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Democracia participativa y gobernabilidad en Colombia. Retos hacia el 2026

Hernando Roa Suárez

27 de agosto de 2025 - 12:00 a. m.

Los gobiernos eficientes son los que manejan las crisis con creatividad e informan al pueblo la exactitud de los acontecimientos que alteran la vida ciudadana y su destino como Nación.

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La democracia participativa frente al 2026. El proceso electoral de 2026, que culminará con la elección de un nuevo presidente de la República y de un nuevo Congreso, se perfila como un momento decisivo para la democracia participativa en Colombia. Las tensiones políticas, la fragmentación de los partidos, la desconfianza ciudadana y la incertidumbre sobre la gobernabilidad plantean un escenario complejo que exige reflexión y propuestas serias.

La democracia participativa no se reduce al acto de votar. Supone garantizar que las instituciones funcionen con legitimidad; que exista un diálogo honesto entre gobernantes y ciudadanos; y que se construyan proyectos políticos capaces de responder a los derechos de la mayoría. Sin estos elementos, la democracia corre el riesgo de vaciarse de contenido y convertirse en un simple ritual electoral.

Gobernabilidad democrática y reformas necesarias. La gobernabilidad democrática exige capacidad para formular y ejecutar políticas públicas que garanticen derechos, promuevan estabilidad y fortalezcan la confianza en el sistema político. Ello implica pensar en reformas que permitan modernizar el Estado y hacerlo más eficiente, sin sacrificar los principios de participación y transparencia.

Un gobierno estable y legítimo debe: i.- Asegurar que las decisiones respondan al bien común y no a intereses particulares. ii.- Promover canales de comunicación ética entre líderes y ciudadanos; y iii.- Ejercer un poder eficiente, eficaz y planificado, capaz de anticipar crisis y afrontarlas con creatividad. La falta de planeación, la improvisación en las políticas públicas y los constantes giros de orientación son síntomas de un Estado que no logra consolidar la gobernabilidad democrática.

Partidos políticos: entre la crisis y la reconstrucción. El estado actual de los partidos colombianos refleja debilidad institucional, individualismo y falta de proyectos programáticos claros. Esta crisis alimenta el anti-partidismo, que, si bien canaliza la inconformidad social, termina debilitando la democracia.

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El reto no consiste en eliminar los partidos, sino en reconstruirlos como organizaciones sólidas y estables, con ideologías definidas, programas coherentes y capacidad de liderar proyectos colectivos. Sin partidos responsables, el sistema político se fragmenta en candidaturas caóticas, lo cual dificulta la gobernabilidad. En este sentido, las elecciones de 2026 deben ser una oportunidad para que los partidos recuperen su papel central en la vida democrática, evitando tanto la dispersión populista como el continuismo sin rumbo.

El aporte del análisis político. La ciencia política, gracias a su carácter interdisciplinario, ofrece herramientas valiosas para comprender y transformar la realidad colombiana. El análisis político, en particular, permite estudiar fenómenos como la estructura del poder; la construcción de la paz; la legitimidad; los movimientos sociales; los grupos de presión; el proceso de la toma de las decisiones; la modernización del Estado; el papel de los medios de comunicación; la problemática ambiental y el liderazgo político.

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Más que un ejercicio académico, el análisis político es una práctica que ayuda a: Formar líderes y estadistas con visión de largo plazo; crear conciencia política democrática en los sectores mayoritarios de la población; comprender la relación entre ciencia política y administración pública, destacando el papel del Estado como garante del bienestar colectivo; y evaluar el rol de los grupos de presión, que mediante negociación o consulta canalizan demandas sociales significativas.

Muy práctico es utilizar los enfoques sistémicos y cibernéticos para procesar información, mejorar la comunicación entre gobernantes y gobernados, y fortalecer la toma de decisiones.

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En un país como Colombia, donde la política suele ser reducida a la coyuntura y al cálculo electoral, el análisis político puede aportar perspectiva y rigor para orientar transformaciones sostenibles.

Democracia, ciudadanía y liderazgo. El futuro de la democracia participativa no depende solo de las instituciones, sino también de la ciudadanía y sus liderazgos. La apatía política, la manipulación mediática y la corrupción debilitan el compromiso ciudadano, mientras que la falta de líderes -con visión de estadistas- reduce la capacidad de construir proyectos colectivos.

Colombia necesita líderes capaces de combinar creatividad con responsabilidad, que no se limiten a administrar el presente, sino que diseñen caminos de largo aliento para la paz, la justicia social y el desarrollo sostenible. La ciudadanía, por su parte, debe asumir un rol más activo en la vigilancia del poder, en la participación deliberativa y en la construcción de consensos.1

Retos hacia el 2026. De cara al 2026, Colombia enfrenta al menos cinco grandes retos: i.- Reforzar la legitimidad institucional, combatiendo la corrupción y garantizando transparencia en las campañas. ii.- Reconstruir el sistema de partidos, evitando tanto el anti-partidismo destructivo como la continuidad de candidaturas sin rumbo. iii.- Fortalecer la gobernabilidad democrática, asegurando políticas públicas planificadas, estables y centradas en derechos. iv.- Formar liderazgos responsables, con visión de estadistas y capacidad de responder a los desafíos sociales, económicos y ambientales. v.- Consolidar la participación ciudadana, no solo en las urnas, sino en escenarios deliberativos, comunitarios y de control social.

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Finalmente: La democracia participativa en Colombia está en una encrucijada. El proceso electoral de 2026 será una prueba de fuego para saber si el país logra encaminarse hacia un modelo político más estable, inclusivo y transparente. Para ello, se requiere reconstruir partidos, fortalecer la gobernabilidad democrática y apostar por liderazgos con visión de largo plazo.

La democracia no es un regalo asegurado: es una construcción permanente. Su sostenibilidad dependerá de la capacidad de los colombianos —ciudadanos, líderes y partidos— de transformar la política en un proyecto colectivo al servicio del bien común, según los preceptos constitucionales.

roasuarez@yahoo.com

Referencias

1. Recuérdese que en 2022 más de 10 millones de colombianos votaron por un candidato ampliamente incompetente para gobernar a Colombia.

Bibliografía inicial del autor

El liderazgo político. Análisis de casos. Sexta Edición. Prólogo Fernando Carrillo Flórez. Tirant Lo Blanch. Bogotá. pp. 47-84; 399-430. Construir democracia. 50 años de periodismo de opinión. Prólogo Alfredo Sarmiento Gómez. Tirant Lo Blanch. Bogotá. Tomo I. pp. 39-164; 219-350.

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