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Bruce: dinero para la vida

Humberto de la Calle

19 de diciembre de 2020 - 10:00 p. m.

Bruce Mac Master es un tipo chévere. Ha desempeñado con decoro su papel de líder empresarial. Es constructivo. Es, también, una buena persona. Es natural, dada su formación, que los ingredientes económicos ocupen un lugar privilegiado en su quehacer. Pero hace poco publicó un tuit verdaderamente lamentable: “Hay personas que siempre han vivido de ser funcionarios públicos, burócratas internacionales y académicos que no se han dado cuenta todavía que (sic) sus sueldos siempre los pagaron los recursos que generan los colombianos productivos y las empresas que crearon las oportunidades”.

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Dejemos de lado el aire burlón. Aceptemos que hay demasiados burócratas, funcionarios poco útiles y académicos equivocados. Y tratemos de entender que la economía se mete en todo. También admitamos que la empresa es el principal motor del desarrollo en una economía abierta.

El problema no es, pues, Bruce. Es más bien el elenco de bruces que dirigen un mundo desde la sola óptica de la economía. Justamente, una de las enfermedades actuales es la visión exclusivamente economicista. No es que uno pueda olvidarse de la economía. Pero si el prisma con el que se mira la existencia tiene su foco puesto únicamente el P y G, entonces nuestra presencia en el mundo se convierte en una vida empequeñecida que termina matando el espíritu. Es al revés, querido Bruce. Si la evaluación de la Academia griega se hubiese hecho solo en términos de productividad material, la filosofía occidental hubiese sido un aborto. No creo que la declaración de renta de Jesucristo o de Francisco de Asís sea la nota relevante de su ministerio. La importancia de la economía no es endógena. El balance de cierre no es un fin en sí mismo. Por el contrario, su esencia se vierte hacia afuera. La economía cuenta y mucho, pero como vehículo para producir academia, literatura, pensamiento crítico. Bruce equivoca el camino cuando cree que el centro de gravedad es el sueldo de aquellos que tienen otros horizontes mentales. Claro que el sueldo es esencial y sin estómago satisfecho no hay filosofía que valga. Pero la vida sería demasiado sombría si solo se juzgase en términos crematísticos. Y la economía habría fracasado si solo sirviese para generar un sueldo. Lo que realmente importa de la economía es el plus de ocio, de libertad, de desarrollo de la personalidad que permite llenar la existencia de otros contenidos. ¿Alguien más desgraciado que el Rico Mac Pato? El ricachón que solo subsiste para contar sus billetes a diario puede ser el ser más desdichado de la tierra.

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Pero hay algo más grave: esa visión economicista está matando también la política. Le recomiendo a Bruce y a todos los bruces que lean El pueblo sin atributos, de Wendy Brown. Si la democracia pierde sus valores cívicos, un enjambre económico concluye permeándolo todo, comenzando por el ser humano. Convertir lo político en algo estrictamente económico y solo económico, esto es, si el Estado es solo una empresa más, si el ser humano se mide solo por lo que produce y consume, entonces este pasaje terrenal es apenas una experiencia marchita y anodina.

Coda. El otro peligro del tuit es que la preservación del medio ambiente se puede convertir en algo subalterno del P y G.

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