su trabajo de desestabilización y a fe que lo logra. Qué puede esperarse entonces de estas "banana republics".
HELBERT(40077)13 de agosto de 2023 - 06:49 p. m.
Con relación a la muerte politica cruzada entre legislativo y ejecutivo, Ecuador no es el único país que la tiene. Perú también tiene este mecanismo. Vale precisar que este supuesto balance de poder lleva a estos países a niveles de inestabilidad materializado en continuos cambios de presidente.
ERWIN(18151)13 de agosto de 2023 - 12:56 p. m.
Ecuador es otro platanal ..idem a nos.
Atenas(06773)13 de agosto de 2023 - 11:58 a. m.
Sencillo es concluir con lo q’ acontece en Ecuador, aconteció y ha acontecido forever: el lastre de su pasado aborigen le pasa letal factura, ídem Perú y Bolivia. Como igual ocurre donde hubo la cultura Mesoamericana o civilizaciones indígenas sin un Norte definido. El resto de republiquetas de LA, de mestizo origen y una corrupta clase dirigente q’ se las pica de blanca, tampoco hace mayor diferencia. Epílogo: esto es un continente de 5ª y nos encanta reafirmarnos.
NAVY(47439)13 de agosto de 2023 - 10:53 a. m.
El narcotrafico y su poder corruptor en todos los segmentos de la sociedad
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