En una de mis recientes visitas a la biblioteca Luis Ángel Arango, me topé, en la librería Siglo del Hombre Editores, con la última obra de Gabriel García Márquez.
Ella recoge sesenta y tres años del trasegar de nuestro Nobel por el mundo de la literatura, el periodismo y la política. Son veintidós discursos significativos; cada uno con su propio contexto, que han sido cuidadosamente editados por Ramdom House Mondadori e impresos en Colombia por Cargraphics.
Los textos recopilados permiten ver, con claridad, su paulatina evolución y enriquecimiento literario, el ejercicio de su vocación como periodista y cronista, su preocupación por la problemática ecológica, sus análisis de procesos políticos y desigualdades estructurales, su interés por el tema del poder y quienes lo ejercen, sus planteamientos sobre contradicciones y desafíos colombianos y, por supuesto, el cultivo delicado del afecto, respeto y admiración por sus maestros, amigos y colegas escritores. En fin…quien lea y relea el texto, podrá desentrañar y disfrutar el humanismo que vertebra el conjunto de la obra.
Cúanto esfuerzo, lecturas, relecturas, decantaciones, correcciones, limitaciones, trabajo creativo y … éxitos. Aquí están recogidos para ofrecerle al lector unas horas de placer, disfrutar el empleo adecuado de nuestro idioma y la evolución de una vida que bien ha valido la pena para la historia de América Latina, de nuestro país y de la literatura universal.
Y desde ésta columna, una sugerencia para las Facultades de Periodismo y Comunicación Social, y/o para Gerald Martin: ¿Valdría la pena realizar una tesis de grado en maestría y/o elaborar un capítulo, que está pendiente, sobre los contextos en que fueron escritos esos discursos? En búsqueda de respuesta, me permito ilustrar solo un ejemplo. Si tomamos el discurso pronunciado en el Aula Máxima de la Escuela José María Córdoba, dentro de la Cátedra de Colombia en 1.996, preguntémonos: ¿Cómo fue posible comprometer a Gabo para intervenir? ¿quiénes hicieron la gestión? ¿quiénes fueron invitados? ¿cómo fue recibido el discurso? ¿cuáles fueron las preguntas básicas formuladas por el auditorio y cómo se respondieron? ¿qué sostuvo el expositor sobre la pregunta de un ex general, vinculada a la posible renuncia del presidente Samper? ¿cómo fueron atendidas las solicitudes de autógrafos, por parte de las esposas de nuestra alta oficialidad? ¿qué consignó García Márquez en el Libro de Visitantes Ilustres de la Institución? ¿cómo reseñaron el acontecimiento los medios de comunicación mundiales y nacionales que asistieron? ¿cúal fue la calidad del aplauso expresado por los participantes y por qué?
¿Facilitaría conocer el proceso de pensamiento, escritura, compromisos y el surgimiento de García Márquez como Nobel, si respondemos a preguntas similares sobre la recopilación que se nos acaba de entregar? ¿cuán útil puede ser, para aprender a amar nuestra lengua y conocer aspectos histórico-políticos relevantes, la realización de estos ejercicios?
Me inclino a pensar que la obra publicada es un acierto; se deja leer de un tirón y facilita el acercamiento al deleite de nuestro idioma.
En una de mis recientes visitas a la biblioteca Luis Ángel Arango, me topé, en la librería Siglo del Hombre Editores, con la última obra de Gabriel García Márquez.
Ella recoge sesenta y tres años del trasegar de nuestro Nobel por el mundo de la literatura, el periodismo y la política. Son veintidós discursos significativos; cada uno con su propio contexto, que han sido cuidadosamente editados por Ramdom House Mondadori e impresos en Colombia por Cargraphics.
Los textos recopilados permiten ver, con claridad, su paulatina evolución y enriquecimiento literario, el ejercicio de su vocación como periodista y cronista, su preocupación por la problemática ecológica, sus análisis de procesos políticos y desigualdades estructurales, su interés por el tema del poder y quienes lo ejercen, sus planteamientos sobre contradicciones y desafíos colombianos y, por supuesto, el cultivo delicado del afecto, respeto y admiración por sus maestros, amigos y colegas escritores. En fin…quien lea y relea el texto, podrá desentrañar y disfrutar el humanismo que vertebra el conjunto de la obra.
Cúanto esfuerzo, lecturas, relecturas, decantaciones, correcciones, limitaciones, trabajo creativo y … éxitos. Aquí están recogidos para ofrecerle al lector unas horas de placer, disfrutar el empleo adecuado de nuestro idioma y la evolución de una vida que bien ha valido la pena para la historia de América Latina, de nuestro país y de la literatura universal.
Y desde ésta columna, una sugerencia para las Facultades de Periodismo y Comunicación Social, y/o para Gerald Martin: ¿Valdría la pena realizar una tesis de grado en maestría y/o elaborar un capítulo, que está pendiente, sobre los contextos en que fueron escritos esos discursos? En búsqueda de respuesta, me permito ilustrar solo un ejemplo. Si tomamos el discurso pronunciado en el Aula Máxima de la Escuela José María Córdoba, dentro de la Cátedra de Colombia en 1.996, preguntémonos: ¿Cómo fue posible comprometer a Gabo para intervenir? ¿quiénes hicieron la gestión? ¿quiénes fueron invitados? ¿cómo fue recibido el discurso? ¿cuáles fueron las preguntas básicas formuladas por el auditorio y cómo se respondieron? ¿qué sostuvo el expositor sobre la pregunta de un ex general, vinculada a la posible renuncia del presidente Samper? ¿cómo fueron atendidas las solicitudes de autógrafos, por parte de las esposas de nuestra alta oficialidad? ¿qué consignó García Márquez en el Libro de Visitantes Ilustres de la Institución? ¿cómo reseñaron el acontecimiento los medios de comunicación mundiales y nacionales que asistieron? ¿cúal fue la calidad del aplauso expresado por los participantes y por qué?
¿Facilitaría conocer el proceso de pensamiento, escritura, compromisos y el surgimiento de García Márquez como Nobel, si respondemos a preguntas similares sobre la recopilación que se nos acaba de entregar? ¿cuán útil puede ser, para aprender a amar nuestra lengua y conocer aspectos histórico-políticos relevantes, la realización de estos ejercicios?
Me inclino a pensar que la obra publicada es un acierto; se deja leer de un tirón y facilita el acercamiento al deleite de nuestro idioma.