Hay avisos en radio y televisión que generan inquietudes.
El Partido Liberal se viene apropiando como obra suya de la Constitución de 1991. Es indiscutible el papel de liderazgo supremo de César Gaviria. Pero las cuñas de televisión que acaparan para ese partido la Carta Política no solo traicionan la verdad histórica, sino que contradicen una de las cualidades que el propio liberalismo le ha atribuido inveteradamente a ese cuerpo normativo. En efecto, desde su origen, hemos pregonado que esa Constitución fue fruto de consensos memorables. Que, a diferencia de otras, no fue una “carta de batalla” como las anteriores....
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