Publicidad

Construir democracia

Reflexiones político-jurídicas (V)

Hernando Roa Suárez
06 de octubre de 2021 - 05:00 a. m.

“Necesitamos una Colombia nueva, una joven Colombia, y para ello tenemos que empezar por romper las maniotas del pasado”. Rafael Uribe Uribe

Dando continuidad a esta serie, presentaré de manera condensada ejemplos de estadistas para la juventud contemporánea. A lo largo de mi experiencia académica e investigativa ha sido muy frecuente, en las aulas o eventos de pre y postgrado, el cuestionamiento a la falta de presencia de líderes políticos que merezcan el título de estadistas. La selección que he preparado indica que, en el siglo XX, Colombia sí tuvo líderes políticos éticos y estadistas que bien vale la pena estudiar e investigar.

Bajo la hipótesis de que el desarrollo y concreción de la Constitución vigente requerirán de nuevos liderazgos para los próximos decenios, el siguiente análisis de caso quiere presentar, especialmente a nuestra juventud, rasgos fundamentales de la vida y obra de un político cuya estructura de personalidad -dedicación al estudio y consagración a la causa libertaria; auténtica solidaridad con los desposeídos como resultado de su fundamentado humanismo; compromiso con un sano sentido de patria; equilibrio y conciencia crítica en el análisis de las relaciones internacionales; adecuado conocimiento de las complejas situaciones y culturas y subculturas nacionales; y capacidad para proyectar cambios en la sociedad colombiana- lo constituyen quizás en un arquetipo de líder político para el siglo XXI.

Estamos invitados a recuperar la posibilidad de no ser gobernados por politiqueros sin preparación, deshonestos y buscadores de poder que le han hecho un gran daño a la democracia colombiana. Afiancemos, entonces, nuestro compromiso con el próximo proceso electoral colombiano y busquemos ser gobernados, a partir de 2022, por un estadista que tenga visión de futuro y compromiso por los profundos valores éticos.

Me inclino a pensar que del conocimiento de los cinco líderes que voy a presentar y del estudio del gobierno de Carlos Lleras Restrepo, podemos extraer fecundas y viables enseñanzas para nuestros días. Rafael Uribe Uribe, Darío Echandía Olaya, Jorge Eliécer Gaitán Ayala y Luis Carlos Galán Sarmiento integran un conjunto de líderes políticos excepcionales, cuyas vidas y principios se colocan como paradigma del pensamiento liberal, progresista y socialdemócrata colombiano del siglo XX. Veamos.

§ Rafael Uribe Uribe. Fue pensador, periodista, guerrero, caudillo, parlamentario, humanista e internacionalista. He aquí una de las más importantes y polifacéticas personalidades colombianas de los siglos XIX y XX. Hombre de recios ideales, consagró su existencia al servicio de los intereses nacionales y del partido liberal desde la cátedra, la contienda militar, el periodismo, el Congreso y el servicio exterior. De la lectura de sus obras puede inferirse su profundo sentido de patria y la congruencia con sus ideas progresistas libertarias.

Vista en perspectiva, su vida y obra es un ejemplo de autodisciplina, consagración y estudio dedicados a los intereses colombianos. Su conocimiento de la realidad nacional le permitió proponer soluciones articuladas a los problemas de injusticia estructural. A partir de su iniciación en las contiendas civiles y en su contacto con las labores periodísticas y académicas, va labrando su existencia y compromiso político, con el liberalismo y con el país, en forma ascendente y cada vez más radical, profunda y medida. Detengámonos ahora cuidadosamente, en reflexionar a propósito de extractos de su pensamiento.

§ Algunos extractos de sus escritos:

Los problemas nacionales (1910). “Los que declaran “no meterse en política”, y lo practican, tienen razón, en parte, y constituyen una seria reserva nacional, para cuando esa política cambie de objeto y procedimientos; pero esto no los exime de cumplir con los deberes de la ciudadanía, ni obsta para que el ausentismo de los patriotas, de los laboriosos, de los prudentes y de los experimentados deje de ser el principal factor de esa perversión política de que se quejan.

El ideal nuevo es este: Organizar la democracia, haciendo de ella una realidad y no una palabra, y, para esto, abrir a todos los accesos a la vida espiritual, llevar a todos a la conciencia, y hallar una forma de civilización en que todos colaboren y en que todos participen [sic.]. Allí está el específico contra nuestro atraso y nuestra miseria, y los que tengan el corazón bien puesto no podrán negarse a esa obra de redención social. Cosa ninguna puede intentarse con buen éxito si no es apoyándose en una fuerza verdaderamente nacional, expresión de la opinión libre y consciente”.

La oración por la igualdad (1898). “Se trata de redimir la reputación tradicional del país y su índole política de una mancha que deshonra por igual, hace ya trece años, a los opresores y a los oprimidos; se trata de reconstruir la sociedad colombiana sobre sus antiguas bases, enaltecer al pueblo y al gobierno, dignificar el ejercicio de la autoridad y la obediencia de los ciudadanos, y aumentar la aureola de gloria y de grandeza del nombre colombiano; se trata realmente de abrir la era de la paz voluntaria y de cerrar la del rencor, las animosidades y la discordia; se trata de que acaben los agravios y el odio y de que haya otra vez familia colombiana, donde reinen el amor y la armonía.

Notas sobre el alma nacional (1898). “El oro ha sido rey. El dinero es quien ha dicho la primera y la última palabra en este triste período, el que le ha cerrado el camino a las ideas, el que ha transformado en lacayos a personajes reputados antes como republicanos austeros, el que ha dado cuenta de todas las resistencias y pudores de las almas. Hace tiempo que nadie se honra con la pobreza, ni comprende que se la llamara dádiva santa desagradecida; todos la consideran hoy como signo de incapacidad y cosa de dar vergüenza”.

La separación de Panamá (Obras selectas. Tomo II. 1979). “La verdadera explicación de la conducta del gobierno americano está en la deformación o bastardeamiento de la doctrina Monroe, en el sentido imperialista. De simple sistema de defensa contra la colonización europea, la doctrina está hoy convertida en instrumento de influencia política preponderante y de protectorado general sobre las repúblicas hispanoamericanas. Toda la culpa de Colombia consiste en haberse resistido a aceptar la parte de tutela que le correspondía. Pero después de lo ocurrido en Panamá, no se sabe cómo puedan seguir los Estados Unidos presentándose ante Europa como amparadores sinceros de las naciones latinas de América por el interés de ellas. Habrá fundamento para pensar que si en nombre de la doctrina Monroe se aleja a Europa del nuevo mundo, es a la manera con que apartan competidores los empresarios de los trusts yanquis para poder marchar más libremente al monopolio y la absorción”.

§ Quien se acerque a estudiar sistemáticamente la vida y obra de Rafael Uribe Uribe, podrá comprender que amaba el trabajo intelectual y político, y le fastidiaba la mediocridad. Conocedor del proceso histórico de la Nación, se propuso intencionalmente ser experto en el manejo de la compleja problemática nacional de su tiempo. Su vida se me presenta como un testimonio de valor civil, conciencia crítica y autenticidad. Y este prototipo de ser humano, es el que necesita nuestro país, aún ciento siete años después de su muerte. Sí: Uribe Uribe sirvió a la patria y al partido liberal, con sentido de grandeza, como pocos colombianos lo han hecho a lo largo de su historia.

Con su asesinato, la República y el Partido Liberal se privaron de una inteligencia superior; un tribuno extraordinario; parlamentario consagrado, internacionalista agudo y eficaz; servidor público ejemplar; líder político con profundo sentido de la justicia social y entrañable amor a Colombia. Con precisión escribió Alberto Lleras: “Uribe Uribe se muestra en la historia de Colombia como el más intelectual de los caudillos y el más caudillo de los intelectuales”(1).

roasuarez@yahoo.com

Referencias

1. Amplíese con el texto del autor: El liderazgo político. Análisis de casos. (2018). 5ta Edición. Prólogo Fernando Carrillo Flórez. Procuraduría General de la Nación, Academia Colombiana de Jurisprudencia y otros. Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá, pp. 127-153.

Bibliografía inicial

CABALLERO, Lucas (1980). Memoria de la guerra de los mil días. Biblioteca básica colombiana. Colcultura. Bogotá.

GALVIS SALAZAR, Fernando (1962). Rafael Uribe Uribe. Imprenta Departamental. Medellín.

LLERAS, Alberto (1987). Uribe Uribe. Obras selectas. Biblioteca de la Presidencia de la República. Tomo IV. Bogotá.

ROA SUÁREZ, Hernando (1992). La nueva Constitución, Uribe Uribe y los futuros liderazgos. Revista Politeia. No. 8. Universidad Nacional. Bogotá.

TIRADO MEJÍA, Alvaro (1979). Colombia en la repartición imperialista. (1870-1914). Hombre nuevo. Medellín.

URIBE URIBE, Rafael. (1979). Obras selectas. Cámara de Representantes. 2 Tomos. Jorge Mario Eastman. Compilador. Bogotá.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar