En reciente intervención, el presidente Petro señaló que su Gobierno tenía un enemigo interno, que es “el acumulado de normas (…) para defender intereses particulares poderosos e impedir los cambios en favor de la gente”.
Mirada esta afirmación en su apariencia, parecería que únicamente describe un caso de justificada exasperación. Es simplemente un rechazo a nuestro fetichismo legal. Esa manía de creer que escribiendo preceptos en papel sellado se solucionan los problemas. En un sistema en que un enorme número de personas salen libres simplemente porque los abogados acuden a todo tipo de trucos para impedir la realización oportuna...
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