Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Qué tenemos que hacer los colombianos para planear el surgimiento de nuevas inteligencias que participen creativamente en la solución a los retos que nos plantea el futuro inmediato?
Son objetivos de esta columna: i.- Contribuir a crear un ambiente propicio, en amplios sectores de la opinión nacional, que contribuya al replanteamiento de la política científica, tecnológica e innovadora de la Nación. ii.- Levantar algunos puntos relevantes que permitan comprender el por qué la investigación científica, básica y aplicada, tanto en el campo de las ciencias naturales como en el de las ciencias sociales, es fundamental en el proceso de desarrollo sostenible, que debe impulsarse según nuestros preceptos constitucionales; y iii.- Servir de punto de apoyo para la realización de encuentros, foros, seminarios, cursos intensivos y debates donde los sectores conscientes y responsables de la actividad científica, tecnológica e innovadora, puedan seguirse expresando para la implementación de las políticas públicas.
¿En pleno siglo XXI, desconoceremos que de la capacidad científica, tecnológica e innovadora dependerá, en gran parte, la supervivencia nacional? La respuesta positiva a esta pregunta es sabida por la comunidad científica internacional, desde el decenio de los sesentas. Conocedor de esta situación y de nuestro atraso, el presidente Carlos Lleras se dio a la tarea de fundar Colciencias, continuando, en 1968, el proceso de fortalecimiento del Estado en Colombia. Asimismo, el profesor Celso Furtado, uno de los más notables economistas latinoamericanos, nos lo explicó en 1969, el día de la presentación de su libro: América Latina desde la conquista hasta la revolución cubana, en el Instituto de Estudios Internacionales de Chile.
Han transcurrido cinco decenios desde aquel entonces y el porcentaje del PIB dedicado a la variable científico, tecnológica e innovadora en nuestro país, deja mucho que desear; es uno de los menos significantes en el Continente. De otro lado, y como resultado de una labor tenaz de nuestra comunidad científica nacional; de la recomendación de la OCDE; y del Plan de Desarrollo vigente, se logró que pudiéramos tener un Ministerio para desarrollar esta variable sustantiva del mundo contemporáneo.
Ahora bien, en carta respetuosa dirigida recientemente por los 12 exdirectores de Colciencias (1968 – 2018) al Presidente Duque le señalan: “Para cumplir de forma cabal con sus objetivos fundacionales, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación depende principalmente de tres factores, a saber:
1. Un diseño del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que involucre y comprometa a todos los sectores, y garantice la integración interministerial en torno de la construcción de una sociedad del conocimiento. En épocas pasadas los ministros de Agricultura, Salud, Medio Ambiente, Educación, Desarrollo y Comunicaciones presidieron mensualmente los consejos del Sistema, hecho que apuntaba al logro del objetivo señalado.
2. El Ministerio solo podrá impulsar el conocimiento como motor del desarrollo y la transformación de la economía y la sociedad si su financiación corresponde a las necesidades de un país que está comprendiendo el papel que puede jugar la ciencia, la tecnología y la innovación en asegurar el bienestar de sus ciudadanos. La capacidad de convocatoria de Colciencias en el pasado fue posible, entre otras, por el diseño de un sistema integrador y porque disponía de fondos –siempre insuficientes– para impulsar la ciencia y la innovación en el país.
3. Además de las consideraciones políticas, el nombramiento de un ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación debe consultar con estrictos criterios de competencia y ética, cualidades esenciales para que él o ella cuente con el respeto, la confianza y el apoyo generalizado de científicos, empresariado, comunidades, público en general, colegas ministros y otros funcionarios. Las capacidades y ética de la persona escogida han de estar por encima de cualquier duda. Las comunidades científicas tienen academias y organismos especializados que pueden dirimir cualquier diferencia de criterio sobre estos aspectos, con imparcialidad, y brindando garantías a las personas y a la sociedad del estricto cumplimiento de las reglas propias de la ética científica”.
Complementariamente, me es grato acompañar a los cuidadosos planteamientos de los exdirectores de Colciencias, algunas reflexiones en voz alta que podrían complementar la gestión de un ministro que cumpla con las cualidades precisas, señaladas en su Documento. Me inclino a pensar que las doce reflexiones pueden ser viables, si se cuenta con el conocimiento de la complejidad de la realidad y la voluntad política para implementarlas. Veámoslas:
i. Replantear y ampliar significativamente, la estructura presupuestal y administrativa especializada en la problemática de la ciencia, la tecnología y la innovación. ii. Buscar y producir, para la mayoría de la población, un estado de desarrollo biológico que nos permita el devenir normal de nuestro cerebro y sus facultades mentales(1) y realizar nuestra existencia: trabajando, pensando, recreando y siendo...
iii. Fomentar una atmósfera ideológica que favorezca, desde la niñez, el surgimiento de científicos e investigadores en todas las disciplinas. iv. Dotar a los investigadores de las condiciones materiales y ambientales que les permitan cristalizar su vocación con creatividad.
v. Consagrar el respeto, el reconocimiento y la admiración por los intelectuales críticos y creativos. vi. Fortalecer la organización del sistema científico-tecnológico colombiano, de manera que se disponga de una remuneración estimulante para los científicos e investigadores.
vii. Ampliar las condiciones que impulsen la realización práctica de las libertades públicas y, particularmente, crear situaciones favorables para fortalecer las de investigación, información, innovación, crítica y enseñanza. viii. Expandir la consciencia de que la administración y su aparato respectivo deben estar al servicio de quienes dirigen, coordinan, asesoran y ejecutan actividades científico-tecnológicas.
ix. Promover el establecimiento de laboratorios, centros de documentación y de cómputo, dotados de la infraestructura necesaria para la realización de las respectivas investigaciones y experimentaciones. x. Apoyar las publicaciones especializadas de las organizaciones y asociaciones universitarias, profesionales y científicas.
xi. Difundir, a través de los medios de comunicación, los resultados y procesos orientados a la solución de los problemas colombianos prioritarios; y xii. Producir conocimiento que permita la implementación de una política de paz universal y nacional, entendida como ausencia de violencia abierta, estructural y cultural.
Formular, implementar y evaluar políticas públicas que faciliten plasmar un ambiente propicio para concretar las reflexiones sugeridas, es contribuir al surgimiento ampliado de nuevas vocaciones. Quienes tenemos responsabilidades en el sector, estamos invitados a promover los avances que en estas instancias se produzcan en cualquier latitud y a difundir el espíritu y la consciencia científica, especialmente en la juventud sedienta de saber, de consagración y de apertura al cuestionamiento permanente de lo inacabado.
En nuestros días, estamos convocados a impulsar, debatir y poner a prueba estas ideas, frente a una juventud que ama, que siente, que anhela... que está en búsqueda de un racionalismo vibrante y profundo; con capacidad de observar, describir, explicar, predecir y transformar la realidad que nos entorna, y que espera hacer parte de un sistema educativo en el que el desarrollo científico, tecnológico e innovador –centrado en lo humano- ocupe el lugar que le corresponde en la sociedad contemporánea.
Finalmente, cuán grato seguir trabajando con actitud científica; consciencia universitaria y racionalismo actualizado para revelar la realidad y transformarla con visión solidaria. Cuán útil seguir contribuyendo a crear un nuevo espíritu científico y un ambiente que fortalezca el surgimiento de vocaciones científicamente creativas en nuestra Nación(2).
Referencias
1. Analícense los magníficos aportes y propuestas de Rodolfo Llinás sobre el particular.
2. Considero indispensable complementar cuidadosamente, los planteamientos aquí formulados, con las recomendaciones de la Comisión de Sabios de 1994 -que no fueron implementadas- y las orientaciones formuladas en la: Misión de Sabios. Colombia hacia una sociedad del conocimiento. Bogotá, 2020.
