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La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano ha mejorado el foco y la nitidez con los que proyecta en la memoria la historia del cine realizado en este país. Publicaciones periódicas de cine y video en Colombia 1908-2007, es un registro de los primeros cien años que han visto de qué manera se analiza el repertorio de las imágenes en movimiento.
Cinematógrafo, publicada el 17 de septiembre de 1908 en Bogotá, es una revista que anunció la actitud que se tendría en el futuro para cubrir el espectáculo de la pantalla en Colombia: en sus páginas se alternan arte, sociedad y política como aspectos que anticiparon el registro frívolo, nacionalista o pomposo de un país desconcertante. El ejemplo se prolongaría en la década de 1910 con El Olympia, en la que se publicaban “variedades, servicios sociales, modas y pasatiempos”.
La geografía representada en este libro describe las distintas sensaciones que causaba el hecho de pertenecer a la civilización gracias al cine; por explicar de qué se trataba el fenómeno con el que se empezaron a moldear las diversiones parroquiales a partir de su llegada a Colombia en 1897; cómo se intentó una cátedra sencilla de “cultura” con distintas estrategias para seducir al público —especialmente al femenino— en la sección “Cinegramas” de la revista Cineco, publicada en Bucaramanga en 1933, se ofrecía, “ ‘exclusivamente para las damas’, la posibilidad de dirigir una breve correspondencia a las estrellas masculinas que estaban de moda”. En otras palabras: sexo por carta.
El interés creciente por comprendernos a través de las películas locales se manifiesta en revistas como Cine Sí, dirigida por el mítico Ugo Barti en 1968; Cuadro (1970); Ojo al cine, Primer plano (1972); Cuadernos de cine (1975), Cámara libre (1977), o la combativa e infatigable Ukamau (1978).
La generosidad del libro reúne a las revistas más ambiciosas publicadas por cinéfilos sin pausa como Augusto Bernal Jiménez —editor de Arcadia va al cine (1982-1988)— o Paul Bardwell— al frente de Kinetoscopio desde 1990 y hasta el 2004, con boletines de cine club, historietas cinematográficas para hojear y no para leer o revistas que parecían de orientación cristiana: salían al mercado y se terminaban cada vez que Dios quería.
Evocar los contenidos de las publicaciones catalogadas y recordar el esfuerzo por escribir acerca del cine como testimonio de una comunidad, hacen de este libro un repaso a la memoria y a su legado, rescatados por la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano y por sus colaboradores, semejantes a hormigas laboriosas que trabajan con la historia nacional.
