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Todas las cosas que dice Israel son verdaderas y todas las cosas que dice Hamás son verdaderas.
Claro que hay exageraciones y noticias falsas de lado y lado, pero hay dos hechos básicos que son indiscutibles:
—El 7 de octubre Israel fue víctima de un ataque terrorista de gran escala, y a la luz del derecho internacional, tiene el derecho de prevenir nuevos ataques.
—El Estado y los colonos de Israel llevan 75 años de ocupar tierras ajenas y desplazar por la fuerza a los palestinos, también violando el derecho internacional.
Las personas de derecha sólo ven las verdades de Israel, las personas de izquierda sólo ven las verdades de los palestinos.
Israel por supuesto se limita a justificar su respuesta al ataque de Hamás: se trata de eliminar a los terroristas, con el apoyo de Estados Unidos y Europa occidental. Pero esta decisión implica el horror que estamos viendo en Gaza, una ciudad demolida por los bombardeos, sin luz, sin agua, sin comida y con 1,1 millones de nuevos desplazados.
Es natural que las personas vean apenas la mitad de la verdad: esa es la definición de las ideologías. Y es natural que cada Estado actúe en función de su interés nacional: la geopolítica suele pesar más que la verdad.
Aunque Israel tiene abrumadora ventaja geopolítica, la izquierda ha estado siempre del lado de los palestinos: Israel es el alfil de Estados Unidos en el Medio Oriente. Por eso la izquierda capta y difunde todas las verdades de este lado, pero silencia todas las verdades del otro lado.
Gustavo Petro se educó desde siempre en la izquierda y solo puede ver la mitad de la verdad: por eso sus declaraciones y sus trinos sobre esta guerra son verdaderas y se ajustan al derecho internacional. Es la persona de Gustavo Petro quien así opina con derecho y con razón.
Pero sucede que Petro es el presidente de Colombia. Y aquí las cosas cambian por completo porque los colombianos tenemos el derecho de esperar una de tres respuestas de nuestro presidente:
—La más noble sería darle al mundo la sencilla y difícil lección de la verdad completa. Colombia repudia con igual firmeza los crímenes de guerra pasados y presentes de ambos bandos, y los repudia en exacta proporción al horror de cada uno de esos crímenes.
—La que corresponde a un presidente: defender el interés nacional, más todavía cuando Colombia no influye ni puede influir sobre el curso de esa guerra. Si se trata de realismo político, Petro tendría que tragarse su ideología por la simple razón de que Colombia necesita más de Israel que de los palestinos.
—Y si su ideología le prohíbe mirar la otra mitad de la verdad, lo que tenemos el derecho de pedirle al presidente Petro es que se calle.
* Director de la revista digital Razón Publica.
