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Inmenso costo histórico ha tenido que asumir la Nación por la designación de personas que no estaban adecuadamente preparadas para el ejercicio del poder en nuestra democracia.
Con la presente columna, termino la serie preparada especialmente para El Espectador y dirigida para contribuir al surgimiento de líderes políticos y estadistas.
Conocemos que una de las dificultades fundamentales por las que atraviesa el sistema político colombiano, es el grado de ignorancia que poseen las mayorías de nuestros compatriotas, sobre el desarrollo histórico del proceso político1. Para tal efecto, he elaborado 10 reflexiones, haciendo énfasis en el papel estratégico que el replanteamiento del sistema educativo, tiene al respecto. Veámoslas.
1.- Teniendo en cuenta la complejidad del proceso político colombiano (2025), se me presenta indispensable tomar decisiones estratégicas (políticas, económicas, sociales, culturales, ambientales e internacionales) que impulsen el surgimiento de nuevos liderazgos políticos, estadistas y pensadores de reflexión profunda, que dirijan y orienten proyectos políticos que demandan institucionalizar la paz, la justicia social y el desarrollo sostenible de nuestra Nación2.
2.- El conjunto de conceptualizaciones básicas empleadas en las columnas, han sido discernimientos que nos deben permitir entender y transformar la realidad. Y también: acercarnos interdisciplinaria e interinstitucionalmente, a la comprensión y transformación de la complejidad en que surgen y se desarrollan los líderes políticos.
3.- El grupo de los líderes que, con impacto mundial, hemos estudiado (Gandhi, Mussolini, Hitler, Kennedy, De Gaulle, Obama, Merkel, Bachelet y Bolívar), así como el conocimiento complementario de (Benito Juárez, José de San Martín, Bernardo O’Higgins, Francisco de Paula Santander, Manuel Murillo Toro, Rafael Uribe Uribe, Alfonso López Pumarejo, Darío Echandía, Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, Luis Carlos Galán, Virgilio Barco, Ricardo Lagos, Luis Inacio Lula Da Silva y Pepe Mujica...), intervinieron significativamente en la composición de la estructura del poder y en el desarrollo de las relaciones internacionales. El análisis crítico de sus realizaciones, nos permite visualizar cómo la política debe seguir siendo la más bella de las vocaciones, cuando se ejerce con eticidad, profundidad y sentido histórico.
Recordemos que los meros buscadores de poder y de riqueza, le han hecho un gran daño a la consolidación de nuestro proceso democrático; han atrasado el desarrollo institucional y han dificultado la cristalización del proceso de paz.3
4.- El conocimiento permanente de la configuración de las relaciones internacionales, es definitivo para acertar en el proceso de toma de decisiones del sistema político nacional, en medio de un mundo globalizado. 5.- La misión de los medios de comunicación, las redes sociales y el ambiente ideológico son fundamentales, para fortalecer los valores democráticos de la sociedad colombiana. La formación de comunicadores -con conciencia crítica- es una necesidad urgente de nuestra democracia. La cibernética, como “ciencia de la comunicación y el control” es una herramienta que, bien empleada, puede contribuir eficazmente al ejercicio democrático de la política.
6.- En nuestros días (2025) y a partir especialmente de 1945, se me presenta significante señalar el nuevo papel de la mujer en el desarrollo de la vida política, tanto a nivel nacional como internacional. La labor adelantada por Indira Ghandi, Golda Meier, Margareth Tatcher, Ángela Merkel y Michelle Bachelet…, y son diversas sus visiones, son ejemplos de la capacidad femenina para gobernar, en el siglo XX.
En Colombia, debe notarse la cualificada participación de la mujer en la vida política nacional, especialmente en los últimos dos decenios. Hemos tenido dos vicepresidentas, alcaldesa de Bogotá, gobernadoras de importantes departamentos y consagradas ministras, senadoras, representantes, y jefes de departamentos administrativos. Su intervención en política, se avizora cualificada y constante.
7.- Las cualidades básicas propuestas para los nuevos liderazgos y los ejemplos citados, desean advertir cuán decantado debe ser el proceso de formación de los líderes políticos y de los estadistas que necesita Colombia y América Latina, Norte América y el resto del mundo.
8.- Las actividades sustantivas buscan facilitar que el quehacer político sea el fruto de una acción planeada democrática y estratégicamente. Los casos empleados, indican que sí son posibles de realizar. Imponer candidatos sin el soporte de partidos y movimientos políticos organizados y estables –y no como empresas electorales- puede seguir siendo funesto para la democracia participativa y el proceso de desarrollo sostenible.
9.- Las orientaciones psico-sociales y las prácticas para la vida cotidiana, facilitan que el líder sea eficiente y eficaz en términos históricos y previenen que sea desbordado por los acontecimientos que lo entornan.
10.- Debo insistir que: el conjunto de los análisis presentados, está dirigido a favorecer el surgimiento de nuevos líderes políticos y estadistas democráticos y participativos, capaces de comprometerse en la construcción de una sociedad justa (con estructuras que faciliten la equidad ante el poder); pacífica (con ausencia de violencias abiertas, estructurales y culturales); libre (sin sometimiento a potencia mundial alguna e interrelacionada con todas las naciones); y con capacidad de institucionalizar un proceso de desarrollo sostenible, según las orientaciones de Naciones Unidas4.
Referencias
1. Como lo he señalado en varios de mis escritos, es inmensamente preocupante tener en cuenta que, para el proceso electoral de 2022, 10 millones de colombianos votaron, para Presidente de la República, por una persona técnicamente incompetente para el ejercicio del cargo, sin medir las consecuencias de esa decisión…
2. Me permito insinuar, particularmente a los Señores Rectores de las universidades, públicas y privadas de Colombia, la conveniencia de replantear cuidadosamente los planes de estudio vinculados a la ciencia política y las relaciones internacionales y sus afines, teniendo en cuenta que la política contemporánea es arte y ciencia.
3. Confiaría que la implementación oportuna del Acuerdo de 2016, es clave para la institucionalización de la paz, con justicia social, en los próximos 30 años.
4. Véanse los planteamientos y proyectos de Naciones Unidas al respecto (1990-2025); y específicamente, el informe del PNUD, sobre desarrollo humano de 2024.
Sobre la bibliografía
Me permito sugerir que bibliografía ampliada y pluralista sobre el tema, se encuentra en mi texto: Liderazgo Político. Análisis de casos. Prólogo: Fernando Carrillo Flórez. (2024). Tirant lo Blanch. Bogotá.
