Colombia necesita nuevos líderes políticos democráticos y estadistas.
Al culminar esta serie de Reflexiones político-jurídicas, es grato anotar que fueron preparadas con el objetivo central de contribuir al conocimiento de temas vinculados a la política como arte y ciencia; a la problemática de la antipolítica; y a los temas del liderazgo político democrático y los estadistas, con aplicaciones especialmente a Colombia. Desafortunadamente, el desconocimiento que las nuevas generaciones tienen sobre estos temas es muy grande, y sigue siendo muy frecuente la confusión entre la política y la polítiquería. Esta última situación, es uno de los factores explicativos del por qué –especialmente la juventud universitaria- no desea vincularse a la práctica de la política.
Me permito recordar al lector, que las reflexiones iniciadas el 8 de septiembre, han sido preparadas teniendo en cuenta el actual proceso político colombiano, que culminará con la elección de Presidente en 2022. Asimismo, tengamos en cuenta las grandes deficiencias que, amplios sectores de la población, poseen en torno a la evolución de nuestro proceso político en los últimos cincuenta años, con las consecuencias que de allí se derivan.
El siguiente análisis comparado, se ocupa de presentar cualidades básicas, actividades sustantivas y reflexiones psicosociales, comunes a siete líderes políticos colombianos, que consagraron los mejores años de su existencia al fortalecimiento de la democracia colombiana.
Pensando en las vidas y obras de: Rafael Uribe Uribe, Alfonso López Pumarejo, Darío Echandía, Jorge Eliécer Gaitán, Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo y Luis Carlos Galán, notemos que no fueron fruto del azar. Según mi percepción, la explicación sustantiva de su surgimiento la podemos encontrar al analizar el contexto histórico - internacional y nacional- dentro del cual realizaron su labor.
En los momentos estelares de sus carreras, optaron por plantear sus ideales y proyectos dentro de la organización del partido liberal –cuando era el más importante y respetable de Colombia- y en cuyo nombre presentaron las últimas plataformas y planes gubernamentales. Más debe anotarse que entre ellos existieron diferencias de procesos, coyunturas, formación, elaboración ideológica y actitudes políticas. Los siete, preconizaron el acceso al poder respaldados en la juridicidad; se constituyeron en ejemplos que impulsaron el ejercicio de la política en forma ética; y actuaron con sentido de la historia y de la grandeza de su misión. No olvidemos que, gracias a ello, los podemos estudiar y enseñar como paradigmas para que sean conocidos y superados(1).
En búsqueda de cualidades básicas comunes ¿cuáles podría destacar? Su inteligencia superior al promedio; la consagración al estudio; la firmeza de carácter; su magnífica capacidad de trabajo; el respeto al sentimiento popular; la honestidad en el ejercicio de la función pública; el acatamiento al régimen jurídico; y las alternativas fundadas en la legalidad.
En relación con las actividades sustantivas adelantadas, puedo privilegiar las siguientes: Elaboraron un programa o plataforma de gobierno definido; contaron con colaboradores consagrados y capaces; se acercaron a la realidad para conocer las condiciones sociales de la mayoría de la población; manejaron los medios y espacios de comunicación en forma efectiva; y vivieron una vida personal disciplinada.
Desde el punto de vista psicosocial ¿qué denominadores comunes puedo resaltar? Tuvieron propósitos claros y definidos y perseveraron en su cumplimiento. Frente a las injusticias estructurales, adoptaron ideas, actitudes y valores que propugnaban por el cambio; y supieron trabajar en equipo. Complementariamente, en distintas etapas de su desarrollo y en aras de recuperar su aptitud plena, realizaron prudentes recesos en su actividad. También, llevaron a la práctica el principio de mente sana en cuerpo sano.
Me inclino a pensar que de la relectura de la vida y obra de estos siete grandes líderes colombianos, se podrán encontrar argumentos adecuados para replantear el trabajo político en la Colombia de nuestros días, tan necesitada de nuevos liderazgos que inspiren credibilidad, eticidad, responsabilidad, solidaridad y esperanza en el futuro democrático de nuestra Nación. Lo que está claro es que la mayoría de la población –en capacidad de votar- está ahíta de la politiquería, impreparación y la corrupción de gran parte de los políticos tradicionales.
Así mismo, como nos lo ha enseñado la historia, este momento (2021) es propicio para el surgimiento de nuevos teóricos sociales, cientistas políticos, constitucionalistas y estadistas que, con visión interdisciplinaria, formulen alternativas creativas y viables para desarrollar y profundizar los preceptos de la democracia participativa y del desarrollo sostenible, consagrados en la Constitución de 1991.
Referencia
1 Nótese que, en el intervalo 1970-2021, existen serios reparos al respecto, excepto en el período 1986-90.
Bibliografía mínima inicial
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