Ya sabemos que lo primero que hace el totalitarismo es destruir las palabras. Sin lenguaje, no hay pensamiento. Sin pensamiento, no hay pensamiento crítico.
Es ripio decir que vivimos en una explosión de ferocidad. Y que las redes han contribuido, porque el esfuerzo de síntesis convierte la idea en eslogan. Todo eslogan es grito de combate. Vivimos en un mundo subyugado por la dictadura de la síntesis. Tenemos lenguaje, vida, sentimientos, narrativas sometidas a la presión de la síntesis. Recordando viejas lecciones de química, no nos percatamos de que la síntesis es lo contrario del análisis. En vez de descomponer, la compulsión...
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