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“Este libro, es ante todo una invitación a reflexionar. A reflexionar sobre la complejidad de la política contemporánea y, especialmente, de la política colombiana”. Eduardo Cifuentes Muñoz
Es muy grato y honorífico, ceder el contenido de esta columna, al señor presidente de la JEP, Eduardo Cifuentes Muñoz, expresado con motivo de la presentación, en la Academia Colombiana de Jurisprudencia, de mi libro: La Política: Arte y Ciencia, el 17 de noviembre del presente.
“Es un placer acompañar la presentación del libro La Política: Arte y Ciencia. Aplicaciones a Colombia del doctor Hernando Roa Suárez. Agradezco al profesor Roa y a la Academia Colombiana de Jurisprudencia por la invitación y extiendo mi saludo a todos los presentes.
Antes de conversar sobre los aspectos centrales del libro cuyo lanzamiento celebramos hoy, quiero celebrar una de las razones que condujeron al autor a la escritura de esta obra. En la introducción, el doctor Roa nos relata cómo, desde una etapa temprana de su carrera profesional, tuvo un interés particular por el estudio de la ciencia política, y cómo advirtió, desde ese entonces, la imperante necesidad de trabajar para que la brecha existente entre la teoría y la práctica del ejercicio de la política en Colombia fuera cada vez menor; pues esa teoría y práctica parecían ser disímiles e incluso contradictorias. Su sentido ético, pluralista y democrático, y su amplia experiencia como académico, profesor y director de la ESAP, lo condujeron a construir un concepto de política, muy interesante, desde dos perspectivas complementarias: la política como arte y como ciencia. Tal concepto es, sin duda, reflejo de su amplia experiencia académica y profesional en la materia.
Este libro, es ante todo una invitación a reflexionar. A reflexionar sobre la complejidad de la política contemporánea y, especialmente, de la política colombiana. La obra nos invita a profundizar sobre las implicaciones de un ejercicio equivocado de la política y sobre sus posibles remedios o soluciones. Para ello, el autor aborda la explicación de distintos conceptos como los de política –como arte y ciencia-, el Estado, la gobernabilidad democrática y el liderazgo político. Nos presenta ejemplos concretos del ejercicio político de distintos líderes colombianos y extranjeros y, tal vez lo más importante, nos formula preguntas y propuestas prácticas muy útiles y relevantes, para participar en la construcción de un orden político democrático y de una sociedad colombiana más equitativa, participativa, pacífica y con justicia social.
El profesor Roa, aborda una pregunta central, que es: ¿cómo podemos institucionalizar el diálogo como alternativa para dirimir los conflictos y cristalizar los valores democráticos participativos y éticos en Colombia, ante un panorama político de corrupción, politiquería, odio y exclusión? Fácilmente podemos caer en una actitud pesimista o reduccionista de los problemas de la democracia colombiana. De allí, la importancia de la invitación que se nos hace a actuar con responsabilidad: en vez de debilitar a los partidos y movimientos políticos, debemos pensar en ideas y propuestas para replantear su organización, para promover el surgimiento de nuevas propuestas, partidos o movimientos políticos, y para fortalecer las prácticas pluralistas y éticas en la política. Como él mismo lo señala: “como demócratas, estamos invitados a comprometernos en ser sujetos activos que ejerzamos la ciudadanía de manera tal que aportemos a la transformación de la inequidad social”.
En desarrollo de esta idea, el autor nos presenta quince propuestas para fortalecer el ejercicio ético de la política en este momento de crisis de la democracia colombiana. Sin embargo, por mi parte, quiero presentar unas reflexiones sobre una de ellas, para aportar a la discusión. La propuesta de ampliar la democracia y fomentar la participación ciudadana en la política, especialmente de las generaciones más jóvenes. Les pregunto, si queremos ampliar y cualificar la democracia: ¿qué debemos hacer para que más colombianos se formen y comprometan a ser sujetos activos frente a los problemas nacionales? y ¿cómo podemos fomentar la inclusión de nuevas y diferentes visiones, que permitan aportar a la transformación de la inequidad social y del ciclo de violencia política y estructural que ha padecido Colombia?
Para proponer respuestas a estas preguntas quiero resaltar dos ideas. Por un lado, que apoyo la propuesta del autor sobre la necesidad de educar e involucrar a los jóvenes desde los colegios y universidades en los problemas y asuntos nacionales. Es muy importante que los jóvenes comprendan, desde la teoría y la práctica, la realidad nacional y las necesidades de la población de las que hacen parte. Pero, sobre todo, que reflexionen sobre ellas de manera crítica y meditada, y que sean conscientes, desde jóvenes, que sus ideas y acciones tienen el potencial de tener impacto y ser transformadoras de la sociedad, que pueden participar activamente y contribuir a la democracia y a la equidad social. De allí, surgirán los nuevos líderes que el país necesita.
Por otro lado, quiero resaltar cómo podemos promover la ampliación de la democracia a través de la implementación adecuada de una de las políticas públicas más importantes del momento histórico que atraviesa Colombia, y que el autor también menciona: la implementación del Acuerdo de Paz. El Acuerdo de Paz, que en una semana cumplirá 5 años, además de propiciar el desarmen del grupo armado de las FARC-EP y de crear el Sistema Integral para la Paz, contiene una serie de compromisos para que el Estado adopte las políticas y acciones que reducirán las condiciones que originaron o permitieron el origen de la violencia en Colombia, como, entre otras: la desigualdad social, el abandono estatal y el acceso restringido a la participación política.
El punto dos del Acuerdo de Paz reconoce que la construcción de paz requiere del concierto de toda la sociedad y declara que es necesario facilitar la constitución de nuevos partidos políticos y movimientos que contribuyan al debate democrático, y que cuenten con todas las garantías para el ejercicio de la oposición. Además, que es necesario fortalecer la participación ciudadana de las mujeres, los jóvenes y demás sectores o grupos históricamente excluidos del ejercicio de la política, como, por ejemplo, la participación de la población en los territorios más afectados por el conflicto y el abandono estatal. En el Acuerdo de Paz encontramos varias respuestas a las preguntas que les formulé hace un momento, pues establece medidas concretas para tener una democracia más amplia, cualificada y pluralista como: i) redefinir los requisitos para la constitución de los partidos políticos para que más movimientos y organizaciones sociales con vocación política puedan hacer este tránsito de manera fácil y efectiva, ii) aumentar el fondo de financiación de partidos y movimientos políticos, y iii) promover campañas de información y capacitación que estimulen la participación electoral, con énfasis en la participación de las mujeres, los jóvenes y las poblaciones vulnerables.
Si queremos entonces ampliar la democracia y hacerla más inclusiva, el Estado, en cabeza de sus dirigentes políticos, debe tomar e implementar, con determinación y firmeza, el Acuerdo de Paz. Pero, además, nosotros como ciudadanos, tenemos el compromiso de involucrarnos en estos asuntos y de fortalecer y promover la inclusión de los jóvenes, quienes también tienen el deber de formarse, involucrarse y participar en nuevas fuerzas y movimientos políticos. De esta manera, no solo estaremos contribuyendo a la democracia, sino, especialmente, a la construcción de paz en Colombia. Estaremos haciendo, como lo plantea el doctor Roa, un ejercicio ético y responsable de la política, como arte y como ciencia. Al final, veremos que este compromiso dará frutos y se reflejará en la reducción de las condiciones que originaron o permitieron el desarrollo de la violencia en Colombia.
Felicito al doctor Roa por esta obra y por las importantes reflexiones que plantea; e invito a todos los presentes a seguir profundizando sobre su concepto de política, sobre sus propuestas para el ejercicio ético de esta labor y a reflexionar, con ojos críticos y constructivos, sobre las soluciones que Colombia necesita para seguir creando la sociedad pacífica y democrática con la que todos soñamos. Muchas gracias y felicitaciones al jurista Roa”. roasuarez@yahoo.com
